Las casas abarrotadas, junto con las ventanas rotas, los llantos de los niños a la lejanía, vivía en una situación deplorable, pasando por encima de muchos unas cuantas veces solo por obtener algo para su diario.
La asquerosa sensación de esos hombres murmurándole cada que pasaba por el lugar, aquel toque delicado recorriendo su magullada piel, no se sentía orgullosa de hacer lo que hacía, todo era con tal de sobrevivir, nunca tuvo la oportunidad de conocer a su progenitora, su mínima luz de esperanza se había desvanecido cuando su padre murió, terminando en las garras de aquella horrible mujer.
Obligada a trabajar en un burdel de mala muerte, el olor a alcohol entrando en sus fosas nasales, los clientes pasados de copas intentando tocarla demás, menos mal que podía aprovecharse de ellos y sacar buenas propinas, ese era su diario.
Lo miro entrar por la puerta, con pasos seguros y autoritarios, no parecía importarle en el lugar que se encontraba, o las personas que estuvieran ahí, una rara sensación le recorrió al notar que aquel hombre se había sentado justo en su zona de mesas.
Se acercó atendiendo como lo haría con cualquier cliente, sin poder evitar fijarse en su ropa ostentosa, junto con aquellas joyas que poseía, mirada arrogante y expresión seria. “Se notaba la buena vida que tenía” Pensó ella.
Al pasar los meses aquel hombre seguía viniendo, sentándose en la misma mesa, luego de un rato entrando a la parte trasera del burdel y saliendo con normalidad, le perturbaba un poco tan solo pensar lo que él podría hacer con sus compañeras, así se ganaban la vida.
Se fijaba en aquel labial que una que otra ocasión quedaba pintado en los bordes de su camisa de botones. Una noche al salir se encontró de pie esperando a alguien, se sorprendió al saber que era ella.
Una propuesta tentadora, lo que ella siempre había deseado, lograr salir de el hoyo oscuro en el cual se encontraba metida, era una oportunidad, no tan grata como la esperaba, pero era un comienzo.
El hombre necesitaba a alguien que pasara desapercibido, ella era perfecta, aunque no le agradaba donde se estaba metiendo.
El era de lo más bajo y podrido que podría existir, con una apariencia sumamente encantadora, tan hipnotizante como una serpiente cubierta de oro fino y diamantes, accedió con tal de mejorar su vida, su trabajo era simple, se acercaba a las mujeres y se volvia su amiga, despues que le tuvieran confianza las llevaba a un lugar solo, para que luego llegaran esos hombres y las secuestraran.
No le importaba lo que hicieran con ellas, trata de blancas, o vender sus partes para algún loco caníbal que rondará por ahí, todo solo por sobrevivir, y él había sido su oportunidad.
Una que no podía rechazar.