Cuervo, no me olvides.

27

En el garage busco a mi Betty, y es en ese momento que realizo: Betty la tiene Navaja. Mierda, y ahora qué hago. Cuervo, sin moto, no es Cuervo. Maldiciendo, me devuelvo para mi closet y busco algo que me pueda ayudar. Detrás del espejo, recuerdo haber dejado una caja negra por algún lado. Busco en cada gaveta hasta que mis manos encuentran la caja. Trago con dificultad, este día fue cuando Catalina aceptó ser mi esposa; al regresar de la universidad había decidido enterrar mi pasado: grave error. Si no lo hubiese hecho, Catalina y yo sería otra historia. Jamás me hubiera confiado. El Cuervo seguiría siendo el Cuervo: y nadie desafía al Cuervo. Nunca. 
En la caja tomo el celular rojo junto con las llaves de la moto: la mujer de Navaja, una Ducati Xdiavel. "Mujer por mujer", me había dicho Navaja cuando le deje la Betty. Abro el celular, coloco la bateria, la tarjeta SIM e inspirando, lo enciendo. Con la poca bateria que tengo, llamo a Navaja.

—¿Cuervo? ¿Eres tú? —pregunta Navaja sorprendido.

—Tanto tiempo Navaja.

—¿Por qué tardaste tanto?

—¿Cómo?

—Pedazo de basura, te estaba esperando. Estaré en quince en el lugar de siempre. No estás solo, no hagas ninguna estupides.

—Te llamaba para recuperar a...

—Y yo te digo que traigas tu culo para áca, o vendré por tí.

—Es bueno escucharte, Navaja.

—¿Bueno? Sabes qué hago con tu "bueno", lo puedes...

—Vendré, pero lo lamentarás —digo en serio.

—¿Sabes por qué me llamo navaja?

—No, nunca me importó —contesto con honestidad y nostalgia.

—Una navaja, Cuervo es leal. Una navaja solo es peligrosa para el enemigo. ¿Entiendes? Traiga tu culo para áca. Necesitas a tu Navaja y yo a mi maldito Cuervo.

Enseguida, cuelgo. Y sin saber cómo realizo que no estoy solo. Ese cabrón tiene razón, no tengo por que llevar la carga solo porque soy el maldito Cuervo. Y el Cuervo, es peligroso por su pandilla. Se me había olvidado lo fuerte que me sentía al estar con ellos. Pedazo de imbécil, casi me hace conmueve con su historia de navaja.
Estoy por irme, cuando realizo la guerra que estoy a punto de declarar. Ya no se trata de una pelea de lider a líder, no. Es una guerra, una maldita bomba de tiempo. Pero, yo no fui él que la reventó primero. Decidido, saco un segundo estuche con su pistola automática, lo cruzo con el otro en mi hombro izquierdo. A mis espaldas, cargo más municiones, y en mis piernas ato dos cuchillos más. Estoy listo, casi. Alzo los brazos, y tomo mi escopeta. Ésta irá atada a la Ducati. Con fría determinación, agarro mi gabardina de cuero negro. Es la mejor para llevar todo sin sentirme incómodo, además de protegerme hasta las piernas con su espesa piel me da ese aire de bad boy, y me encanta. Voy a cerrar el espejo, y realizo que se me olvida lo más importante: SIM.
En la misma caja negra, debajo del cartón ficticio, el reloj que nos había regalado Catalina. Apenas lo pongo a mi muñeca, éste se enciende. Un cículo amarillo con el porcentaje aparece y aumenta hasta llegar al cien por ciento. Luego, el mensaje "actualizando" en azul parpadea con suavidad. Y de pronto: Hola, Cuervo. Toco la pantalla con mi dedo. "Escaneando dispositivos alrededor". Al minuto mis celulares suenan. "Escoja dispositivo". En la lista escojo, el Huawei rojo. "Dispositivo aceptado, actualizando versión". Sin creer lo que leo, tomo mi celular y en efecto, el sistema se está actualizando. ¿Qué estás haciendo SIM? Pienso, ¿hasta dónde eres capaz de ir? Y ahora, no me cabe la menor duda de lo que un programa como él puede desatar en ese mundo. Una inteligencia artificial sin igual. Ben, eres un maldito genio y dolor de pelotas. Si solamente me lo hubieras explicado, yo... Basta de mierdas, me regaño.
Mi celular se está cargando sólo, via wifi. No era razonable irme sin batería de todas formas. Con más tranquilidad, voy al baño y saco el botequín de auxilios. Desinfecto la herida en mi mano. Luego tomo mi material de boxeo y me cubro ambas manos con bandas negras antes de meter mis guantes de cuero rojos. Toco mi herida en la cabeza, es sensible, pero el corte no es profundo y ha dejado de sangrar. Bien. 
De mi celular, escucho la notificación de mi celular. Ya está. Lo meto en mi bolsillo. En mi reloj, otro mensaje aparece. "Sincronización Whitecloud y Cuervo". Y me río con gusto.

