La vela alumbra a duras penas mi rostro, mi sonrisa debe demostrar un poco la incomodidad que siempre he sentido cuando cantan feliz cumpleaños, total, nunca supe qué hacer en ese momento. Los invitados aplauden y mi hermano graba el momento con su celular, parece feliz. Yo solo puedo pensar en todo lo que ha pasado en este año. Conseguí un mejor empleo, es más, me ascendieron a los pocos meses, también formalicé mi relación con mi novia y tenemos miras a casarnos en un futuro, me compré una moto y viajé con ella por rutas que desconocía totalmente llegando a playas poco conocidas donde pude relajarmme bajo el sol. Conocí lugares espectaculares que aún no entiendo cómo fueron construidos. Reí, dormí y vi como mi madre luchaba con todo su ser hasta que eso fue más fuerte que ella. Enterré a mi madre junto a mi hermano y mis amigos estuvieron más cerca que nunca. Conocí la soledad, pero no esa que sientes al estar solo en casa por mucho tiempo, si no esa soledad en la que extrañas a alguien con toda tu alma, pero sabes que no vas a volver a verla. Las flores que le llevé a mi padre y las cervezas que compartí con mi hermano intentando no sentirme lejos de nadie otra vez.
Sí, pasaron muchas cosas.
- Se van a apagar las velas si no soplas ya.
Mi hermano me insta a pedir un deseo, así que solo sonrío, veo el techo y sonrío justo antes de soplar la vela.