Cuentos cortos para una noche larga

Kilómetro 18

Me presento soy chófer de un camión de carga, transporto mercancía de una ciudad a otra o de un país a otro trabajo para una internacional, que hace envíos a toda América vía carretera. 

A veces duro días y noches enteras en carretera sin parar a descansar por que la unidad (camión) está monitoreado y mientras no tenga el permiso de descansar no puede durar más de un hora estacionado y sin movimiento ya que es monitoreado vía GPS por las oficinas centrales, para asegurar el envío seguro y rápido a su destino. Por lo tanto he tenido que improvisar para mantenerme hidratado y hacer las menos paradas exprés en los paraderos,  muchas veces he tenido que parar en gasolineras a mitad de la nada y en medio de la noche, me han sucedido  un par de anécdotas en paraderos pero esta ves les voy a contar la que me llevo varios meses a terapia y que hasta el día de hoy ni creo que haya sido producto de mi agotamiento y mi desvelo estoy seguro que fue real y que lo que sea que habita entre las carreteras es real. 

 

Transitaba por el kilómetro 18 famoso por sus curvas cerradas y sus miles de accidentes en esta carretera hay que tener los ojos bien puestos en el camino una mínima distracción puede costar tu vida, era la noche más pesada que había tenido parecía que había más obscuridad de lo normal, cuando vi a tres niños caminando frene de golpe, por dios que hacían niños en medio de la noche apenas con la luz de la luna, me baje del camión y me acerque a ellos me presente pero algo había en esos tres niños, sentía tanta tristeza al verlos me sentía tan angustiado como si pudiera sentir lo que ellos sentian. Iban descalzos, sus ropas empolvadas parecía que venían caminando ya desde muy lejos. –Mi mama olvidó despertarnos y estamos en camino a casa— La niña más grande habló y mientras sus dos hermanitos se escondían atrás de ella con mucha pena y temerosos. —¡Vengan! Suban los invite a subir a mi camión les ofrecí un poco de pan y agua que tenia se quedaron en la parte de atrás comiendo y no hablaron en todo el camino, yo iba alerta si veía una patrulla de policía para que cuidarán de ellos, pero el camino estaba tan solo y desolado que solo las luces de mi camión alumbraba el camino. 

—¡Ahí es ahí!—. La niña empezó a señalar y a decir donde vivían, se alcanzaba a ver una casita entre la maleza no parecía que alguien viviera ahí, pero la niña insistió mucho en bajar, bajaron y solo ella dio La gracias por haberlos llevado y se fueron caminando se perdieron en la maleza, seguí mi camino ya que no podía estar estacionado por mucho tiempo podría llevarme una llamada de atención y hasta una suspensión por estar parado sin permiso y en medio del camino. Después de haber dejado a los niños sentí una sensación de alivio por haberlos ayudado. Paso el tiempo y en un bar de compañeros traileros salió la platica sobre el famoso kilómetro 18, que se les subían aparecidos en la parte trasera de el camión ya que ese tramo de la carretera suceden muchos accidentes pero mencionaron el del autobús de pasajeros. 

Todos iban dormidos eran aproximadamente las tres de la mañana, el conductor perdió el control en una curva todos murieron el autobús cayó en un barranco y ardió en llamas al caer, desde entonces se puede ver personas que caminan por la carretera no saben que murieron y caminan a su destino. 

Después de esa noche regrese a casa y no pude dormir veía los rostros de esos niños su cara de tristeza y susto por buscar a su madre. 



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En el texto hay: leyendas, suspenso, terror

Editado: 29.10.2022

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