Cuando te encuentre

Día de descanso

Me desperté como siempre, a las seis de la mañana, esta vez con la melodía Requiem de Mozart sonando por toda la casa. Sin embargo, todo había cambiado.

 

       El recuerdo del día anterior me invadía y destrozaba, no había cumplido el plan (hoy tampoco lo haría), me había herido y no podía dejar atrás las palabras de Antoine y los ojos de Bellamy… ¡Dios, esos ojos! Nunca antes había visto lo que vi en ellos y eso me despierta una curiosidad peligrosa.

 

       El día anterior estuvo lleno de novedades y eso me gusta tanto como el contacto con el resto de la población y la obligación de relacionarme.

 

       Continué el día como solía hacerlo, entrené, me aseé, desayuné a las nueve, todo igual… menos porque no estaba trabajando y no podía olvidar todo lo sucedido. Lo cierto es que decidí alargar el entrenamiento con la esperanza de despejarme, pero no sucedió.

 

       Después del desayuno me puse a estudiar italiano. El problema que tuve con esta decisión se encontraba en que, de repente, todos los ejercicios trataban de relaciones: relaciones que se rompen, amores no correspondidos, matrimonios de décadas, nuevos noviazgos… La verdad, no sabía si el universo se había confabulado contra mí o simplemente antes no me había dado cuenta de que estaban ahí. A pesar de que me molestaron bastante los hice, si me quedaba sin hacer nada en todo el día sería peor.

 

       Al terminas, me dispuse a acercarme a la farmacia del barrio a comprar un kit de curas básicas para encargarme yo misma de curarme los puntos. Tendría que ir al centro de salud en una semana sí o sí, pero haría todo lo necesario para no tener que repetir demasiado las revisiones y lo mejor era mantener el corte bien desinfectado. Cuando salí con mi kit en mano, recibí un whatsapp, me sorpredió bastante ya que solo tenía la aplicación por motivos de trabajo y ese era mi día libre.

 

      — ¡Eres toda una rompe corazones chérie! Hoy un tal Bellamy te mandó unas amapolas rojas muy bonitas. La nota decía que sentía haber provocado tanto lío y que estaría pendiente de ti— la que me enviaba el mensaje era Anaé—. Bueno, aquí te dejo una foto de cómo quedaron después de que nuestro pequeño Ton leyera la nota… Una pena, au revoir!

 

       El mensaje adjuntaba una foto de unas flores destrozadas en el contenedor de basura que usamos en cocina. La imagen hizo que me enfadara incluso más que el día anterior. Sin duda, Antoine no sería el mismo chico amable. No me parecía normal que se tomara las libertades de deshacerse de algo mío sin mi consentimiento.

 

       Por otro lado, me pareció entrañable el detalle de Bellamy, y eso no me gustaba. A pesar de todo, decidí no dejarme llevar por esa arpía rubia y mantener la mente fría. Mañana vería si Antoine tenía la cara tan dura como para no mencionar las flores.

 

 

       De nuevo en mi piso me propuse intentar olvidar todo con más fuerza. Puse la primera lista de reproducción que me recomendó Youtube y fue lo peor que pude hacer. Un montón de canciones emotivas invadieron la casa el resto del día y me fui temprano a la cama con una creciente sensación de tristeza que me invadía poco a poco. Entonces, recordé sus ojos azul grisáceos y me dormí.



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En el texto hay: peleas, guardianes, amorodio

Editado: 22.02.2018

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