"Muchos tienen miedo salir solos más haya de lo que pueden llegar, sin embargo al hacerlo sientes más emociones de lo que puedes sentir estando acompañado..."
Cuando estaba en el colegio tenía una amiga con la cual me divertía mucho, al terminar el colegio la deje de ver por un buen tiempo, cada una tomo su camino, ella el suyo y yo el mío, una tarde cuando estaba llevando a mi pequeña al parque me encontré con ella después de mucho, al verla me quedé sorprendida y la saludé.
— Hola Haruhi, después de tiempos
— Hola Naomi —me abrazo— ¿Qué haces por acá?
Mi pequeña asomó su cabeza.
— Oh... ¿Ella es tu hijita?
— Sí, se llama Nagisa y tú ¿Ya tienes una pequeña?
— Que linda, sí, si tengo —voltea a ver a su hija— ven Makoto, saluda
— Tu también saluda Nagisa
— ¿Puedo ir a jugar?
— Adelante, pero no te vayas a ir tan lejos
— También ve con ella Nagisa, pero también con cuidado
— Sí —asintió con la cabeza algo nerviosa.
De lejos veía que mi hija jugaba aparte y aunque su hija de mi amiga quería jugar con ella de una buena manera ella no daba mucha respuesta a lo que la otra le decia. Llegando a la casa le pregunté: ¿A qué jugaron?¿Te divertirse?¿Me puedes contar?. Me empezó a contar «Hemos chocado las miradas y ambas nos saludamos, me pregunto si quería jugar, le dije que sí, me pregunto mi nombre y mi edad, le dije que tenía tres añitos y ella también tiene mi misma edad», me alegro mucho cuando me contó todo eso, no es de hablar mucho pero le gustó jugar un rato con ella así que nos decidimos encontrar en el parque todos los días a las tres de la tarde hasta las cinco o seis. Todos los días empezaron a ser asi, pero un día en la tarde ella me comentó que tenía que irse hoy a las nueve de las noche, ella no está segura si iba o no partir pero más era un si que un no. Al llegar a mi casa mi hija me contó lo que estaba conversando con Makoto, ya habían pasado tres año y durante dos años nos encontrábamos en la casa de la otra ya que mi pequeña estaba empezando a desarrollar unas extremidades extrañas en su espaldita, la deje de mandar al colegio y en mi casa le enseñaba, me comentó que le pregunto sobre lo que tenía en la espalda, antes de aquello le había dicho a Nagisa que no le dijera nada al respecto, que era todo un secreto.
Con el paso del tiempo esas extremidades se convirtieron en alas, mi Nagisa parecía todo un ángel, aún le seguía enseñando en casa todo lo que sabía, ya habían pasado tres años después de que Haruhi y Makoto se habían ido. Nagisa ya tenía nueve años, al veces en la casa ya no alcanza espacio, sus alas eran muy grandes me contó que una noche alguien se le apareció llamándola y diciéndole que ella no pertenecía acá, me dijo que si era verdad, que tenía miedo, no puede responderle con claridad a su pregunta más que decirle «todo va a salir bien». Todas las noches salía y miraba el cielo estrellado, al veces la acompañaba. Una tarde me contó que se había encontrado con Makoto, le pregunté «¿cómo te encontraste con ella?» me respondió «vole más alto de lo que vuelo y la encontré» me dijo con un entusiasmo que nunca olvidaré, no la regañe, pero le dije que tuviera mucho cuidado, que si lo vuelve hacer, que lo haga con mucha cautela, le preste de que hablaron «me presente ante ella preguntándole si se acordaba de mí, ella me dijo que sí, me alegro mucho cuando me dijo que sí, le dije que la extrañaba mucho y que ya hace tres años que no hablamos, me dijo que también me extrañaba mucho, me estaban dando ganas de llorar, ella me preguntó si nos podíamos volver a encontrar, le dije que si, que podría ser en navidad» ahí comprendí porque aquella tarde me pregunto «Mamá ¿Makoto y su mamá pueden venir a casa en navidad?» cuando dijo eso, le respondí «sí mi amor», pero en ese momento por mi cabeza pasaron muchas preguntas, Nagisa me seguía contado todo lo que hicieron esa noche en el cerró «Le hice volar a Makoto mamá y al parecer no le tiene miedo a las alturas, es muy fuerte Makoto, ella me pregunto si podía venir en navidad acá en la casa» fue donde comprendí con toda seguridad. Al veces le llamaba a Haruhi, y hablé con ella sobre si podía venir a la casa en navidad, ella me comentó que si podía, que Makoto le había contado todo al respecto de aquella noche.
Una semana antes de Navidad Nagisa me contó que aquella persona se le había vuelto a parecer diciéndole «Debes partir, este no es tu mundo, vendrás conmigo, conmigo podrás ser quién verdad tú eres» se veía triste, no quería partir pero tenía que hacerlo, aquella persona tenía razón, le dije a Nagisa que no temiera, que siempre estaría a su lado y Makoto también, ella empezó a llorar, después de mucho tiempo que no vía llorar a Nagisa, me sentía muy triste ver llorar a mi pequeña y que muy pronto vaya a partir. Mientras hablábamos sobre el tema, Nagisa llegó a comprender su estado. Llegado en día Makoto estaba muy feliz al venir a mi casa y yo también, al ver de nuevo a Haruhi, esa noche fue una noche muy hermosa tanto para mí como paa mi Nagisa, ya que después de mucho que no la veía tan feliz. El reloj sonó las doce, fuimos afuera a reventar los fuegos artificiales, Nagisa empezó a volar. Al verla volver la veía tan libre que me daban ganas de llorar, Haruhi me abrazó en ese momento lo que estaba pasando, ya le había comentado lo sucedido, Nagisa le había comentado a Makoto también, Makoto empezó a llorar, pero aquella noche la hicimos inolvidable para Nagisa.
Al terminar con los fuegos artificiales, Nagisa descendió y no dijo que ya eres tiempo de partir, las cuatro empezamos a votar muchas lágrimas, ya no sabíamos cómo llorar no como despedirnos de Nagisa, pero ya era hora y llorando no iba a solucionar nada... mucho menos que se quede. Fue como partió mi pequeña Nagisa, también tenía lágrimas, pero se veía tan hermosa volando... Nunca olvidaré aquellos días que me la pasé muy feliz con mi pequeña, que ahora ya es toda una ángel, hermosa. Lo último que le pude decir después de muchos te quiero y te amo, fue «Adiós mi pequeña».