Las clases aun que eran largas no resultaban aburridas, Geraldine había invitado a Ulises a comer con nosotras en el almuerzo y él había aceptado ya que obvio él si recordaba su época de mejor amigo con ella. Por otro lado cuando Pancho miró que estábamos comiendo juntos no dejaba de mirarnos enojado desde una de las mesas de la cafetería, aun que Geral le había dicho que no quería que estuviera cerca de nosotras hasta que supiera que era lo que quería, él parecía renuente a eso.
— ¿Ese que está sentado en la mesa de enfrente no es Francisco? —Preguntó Ulises mientras reíamos por cosas estúpidas.
—Sí, es él. — le aclara Geral y regresa la cara a su comida.
— ¿Por qué me está mirando tan feo? Tal vez está celoso porque estoy con ustedes dos.
—No, él no podría estar celoso ¡por qué se va a casar!— grito con el afán de que me escuche, y cuando lo hace deja de mirar a Ulises para mirarme lleno de rabia y claro que como yo soy muy paciente le respondo con una sonrisa forzada.
— ¿se va a casar? No me lo creo, es muy joven, bueno… ya es un adulto pero, aún es tiempo de estudiar y terminar su carrera. —Nos comenta comiendo.
—Se casara con una chica llamada Zoe Monroe…— le explica Geral y Ulises comienza a toser ahogándose por el agua.
— ¡¿Con Zoe Monroe?! ¿La Hitler Hilton? —pregunta emocionado.
— ¿La conoces? — le pregunto y él me mira.
—Su familia vivía en el barrio donde vivíamos antes, es conocida por lo racista que resultan ser ella y todos los de su familia, se sabe que su padre la presiona para ser la mujer perfecta, quiere que sea ella la que vuelva millonaria su familia, Zoe es fuerte y algunas personas cuentan rumores sobre que ella ya estafó a un millonario y que por ello su familia tiene mucho dinero, ya que antes no lo eran ni de chiste. No me crean pero… creo que Pancho es el siguiente en su lista.
—Mierda, esa perra… y se aprovecha de que Pancho es un amor con las personas, esa maldita sabe que él tiene corazón de gomita y con simple seducción lo tendrá en la palma de su mano. — gruñe Geraldine sin mirar a Pancho y yo suspiro cansada por el tema.
— ¡Bueno! Ahora que nos reencontramos, deberíamos ir al cine los tres, ¿Qué dicen? Yo las invito señoritas.
—Lina no puede. —dice tajante una cuarta voz y los tres giramos de tras de nosotros, me impacto al ver que Pancho nos mira serio. —Es que yo la había invitado desde ayer en la noche que estuvo en mi casa y aceptó, ¿verdad Lina? Como los viejos tiempos. —Me dice totalmente convencido, era más que obvio que yo no entendía nada de lo que estaba pasando, tampoco lograba comprender el por qué Pancho estaba diciendo esa mentira si ya sabía que estaba enojada por él, pero una fuerza extraña dentro de mí me obligó a hablar con pistola en mano.
—Sí, — respondo y Geraldine me mira frunciendo el ceño sin comprender ella tampoco. —Lo siento, ya había quedado con él desde ayer.
—De hecho nos tenemos que ir ya, así la dejaré en su casa más temprano, ya saben; tiene que empacar para el campamento Luciérnaga. —Les explica y con su comentario me obliga a ponerme de pie y tomar mi mochila, ¡era absolutamente nueva y extraña mi actitud! No sabía por qué estaba aceptando todo lo que él decía, al final lo amaba con mi vida, tampoco era que fuera a dejar que me besara de nuevo ¡no! Yo tan solo quería volver a recuperar a mi mejor amigo, si la bruja de Zoe se llevaba al amor de mi vida, yo simplemente quería a mi amigo.
—Sí, te veré mañana en el autobús Geral— le digo dándole un beso en la mejilla y cuando me dispongo a hacer lo mismo con Ulises, Pancho me jala de la mano y me arrastra a la salida lejos de la vista castigadora de Geraldine, a quien por cierto tendría que explicarle todo después, jamás me dejaría en paz. — ¿Cuál es el maldito problema ahora Pancho? En ningún momento quedamos con ir al cine. — le digo cansada por su jaloneo y me suelta a la mitad de la cancha solitaria de la Universidad.
—Tú prometiste que me ayudarías contándome sobre mi infancia, ¡Si te besé! Y ya pasó, no volverá a pasar, pero… eres la única que me conoce desde mis primeros días en la escuela, — me dice cansado por la situación, en verdad su voz suena triste. —Me casaré con Zoe en un mes, ya lo habíamos planeado así y así será, solo… quiero que me enseñes a ser tu antiguo mejor amigo, ¿es mucho pedir? —Cuando veo que él piensa exactamente como yo me relajo, es cierto… yo debía ayudarlo, tal vez hasta yo podría ayudarle para entrar en razón y que al final no se casara con la bruja. Sin que se lo espere lo abrazo rodeando su cintura y me quedo así.
—Eres un imbécil, lo peor de todo es que tú no vez lo que las demás personas te hacen y las sigues viendo como seres magníficos, cuando el magnífico eres tú. — él me abraza tambien por los hombros, besa mi frente y siento el cariño que me tiene, no me recuerda pero sé que en el fondo estoy ahí en su corazón, entre todas las arterias como colesterol.