Cuentan nuestros abuelos, que en el cerro llamado Tlacuiloltecatl anidan grandes serpientes , y que algunas de ellas son tan enormes que rebasan el tamaño normal de un hombre.
También se dice que algunas son muy viejas y que por ello se han emplumado; todo el tiempo están durmiendo y cuando tienen hambre, arrojan por la boca una especie de vapor que se extiende por varios metros. Por este medio atraen o jalan a los pajaritos u otros animalitos que se encuentran con ese vaho y se los tragan.