Habían muchas patrullas rodeando la mansión y ni hablar las que estaban enfrente de la misma, Gianluca tuvo que dejar su auto muy lejos de la entrada ya que no podía parquearse más cerca, caminaron rápidamente rogando porque no haya pasado algún accidente o algo grave, al estar a punto de entrar una oficial les bloqueó el paso.
¡Disculpen pero no pueden pasar! – Les dijo una oficial joven impidiéndoles avanzar –
¡Wow! – Exclamó Gianluca al notar que la oficial era muy atractiva, pero… a _____________ no le cayó mucho en gracia –
¡Será mejor que cierre la boca! – Le dijo muy enojada codeándole el estómago y eso a Gianluca le causó mucha risa –
¡Ausch! Jajajajaja… no te pongas celosa mi amor – Le dijo besándole la mejilla a la fuerza, él adoraba verla celosa –
¡Cómo sea! Oficial yo vivo aquí y…
¡Espere! ¿Es usted _____________? – La pregunta de la oficial la extrañó mucho igual que a Gianluca –
¿Sí? hem… ¿Por qué? – Dijo toda asustada mirándola fijamente –
¡Mucho gusto señorita! Soy la oficial Cecy Reyna para servirle, lo que sucede es que la están esperando – Le dijo con una sonrisa muy amable –
¿Cómo dice?...
¡Sí señorita! Me encargaron que la escoltara de inmediato a la sala donde se lleva una reunión muy importante, sí es tan amable de acompañarme ahí le informaran todo lo que está pasando – Le indicó invitándola a entrar, abrió la puerta y de vez en cuando la veía para confirmar que la seguía, cuando entraron se sorprendieron al ver a tantas personas, estaba Gaby, su mamá, la señora Castillo, Azalea, ambas con caras de “culpables” algunos oficiales más y otros hombres que no conocía, estaban bien vestidos con sacos y corbatas… deben ser abogados –
¡Disculpe jefe! La señorita ha llegado – Dijo la oficial mirando a ___________ para darle a entender que pasara, todos la miraron –
¡Muy bien! Gracias oficial Reyna, ahora todos están presentes, podemos dar comienzo a lo que será algo muy agotador y delicado – Dijo el policía, un hombre mayor, con gestos tranquilos, era el jefe de todo el departamento de policías de la ciudad y parecía que tenía entre manos algo muy importante –
¡Esto es ridículo! El hecho de que mi cuñada me haya acusado de algo que por supuesto no he cometido, no les da derecho a venir a mi casa a prácticamente arrestarme – Gritaba la señora Castillo toda ofendida pero al mismo tiempo muy nerviosa –
¿En serio? ¿Usted no falsificó el testamento de su difunto esposo entre otras cosas? – Le preguntó en tono sarcástico el jefe de la policía –
¡Claro que no! Me ofende…
¿De verdad? ¿Le ofendería leer este testamento entonces? – Le dijo sacando de su portafolio el testamento real, al verlo la señora Castillo palideció así como su ruin abogado –
¿De dónde sacó eso? – Dijo completamente seria –
¡La señora Sofía Magdalena Castillo me lo hizo llegar! Es la prueba que buscábamos para hacer justicia… y que curioso… dice cosas totalmente diferentes al testamento que se leyó hace muchos años – Decía el jefe policial retándola y eso la enfurecía más pero no debía perder los estribos ante esa situación –
¡Sofía Magdalena! Es una… ella ni siquiera vive aquí, jamás ha venido… ¿Por qué no me da la cara…?
¡Te la di hace unos días! – Se escuchó que dijo alguien entrando por el lado de la cocina –
¿Ángela? – Exclamó la señora Castillo toda asustada al ver en la cara de su recién contratada sirvienta un gesto diferente… un gesto de superioridad –
¡No! Yo soy Sofía Magdalena Castillo, hermana de tu difunto esposo y quién sabe absolutamente todo lo que hiciste con mi hermano y…
¡Cállate! ¡Cállate! ¡Tú no sabes nada! Solo son inventos – La interrumpió la señora Castillo gritando como loca, al parecer había algo más –
¡Claro que no! Por haber callado antes es que mi hermano cometió el peor error de su vida, por haber callado pasaron tantas cosas… ¡No callaré más! – Dijo Intimidándola completamente, ella sí era una verdadera Castillo, ____________, Gianluca, Gaby y hasta Azalea con su madre estaban sorprendidos… pero la señora María no –