Stacy era una niña alegre, con una vida cómoda y común, sus padres siempre la consentían, por ejemplo, cuando la pequeña cumplió 9 años, los padres le regalaron un perro, con el que la niña creó un lazo de amistad rápidamente.
Una noche fría y obscura, mientras Stacy dormía, fue despertada por unos ruidos extraños, como rasguños a la puerta de madera, rasguños agresivos. La niña se asustó, pero no se levantó y simplemente bajó la mano por debajo de su cama, donde siempre se encontraba su perro, el perro le lamió la mano, esto era como un signo de protección, algo que calmaba a la pequeña, con la seguridad que le había dado su mascota, Stacy se durmió tranquila.
Cuando despertó, se dirigió al baño, la puerta estaba cerrada, Stacy puso su mano derecha en la periya y corrió la puerta, casi se desmaya al darse cuenta de lo que había en el espejo: sangre que se deslizaba hacia abajo, en el lavabo estaba el cadáver de su querido perro, la niña logró concentrarse en la sangre y alcanzó a distinguir una frase:
"No sólo los perros Lamen"
Editado: 23.07.2019