Nos proporcionaron la dirección y nos presentamos en el lugar de los hechos. Escuchaba una cámara de fotos y murmullos nerviosos, la científica recogía pruebas y analizaban la escena del crímen. Percibí también un sollozo proveniente de una mujer que era quien suponía que había llamado a la policía.
—Ve a tomarle declaración a la chica —le pedí a Thomas.
Tanto yo como Rita nos quedamos quietas a la espera, moverme en estas situaciones nunca era buena idea, podía estropear una pista sin querer.
—Están terminando de montar la luz ultravioleta —me informó Erick.
—¿Qué se sabe por ahora?
—Una mujer joven, murió estrangulada a manos de alguien de madrugada alrededor de las 2:30, lo más probable es que mantuviera relaciones sexuales con el homicida aunque hasta que no se realice la autopsia no sabría decirte si fue forzada o más detalles —explicó.
Memoricé lo que me había dicho y escuché a Thomas a mi espalda por lo que me volteé.
—Ahora está muy afectada para hablar, lo único que he conseguido sacarle es que la víctima se llamaba Clarissa Austen, tenía 24 años y era su compañera de piso.
Las luces ultravioletas se encendieron y pude observar todo, la imágen era bizarra como poco, la joven se encontraba esposada de pies y manos a la cama completamente desnuda y con unas marcas oscuras en el cuello. La habitación estaba ordenada por lo que parecía que todo había estado tranquilo.
—¿Hay huellas de algún tipo? —pregunté a los de la científica.
—No inspectora, ninguna.
Estuve un rato más merodeando en busca de alguna pequeña pista mientras se llevaban el cuerpo y terminaban de recopilar pruebas.
Una vez en comisaría procedí a interrogar a la compañera de piso de Clarissa con la esperanza de que ella nos aclarara algo.
—¿Cómo te llamas?
—Mónica Heller —contestó con la voz temblorosa y sorbió la nariz.
—Supongo que esto ha sido un golpe duro para ti, pero te agradecería que colaboraras y nos dieras la mayor cantidad de detalles posibles, así podremos saber qué le ha pasado a tu amiga Clarissa y dar con el culpable —dije en un tono cándido.
Su respiración era entrecortada.
—¿Dónde estuviste anoche?
Aclaró la voz, su saliva espesa se deslizaba por su garganta.
—En casa de mi pareja, pasé la noche con él —contestó.
—¿Sabías si Clarissa salió esa noche o te comentó algo respecto a algún plan?
—M-me dijo que había conocido a un chico muy apuesto y que iba a cenar con él, tenía pensado llevárselo a casa así que le hice un favor y pasé la noche fuera —notaba los nervios en su tono.
—Tranquilízate —dije esbozando una sonrisa —¿Te dio alguna descripción de su aspecto? ¿Algún detalle de algo? ¿El dónde se conocieron?
—No mencionó nada, solo dijo que era atractivo y ya, se la veía entusiasmada con su cita.
—¿Dónde trabajaba?
—En un pub, El Mell's, hacía cócteles.
—¿Ha salido con gente de allí en alguna ocasión?
—Sí, aunque Clarissa ha estado con muchos hombres de muchos lugares.
—Esto es todo por hoy, muchas gracias Mónica.
Me reuní con Thomas nada más terminar.
—Comprueba que estuvo con su novio anoche y visita un pub llamado El Mell's, pregunta por ella y trata de averiguar algo más respecto a sus círculos.
Hablé con inteligencia, Urano seguía vivo y la nueva víctima no tenía pinta de estar relacionada con los audios malditos, con suerte sería un simple caso aislado. La fecha límite se había pasado y no había ocurrido nada, por lo que las personas de mi alrededor empezaron a perder la fé en el plan que había trazado. Hasta mañana no tendría los resultados de la autopsia así que como era tarde decidí irme a casa.
Hoy Sasha no estaba, por lo que no estuve más de lo imprescindible en el salón y me fui a mi habitación donde al menos podía vusualizar algunas cosas, algo a lo que me gustaba dedicar mi tiempo era a mirar el techo que simulaba un cielo estrellado. Llevaba tantos años sin ver uno que ya casi había olvidado como era el real y la luna era un vago recuerdo construido en gran parte con imaginación, mientras observaba el techo me inundaba una melancolía enfermiza que siempre evitaba pero que me mordía las piernas en la soledad, mi pecho se compungía ante la impotencia de saber que jamás podría volver a ver la noche como un manto negro colmado de puntos brillantes extendiéndose hasta el horizonte, inspirandote una sensación de insignificancia y a su vez gratitud de existir, supongo que no es algo en lo que reparemos todo lo que deberíamos por la certeza de que siempre que alcemos la vista el mundo nos va a regalar una visita al cosmos, y sin embargo, de un día para otro, mire a donde mire todo es negro, sin puntos de luz hacia los que avanzar. Se me estrujaban las costillas y sentía varias gotas tibias de agua salada deslizarse por los laterales de mi rostro. No existe dinero ni sacrificios que puedan otorgarme el placer de admirar una sola vez más el cielo.
Mi teléfono interrumpió la velada con mis demonios más íntimos.
—¿Qué pasa Thomas? —descolgué aclarando la voz.
—Acabo de salir del Mell's —me suelta mientras escucho como camina.
—¿Y qué tal?
—Pues muy fino y con buenos cócteles, por cierto —comenta divertido.
—¡Thomas! —exclamo a modo de riña y suspiro limpiándome las lágrimas —¿algo relevante?
—Mmm bueno... Llevaba unos años trabajando allí y era buena coctelera, solía hablar con los hombres que se sentaban en la barra y en efecto muchas veces más de uno la esperaba al terminar su turno. Por lo que me ha contado su compañera de trabajo era frecuente que pasara las noches fuera con algún tipo de compañía, pero jamás repetía con la misma persona.
—¿Algo de este último chico?
—Deduzco que Clarissa sentía algo hacia quien esté detrás de su muerte, varios compañeros afirman que estaba entusiasmada y comentaban haberla escuchado decir que había alguien especial.