Las luces parpadeaban sin ritmo alguno la oscuridad podía ser eterna o la luz vencerla de una vez por todas, había un olor a humedad en el ambiente, un goteo constante y el silencio que acompañaba al lugar.
–S… s… si ya lo tengo– se escuchaba el tartamudeo de una voz masculina –s… s… si también tengo la caja aquí en mis manos lo tengo no se preocupe– aquella voz sonaba desesperada tropezando con cada letra –en este instante voy, no… no está abierta se encuentra completamente sellada– Liam recobraba lentamente el conocimiento –¿El chico? No lo encontré solo encontré la caja en el lugar que me indicaron– Liam estaba sentado con las manos esposadas en su espalda tras el respaldo de una silla metálica incluso sus piernas estaban encadenadas a las patas –sí señor en este momento voy gracias en serio muchas gracias– a continuación, se escuchó el clic de algo cerrándose sobre sí mismo que debió ser el teléfono por el que aquel hombre había tenido la conversación
–¡Eh! Tú– dijo aquella voz intranquila acercándose a Liam –despierta de una vez– exigió.
Liam tenía la vista borrosa el golpe le había dado de lleno en la sien, un poco más a la izquierda y hubiera perdido el ojo.
–¿Dónde está el resto de lo que robaron?– dijo aquel hombre acercándose al notar que la cabeza de Liam trataba de erguirse –¿Dónde está el resto de las cajas?–
–¿Cajas?– dijo Liam todavía aturdido, la cabeza le palpitaba y un sabor metálico le recorrió los labios, su propia sangre que debió descender y fluir sin mesura.
–Sí las cajas que debían robar para mí– sonaba desesperado.
–No tengo nada tuyo– Liam seguía perdido, mientras el mundo a su alrededor tomaba forma poco a poco.
–Mira maldito niño, no estoy para juegos– Zagan enfurecía lanzando lo que parecía ser agua al rostro de Liam –ustedes y esa maldita mujer me lo quitaron todo ¡Todo! –recalco –Yo era el dueño de esta ciudad y esa maldita noche llegan ellos sabiéndolo todo de mí toda mi vida, vacían mi cuenta, matan a la mayoría de mi gente y ahora tengo que recuperar esta estúpida caja para recuperar todo lo que me quitaron–
–¿Ellos?– pregunto Liam levantando la mirada, frente a él, un hombre completamente diferente del que había conocido la noche del festival ahora se mostraba un hombre con el cuerpo voluminoso que apenas entraba en el traje de aspecto demacrado con las cuencas de sus ojos hundidos como un esqueleto su traje tenía varios huecos causados por el desgaste de contener tal cuerpo excesivo acompañado de varios cortes por todas partes.
–¿Qué quiénes son ellos?– expresó sarcástico –¿Acaso eres un estúpido? ¡Ellos lo son todo! Fui un estúpido al pensar que podía luchar contra ellos y ahora no tengo nada ni siquiera quienes me conocen saben quién soy, no hay nada de mí es como si no existiera– sonaba a un paso de la paranoia.
–¿Dónde está Gabriel?– dijo Liam calmándose analizando la situación, aterrizando en la realidad.
–Es posible que ellos lo tengan, pero a estas alturas es posible que este muerto– le temblaban las manos como si la idea de pasar por lo mismo le perturbara.
–¿Quiénes son ellos?–.
–No importa quienes sean a estas alturas ni tú estarás para saberlo, lo único que importa son las cosas que robaron y esta cajita– levanto hacia las luces como si entre sus manos cargara un tesoro. –solo tienes hasta cinco para decirme donde está lo demás– la actitud de Zagan cambio repentinamente.
–No sé dónde está lo demás– dijo Liam reconsiderando su respuesta.
–Bla, bla, bla ¡Mientes! Dime donde están las demás cosas– Desenfundo un revolver de alguna parte de su cintura, apuntando a la frente de Liam.
–¡N…!–
¡CLIC! Se sonó como un chasquido, sin darle tiempo a responder.
–Primera y única advertencia, hay una bala en el tambor– levanto el revolver con el tambor por fuera –o sales con vida o mueres aquí– continuó, sonaba trastornado hasta la médula –Ya no tengo nada– las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos –fui a tu casa y no había nadie, metió el tambor dentro del revolver apuntando de nuevo a la frente de Liam ¡CLIC! Se escuchó otro chasquido vacío –todos los que me servían han desaparecido después esta sensación de vacío que ni la comida y ni el agua pueden llenar. La ira, la frustración de perder mi imperio ¡Sabes a cuanta gente tuve que matar!–
Liam temblaba levemente Zagan estaba loco, jugaba a la ruleta rusa sin importarle que ahora tuviera lo que buscaba, debía de escapar de ahí a como dé lugar, no había nada a su alrededor que lo ayudara, estaba encerrado una mesa central y él rodeado de 4 paredes 3 de ellas de concreto y una con una especie de ventanal por donde apenas se podía vislumbrar algo cuando la luz ganaba intensidad.
–¡Tienes lo que buscabas! Puedes devolverle eso–
¡CLIC! Se volvió a escuchar mientras el arma apuntaba ahora a su pecho. ¡CLIC! Se volvió a escuchar sin detonación alguna.
–Parece que estamos de suerte– sonrió Zagan desquiciado colocándose el cañón del revolver dentro de la boca. ¡CLIC! Se escuchó jalando el gatillo.
Las posibilidades de escapar se agotaban el siguiente chasquido sería el último, Liam necesitaba despistarlo de alguna manera o si no sería su fin.