Una ciudad abandonada

En las profundidades de la noche, un silencio espeluznante envuelve una ciudad abandonada. Calles desiertas serpentean entre edificios en ruinas, sus ventanas vacías mirando como ojos sin vida. Entre las sombras, susurros fantasmales parecen flotar, mientras pasos invisibles resuenan en las aceras agrietadas. Se dice que en la oscuridad acechan presencias antiguas, esperando atrapar a los intrusos que osan perturbar su eterno reposo. Los valientes que se aventuran allí cuentan historias de figuras espectrales que deambulan entre las ruinas, y algunos afirman haber sentido el toque helado de lo sobrenatural en la piel. Pero lo más aterrador de todo es el silencio, un silencio que parece absorber incluso el sonido de los latidos del propio corazón, mientras la ciudad abandonada sigue en su letargo eterno, esperando a aquellos que se atrevan a adentrarse en sus sombras.