Veo a todos flotar dentro de burbujas, que se elevan en lo alto como estrellas. Desde acá abajo los miro con nostalgia. Recuerdo momentos felices y tristes que pasé con cada uno, pero ahora, todos siguen su rumbo sin mirar atrás, tampoco hacia los lados. Se enfocan en su camino, directos a su destino.
El suelo es frío, y todo permanece oscuro desde acá. Tengo poca luz, de lo ligero y radiante que son las burbujas que aún tengo cerca, pero pronto se elevarán, dejándome sola otra vez.
¿Qué queda en la nada? Ya después de tocar fondo, ¿qué es lo que sigue? Solo aquel que siempre está pero no se ve, es quien me guía. Solo aquel que me escucha pero yo no a él, es quien me acompaña. Comprende mi dolor, comprende mi angustia y desesperación. Y aunque pueda sentirme sola, nunca lo estaré, porque siempre vigila, atento, mi camino y mis decisiones.
Las noches son largas, llenas de melancolía por recordar una vida repleta de color, que ahora, solo queda el escaso brillo de lo que fue. Duele el amargo rechazo, duele la larga espera. Puedo llorar mil veces, callar todo el tiempo, pero nunca dejaré de creer, porque la fe, es lo que me mantiene en pie. Siempre que exista un poco de amor, volveré a brillar radiante como el sol.
Solo me queda esperar, y observar a los demás marchar, hasta que llegue el nuevo final.
Y con este último cuento, acaba mi libro de relatos.
Gracias a todos por leer ❤️
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Editado: 19.01.2024