Liam prefería mil veces guardarse sus problemas para sí mismo, no quería involucrar a nadie, después de todo lo que estaba sucediendo fue por su propia decisión, debía seguir las instrucciones de Pitonisa, aunque estas acabarían con esta última acción.
–Envía a tu familia conmigo, lo que se avecina es algo muy duro de llevar y si todo sale bien podrás volverlos con ellos. Mi niño– suspiro Pitonisa pasando sus delicados dedos por el mentón de Liam –¿En qué te has metido?–
Liam tomo vuelta a su carrera internándose en los callejones, a veces tomando el camino largo por algunos techos casi destrozados y edificios antiguos, debía regresar pronto a casa.
–¡Bruto! ¡Bruto! ¡Bruto!– grito Danna mientras limpiaba la herida causada por Liam en su brazo la conexión se había cortado ese preciso instante mientras la herida nacía en su piel ‘¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?’ se preguntó mientras buscaba algo de alcohol o desinfectante en el botiquín encima del lavamanos del baño, la herida no era profunda a duras penas cortaba la suficiente para separar la piel en dos.
A pesar de ello Danna seguía sintiendo preocupación y tristeza que le apretaban el corazón como si una mano helada la hubiera atrapado y ahora la asfixiaba lentamente en un apretón que no cedía.
El corte dolía, pero no más que los sentimientos que recorrían su cuerpo, era una ola que chocaba directamente con su ser empujándola a sentir lo mismo.
–Eres un tonto– susurro en voz baja mientras cubría el corte con un curita, las runas no habían desaparecido ni disminuido en su intensidad, se habían marcado en su piel como una quemadura de sol volviendo morena los trazos que los dibujaban.
Danna se acostó boca abajo sobre su cama estaba algo cansada a pesar de que aquel día lo había pasado en casa, aunque su cuerpo no pensaba lo mismo se sentía pesada y agotada como si hubiera usado cada músculo de su cuerpo para cargar un gran peso ‘¿Qué tienes?’ se musitó para sí misma en un intento de que Liam la escuchara, pero no obtuvo respuesta alguna solo las emociones y sensaciones que se transmitían como antes.
Liam tropezó con el bordillo de una vereda lo que provocó que cayera de frente, una vez en el suelo intento levantarse, pero su cuerpo le pesaba las piernas le temblaban y su respiración se agitaba.
–¿Y esto?– se dijo mientras miraba su mano que temblaba del cansancio, miro su brazo izquierdo las runas seguían marcadas en su piel con trazos marrones bronceados por el sol, la herida seguía viva provocando que sangrara, pero nada grave.
–Debo seguir…– planto las dos piernas con fuerza en el piso no entendía lo que pasaba, pero no lo detendría, debía proteger a su familia –un–poco–más– dijo tratando de animarse, el cuerpo le pesaba como si hubieran consumido la mayor parte de su energía.
–¡Vamos!– grito, cuando noto que de sus ojos se desbordaban lágrimas que cayeron sobre el dorso de sus manos. –¡Vamos!– se dijo ignorando el miedo de su interior.
Liam no aguanto su propio peso lo que provocó que cayera boca abajo apenas salvado por sus manos que había usado para levantarse del piso mientras sus piernas seguían débiles y temblorosas.
–Tengo que protegerlos– dijo entre lágrimas –es mi culpa, todo esto es mi culpa– las lágrimas nublaban su vista –Ayúdame Danna– dijo entre sollozas palabras.
‘Ayúdame Danna’ se escuchó como un eco a lo lejos. Danna abrió los ojos se quedaba dormida sin darse cuenta, levanto la mirada buscando de donde provenía la voz de Liam, la reconocía a pesar de que sonara como un susurro arrastrado por el viento poco después noto que algo descendía por su mejilla desbordándose una tras de otra, un par de lágrimas que no eran suyas.
–Liam– suspiro mientras limpiaba sus mejillas.