Danna sentía lo que parecían ser unas garras enormes que le rodeaban en la cintura para después arrastrarla a la oscuridad de la bodega después de eso todo fue oscuridad.
–¡Están debajo del piso! Esas son las ventajas de las bodegas, tienen escotillas en el piso para las tuberías y la red eléctrica– susurró Danna al unísono junto a la voz de Liam.
–Llévenla a la sala de interrogación y cerquen la bodega los hemos encontrado– escuchó de alguien alado de ella.
Su cuerpo permanecía en un estado de entre la realidad y los sueños todo a su alrededor parecía cambiante apenas podía levantar los parpados lo que le hayan hecho la volvía débil, sentía como era arrastrada cargada por los hombros, el suelo bajo sus pies era de azulejos blancos que pasaban uno tras de otro o esa era la perspectiva desde su punto de vista siendo ella la que se movía y no el piso, de repente de lo que parecía un parpadeo todo cambio drásticamente vio un pantalón jeans uno que no reconocía como suyos, los ojos apenas se movieron lo suficiente para ver un piso de cemento mugriento, lleno de colillas de cigarrillos, azulejos sueltas y mucha suciedad, bañados apenas por una tenue luz.
Poco después en lo que parecía un último parpadeo se vio así misma sentada en una habitación blanca con una mesa metálica en mitad de la misma, vio sus piernas con el pantalón que llevaba puesta y sus manos sobre el regazo de sus piernas.
–¡Danna despierta!– logro escuchar de algún lugar a su alrededor, una voz familiar.
–¿Qué hacías ahí? ¿Por qué lo hiciste?– escucho con claridad, esta vez reconoció la voz de Liam.
–Porque eres un tonto que no sabe pedir ayuda– susurró Danna enojada por el mal agradecido de Liam.
–¡Danna despierta!– sonaba frustrado –Por favor ¡Tienes que despertar y salir de ahí!–
–¿Ahí? ¿Dónde estás?– musitó Danna recobrando poco a poco la conciencia.
Cuando logró mantenerse en sus cinco sentidos la habitación en la que se encontraba sentada brillaba demasiado por el matiz blanco de todo el lugar a excepción de un espejo en una de las paredes ‘un espejo unidireccional’ y una mesa metálica.
–Debes salir de ahí Danna– escucho la voz de Liam como si lo tuviera junto a ella sin lograr adivinar de donde venía exactamente.
–Liam ¿Dónde estás?– preguntó Danna mirando a su alrededor.
–¿Dónde estás tú?– La voz de Liam seguía siendo difícil de ubicar –Cierra los ojos Danna y céntrate en mi voz, no sé cuánto tiempo tenemos– cerro los ojos tratando de centrarse solo en ella.
–¿Qué es todo esto?– peguntó cerrando los ojos.
–Son mis errores y no quería involucrarte en ellos por eso te pedí que olvidaras esto de las almas gemelas, pero de alguna manera encontraste la bodega donde nos secuestraron, aunque no entiendo como sabías su dirección…–
Danna se sintió halagada de ser indirectamente llamada astuta.
–¿Por qué los hombres tienen que hacerlo todo complicado?–
–Porque cuidamos de aquello que apreciamos mucho–
–Eso no te da derecho a cortar la conexión de esa forma– recordó Danna el corte en su antebrazo –pudiste habérmelo dicho y lo hubiera entendido–
–¿Crees tú que lo hubieras entendido?– Liam quería recalcar la situación en la que se habían metido.
–Igual no es forma de romper con tu alma gemela– Hubo un silencio corto. –Quiero decir, que no es la manera de hacer las cosas por eso me preocupé por ti y fui a la bodega, pero algo…– Danna se detuvo al recordar el miedo provocado algo que no sabía describir.
Liam sintió un escalofrío que le recorría el cuerpo y se dispersaba como una corriente helada.
–Sé que tienes miedo y juro que te lo explicaré todo, pero lo que debes hacer ahora es irte de aquí, digo de ahí–
Danna levanto su rostro abriendo lentamente los ojos fijándolos en el espejo frente a ella.
–¡Eres un tonto!– susurró con un puchero.
–Lo soy sí, y por mis tonterías es que estoy aquí en este lugar que sepa Dios donde este y esperando a un tipo loco que descubrirá que en la bodega no hay…–
–Ninguna escotilla– murmuró Danna complementándolo.
–Esto de las almas gemelas da miedo que en vez de ser algo romántico– Liam levanto la mirada incrédula ante el murmuro de Danna.
Danna & Liam se veían frente a frente, de alguna forma la conexión de ambos era muy fuerte que podían ver a través de los ojos del otro, ambos se miraban mutuamente como si aquel cristal fuera una ventana que separaba dos habitaciones continuas muy diferentes.
Danna podía ver la habitación bañada por una luz cálida muy tenue en donde se encontraba Liam, tenía los brazos atrás de su espalda, era un lugar lúgubre lleno de suciedad y un millar de grafitis en todas sus paredes.
Liam en cambio veía una habitación blanca sin nada en su interior a excepción de una mesa metálica en frente de Danna hasta que sus ojos se posaron ella.
Sus respiraciones se sincronizaron en un unísono y palpitante ritmo, se reconocieron al instante, el chico que había salido de la nada chocando con medio mundo en el festival y la chica cuya libertad al bailar la volvían el ser más indomable.