Leyla 23:30
Aun no podía creer que Helen estaba muerta, después de tanto que habían vivido juntas y ahora simplemente dejó de existir. ¿Cómo fue posible? Helen, la chica que sonreía, aunque estuviera triste se había ido. Ella y Alison se miraron por encima del cuerpo inerte en la cama, ambas con los ojos hinchados por las lágrimas y conscientes de que pudieron hacer más por su amiga. Su primer instinto fue hablarle a la policía, pero no tenían señal y salir no era una buena idea.
-Era mi mejor amiga. -Sollozó Alison, acomodando sus lindos cabellos detrás de la oreja. - No puedo creer que alguien le haría daño.
-Quizás fue alguien que tenía mucho que perder si ella hablaba. -Respondió Leyla, barajeando en su mente las posibilidades. ¿Jason sería capaz de matar con tal de ocultarle la verdad? – Sé que tú y Jason…
-Lo lamento, queríamos decirte, pero ninguno de los dos quería lastimarte… ¿No creerás acaso que fuimos nosotros?
-Ya no sé qué creer…
-Soy tu amiga, él es tu novio...
-Eras mi amiga, él era mi novio y yo nunca volveré a confiar en ustedes.
Dicho eso Leyla salió enojada, necesitaba aclarar su mente antes de cometer alguna estupidez. Había un asesino entre ellos y curiosamente en ese momento se sentía más segura con quienes los demás consideraban sospechosos: El profesor y Johanna.
El profesor Salvador 14:00
Estar encerrado en una mansión antigua con sus alumnos no era tan divertido como uno se pudiera imaginar, sin quererlo el profesor Salvador adoptó el papel de figura de autoridad porque alguien debía serlo y solo él lograba callar a Arturo al menos por un minuto entero (una verdadera proeza). No, no disfrutaba jugar a el padre responsable mientras Johanna trabajaba en una pequeña huerta que ambos habían planeado, no disfrutaba cocinar para tanta gente y mucho menos disfrutaba lidiar con los pequeños pleitos que parecían aflorar entre los jóvenes.
-Quisiera ir contigo…-Le había dicho a Johanna cuando ella propuso ir a la futura huerta. - Pero hay cosas que deben hacerse, hay casi cuatro cargas de ropa sucia en los cuartos y ni siquiera quieres imaginar a qué huele el cuarto de Arturo.
-No te preocupes, yo entiendo. -Respondió ella con una sonrisa capaz de eclipsar al mismo Sol. -Puedo esperar…
Él asintió antes de dedicarse a sus labores, siendo el menor de siete hermanos no era ajeno a las labores del hogar, sus hermanos se encargaban desde temprana edad de obligarlo a hacer todos sus deberes, razón por la cual él era un hombre exitoso ahora, con un doctorado en Literatura Latinoamericana y un apartamento propio mientras que sus hermanos aun vivían en casa de su madre, rascándose la barriga y bebiendo cerveza. De cierta forma lo salvaron de convertirse en un adulto como ellos, le gustaba pensar.
Subió a los cuartos, resignándose a su futuro de lavar ropa para un grupo de sucios e irresponsables adolescentes cuando vio una figura encapuchada alejarse corriendo de los cuartos. No alcanzó a ver quien era, se movía demasiado rápido, pero alcanzó a ver sus botas de caza, negras y pesadas. Caminó varios pasos hacia el pasillo por donde le vio desaparecer cuando notó algo perturbador. El pasillo estaba lleno de huellas rojas…
- ¿Hay alguien ahí?
Nadie contestó…
Leyla 22:00
El comedor estaba en silencio, todos luchaban por procesar la noticia. Además, había un fuerte ambiente de sospecha, cualquiera de ellos podía ser el asesino y Leyla ya no sabía en quién confiar. El profesor Salvador había preparado chocolate caliente para todos, pero ninguno tocaba su taza. Ella tenía bien claro que Salva sería sospechoso en la mente de ellos demás, el mismo día que llegó alguien asesinó a Helen, era simple lógica y no se necesitaba ser el gran detective para deducirlo.
-Tenemos que hacer algo. -Dijo de repente Peter, quien desde la búsqueda de las “botas del asesino” le lanzaba miradas extrañas al profesor. - ¡Helen está muerta y no tenemos forma de saber quién será el siguiente!
- ¿Qué sugieres? ¿Acaso eres policía? -Preguntó Rosa, un poco más nerviosa de lo usual, pero quién podría culparla, encontramos a nuestra amiga muerta en su habitación. - Ya sé que soy, todos lo somos.
-Hay que encerrar a los más sospechosos en el ático al menos durante la noche para estar más seguros. -Sugirió él, su semblante serio y su voz decidida. - Yo creo que todos sabemos de quienes estoy hablando: Rosa, Johanna y el Profesor.
- ¿Qué? Salvador no hizo nada, él estuvo conmigo. -Lo defendió Jo, poniendo su delgada mano en el hombro de su novio.
-No quiero ofenderte Johanna, pero ¿De verdad estuviste con él todo el día?
-No, tampoco estuve contigo todo el día. ¿Cómo sabemos que no fuiste tú? Podría ser una trampa-
-Está bien, Jo. Dormiré en el ático si eso ayuda a tranquilizarlos. Si alguien llega a morir durante la noche…-Dijo el profesor levantándose de su lugar en la mesa y mirando a un punto entre Peter y Arturo. - Bueno, entonces tendremos una buena idea de quién es el asesino.
Leyla vio en silencio cómo los tres eran escoltados por Jason y Arturo a las escaleras. Tenía tantas preguntar por resolver, pero la principal era ¿Por qué estaba Helen en el cuarto de Rosa cuando la mataron? Y ¿Dónde estaban las botas ensangrentadas del asesino?
Profesor Salvador. 16:00
Encontrar a Helen moribunda en un charco de sangre no era una experiencia que el profesor de literatura olvidaría pronto, la desesperación en esos ojos mientras perdía la vida era suficiente para conmover a las mismas piedras. No pensó en nada, mucho menos en protocolos policiacos. Se arrodillo junto a la joven, presionando la profunda herida en su pecho con ambas manos.
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Editado: 21.10.2020