—SIM eres el mejor —digo a voz alta.

—MANDO DE VOZ ACTIVADO. 

—SIM, ¿me puedes escuchar?

—AFIRMATIVO.

—¿Con el micrófono del reloj?

—Y DEL CELULAR, CUERVO.

—¿Catalina?

—EN LAS OFICINAS DEL GRUPO 3, CUERVO.

—¿Ella está bien?

—CIRCUITO CERRADO, CUERVO. NO TENGO ACCESO.

—¿Circuito cerrado?

—NO HAY SISTEMA. 

Con rapidez pienso, si no hay sistema significa que no hay cámaras y las puertas están cerradas con llaves únicamente. Demonios.

—Avíseme cuando aparece en tu sistema.

—ACTIVANDO ALARMA.

Satisfecho, me voy. En el garage arranco la Ducati y me largo de allí. En el camino, mi mente trabaja a mil por hora. Es como si mi yo Cuervo y Alessandro nunca se hubiesen disociado. Otra vez vuelvo a ser el Cuervo, vuelvo a ser yo. No, me estoy engañando, no hay forma a que yo vuelva a ser como antes. No después de tanta traición, no después de tanto dolor. Alguien tiene que pagar por todo. Catalina merece ser vengada y yo no creo en la justicia, ya no. Al igual que el Cuervo nunca creyó en el sistema. Si yo no creo en la justicia, ni en el sistema, solo me queda un camino. Por primera vez, entiendo lo que es el valor. El coraje de saber que solamente te queda una solución para solucionar todo. Una sola ruta y es un callejón sin salida donde el enemigo más cruel te espera. Ser un guerrero es enfrentar a tu peor pesadilla. Declarar la guerra a un demonio en todo el sentido de la palabra, aquel que nunca pensaste poder ir en contra porque sabes que si lo haces es una muerte asegurada. La muerte, ya la conocí. Y no me puede quitar más de lo que ha hecho. Conozco a Catalina, y sé que ella no podrá vivir en paz si no aniquilo a ese demonio. Jamás podré mirarla a la cara con dignidad, sin culpa, ni verguenza, si no acabo con ellos ahora. 
Sí puedo perder la vida, y Catalina también. Pero en el fondo sé que si no lo hago, perderé a Catalina de todas formas. Saberla con vida, a pesar de todo lo que pasó, sé que es por mí. Ella sigue luchando por mí, por nosotros. Por lo que podríamos recuperar, por lo poco que podemos rescatar. Ya ni se trata de salvarle la vida, no; se trata de salvarla de la muerte. La diferencia es poca, pero lo es todo.
Nuestro enemido es grande, es enorme. Es tan inmenso que ni siquiera tiene forma. Su sombra alcanza todo lo que vive, todo lo que se mueve. No existe un lugar donde su sombra no alcance, y yo no puedo vivir con ello. Y sobre todo, no puedo ser él líder de esa sombra. No quiero ser parte de un sistema donde todo ya está decidido. Y por eso fue que me enamoré de Catalina. Esa noche ella fue capaz de hacer lo que yo nunca me atreví. Morir para no ser parte del sistema. Ella no pensaba escapar o huir de su vida, todo lo contrario. Era su forma de luchar contra un sistema que no le convenía. Un sistema que Ben intentó frenar con una inteligencia capaz de bloquear cualquier otra.... siempre y cuando este en buenas manos.




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