–¿Qué se supone que deberíamos hacer ahora?– pregunto Liam frustrado, ha pasado una semana desde el festival y quienes los contrataron no han dado señal alguna de vida según las palabras de Gabriel.
–No lo sé, intente llamarlos, pero no me contestan y las demás parejas no aparecen por ningún lado– dijo frustrado Gabriel –es una mierda esto, no entiendo como paso todo esto o peor aún que hacer con esas cosas– señalo la mochila llena de las cajas que habían robado.
El día era tranquilo, se habían reunido en un lugar despejado alejado del alboroto de la ciudad solo estaban los dos, discutiendo que hacer con el contenido de la mochila, las cajas no emitían sonido alguno aun después de agitarlas parecían vacías.
–Creo que deberíamos enterrarlas y olvidarnos de ellas, algo aquí no cuadra, mucho menos que esos tipos desaparecieran así de la nada, además ni sabemos que contiene estas cajas– Liam sonaba preocupado.
–¿Todavía no las has abierto?– se acercó Gabriel con una mirada curiosa, ambos acordaron no abrir ninguna de las cajas después de lo que Liam le había contado, era preferible no meterse con su contenido.
–No, ni loco lo abriría después de ver lo que vi en ese lugar–
–Bueno, pero debemos ver que tenemos en nuestras manos– Gabriel se acercó a la mochila sin quitarle la mirada –si sabemos lo que contienen podría venderlas a otro comprador, tengo unos contactos que dependiendo de lo que haya ahí dentro podrían pagarnos algo porque estos tipos no creo que aparezcan– Gabriel rozaba con sus dedos el cierre de la mochila.
–Hazlo entonces, ábrela– Liam saco una de las cosas de dentro de la mochila, colocándola en las manos de Gabriel.
Gabriel se acercó cauteloso la caja no tenía nada en especial solo era una caja negra metálica, no había seguros, ni botones para ingresar una contraseña solo una línea que cortaba en dos la caja separando la tapa de la caja.
El espacio entre ambos aumentaba, Gabriel levantó la tapa lentamente esperando que nada saliera mal, cuando se abrió por completo solo encontraron una jeringuilla cuyo barril era cristal mientras el resto del mismo como el soporte, el pivote, el pabellón y las demás partes eran de una especie de metal nativo o esa era la impresión que daban, un metal áspero como la piedra de color negruzco cubierto de varios trazos que formaban símbolos sin significado aparente, media aproximadamente unos 13 centímetros de largo y de unos 3 centímetros de diámetro, sellada herméticamente y con un líquido en el interior del barril de color lapislázuli eso era todo.
–¿Un cóctel?– dijo Gabriel mirándola de cabo a rabo.
–¿Cómo eso va a ser un cóctel?– pregunto confundido Liam.
–Cuando tú te escabullías yo armé un show para distraerlos, en eso pude ver las bebidas y cócteles que servían en especial un par que la mesera traía sobre una bandeja una de las bebidas tenía el mismo color– señalo el barril.
–No creo hayamos pasado toda una travesía por simples cócteles, esto es diferente por ejemplo este tiene un número de serie como las que vi sobre la mesa con un número diferente L#18 es muy extraño–
–Sea como sea, mientras no sepamos que es lo que contienen no puedo venderlas, pero si son simples cócteles no habrá ningún problema–
–Y ¿Si no lo son?–
–Podría hacerlas pasar como endulzante natural, solo sé que debo ganar algo, no es posible que haya arriesgado el pellejo por nada–