Ni siquiera sabía porque me había dejado convencer para
ponerme aquel vestido. Era de lo más inapropiado, y más si
teníamos en cuenta que se me veía absolutamente toda la espalda.
Me había tenido que poner un sujetador especial y todo, y aún así
me sentía completamente desnuda.
Pero Jenna era insoportable cuando se le metía algo entre ceja y
ceja y una parte pequeñita de mí, una muy escondida quería ver la
reacción de Nick a este vestido. Durante todo el día se había
comportado como si de verdad fuese mi amigo, había mantenido las
manos alejadas de mí y por extraño y contradictorio que pareciera...
no me gustaba.
Por eso no entendí muy bien su mirada de disgusto en cuanto
nos reunimos delante de los ascensores. Me había recorrido todo el
cuerpo mirándome con el ceño fruncido y por un momento pensé
que le disgustaba mi aspecto.
—No crees que vas...mmmm—dijo dudando de seguir hablando
o no—¿No tendrás frío?—me preguntó un momento después.
Su actitud me molestaba; su novia había llevado atuendos
mucho más escandalosos que este y nunca le había oído quejarse.
—Estoy bien—le contesté cortante y me metí en el ascensor en
cuanto las puertas se abrieron. A mi lado Jenna iba ataviada con
unos mini shorts de color negro y top rosa muy provocativa. Iba
muchísimo más expuesta que yo y no veía a Lion mirarla con el
ceño fruncido.
Los chicos nos siguieron y nos metimos todos en el ascensor. En
cuanto llegamos a la planta en donde estaba el restaurante, me
volví a quedar alucinada con la decoración y la envergadura de
aquel sitio.
Nick nos guió hacia el restaurante que estaba junto a la piscina.
Era muy elegante, de ahí nuestras vestimentas y me encantó
poder estar disfrutando de todo aquello con amigos y con Nicholas.
Esa era una de las virtudes de que tu madre se casase con un
millonario, el lujo venía de la mano.
Nos sentaron en una mesa muy acogedora junto al caminito que
daba a los jardines y a la piscina. Las vistas desde allí eran
espectaculares y pronto estuvimos cenando y disfrutando de una
agradable conversación y de una comida exquisita.
Mi móvil sonó con la canción nueva de Lady Gaga y no pude
evitar fruncir el ceño ya que era la tercera vez que me llamaban
desde un número oculto y se me quedaban escuchando desde el
otro lado de la línea.
—Diga—respondí y automáticamente una voz conocida me
contestó al otro lado del teléfono. Era uno de los chicos con los que
había estado jugando al vóley en la playa, si no me equivocaba su
nombre era Jess. Me explicó cómo se llamaba la discoteca y me
pidió que fuésemos allí en cuanto terminásemos de cenar.
En cuanto les comuniqué aquello a los chicos Jenna saltó
emocionada y Nick volvió a mirarme con mala cara. ¿Qué demonios
le ocurría?
Cogí mi móvil y le mande un mensaje. Sabía que aquello era
ridículo pero si no paraba terminaría por amargarme la noche.
¿Qué demonios te ocurre? No has dejado de mirarme con mala cara desde que he salido de la habitación.
Me hizo gracia como se le abrieron los ojos con sorpresa en
cuanto su móvil sonó y leyó el mensaje. Sus ojos buscaron los míos
justo cuando mi móvil volvía a sonar.
Vas demasiado sexy y todo el mundo te mira, creo que terminaré dando más de un puñetazo esta noche.
Los ojos se me abrieron por la sorpresa. ¿Estaba celoso? ¿En
serio?
No sabía que pensar sobre aquella actitud... no me gustaban los
chicos controladores y abusones, sobre todo esto último.
Fruncí el ceño y le contesté.
Pues acostúmbrate, porque yo me visto como quiero. Tú no
puedes decirme que debo o no ponerme.
Su mandíbula se tensó inmediatamente antes de contestar.
Si tan poco te importa lo que pueda pensar, entonces espero que esta noche no te pongas celosa cuando tontee con todas las tías que me dé la gana.
¡Será engreído!
Notaba como mis mejillas se coloreaban con el aumento de mi
enfado.
—¡Eh tíos!—nos dijo Lion desde su lugar. Ambos nos giramos
hacía él a la vez con el enfado reflejado en los ojos—¿Qué ocurre?
—Nada—dijo Nicholas bebiendo de su copa de cristal y sin
siquiera dirigirme la mirada.
—Deberíamos ir yendo, he quedado con Jess en quince minutos
y no me gustaría dejarle plantado—le contesté sabiendo que a Nick
eso le haría hervir la sangre. Una parte de mí estaba agradecida
que demostrase que de cierta forma seguía afectándole, aunque
esta vez no del todo como a mí me hubiese gustado.
Intenté evitar su mirada cuando salimos del restaurante y nos
dirigimos a la zona de las discotecas y los bares. Un chico rubio y de
ojos azules se nos acercó en cuanto nos vio: Jess —Wau...Noah,
estás... increíble—me dijo haciéndome sonreír.
¿Veis? Esa era la actitud que buscaba.
Les presenté a los demás y tuve que contener el aliento al ver
que Nick tardaba unos segundos de más en tenderle la mano y
estrechársela con fuerza.
—La discoteca está justo ahí y hay un ambiente estupendo—nos
contó mientras nos dirigía hacia un local impresionante, con dos
guardaespaldas en la puerta y mucha gente esperando para entrar.
—Están conmigo—le dijo Jess al portero y éste después de
lanzarnos una mirada de arriba abajo, asintió y nos dejó entrar.
Dentro el ambiente era cargante. La pista estaba a rebosar de gente
bailando y moviéndose al ritmo de la música.
Las luces eran bastante agobiantes pero en general era el sitio
perfecto para pasar una buena noche.
—Tenemos un reservado justo allí—nos indicó señalando una
zona apartada de la pista de baile pero colocada en el mejor sitio de
la discoteca.—Seguidme—dijo intentando pasar entre la gente.
Intenté tener cuidado de no caerme. Aquellos zapatos que mi madre
me había comprado eran una trampa mortal y los pies ya me habían
empezado a doler. En cuanto llegamos al reservado los cuatro
chicos que había allí y que ya conocía de mi tarde en la playa
vitorearon mi nombre y nos saludaron con furor. Me reí divertida con
la situación. La mayoría de los allí presentes iban acompañados por
sus novias pero nos dieron la bienvenida a su grupo con entusiasmo
y eso hizo que me cayesen aún mejor que antes. No se me escapó
el detalle de que Jess se sentase justo a mi lado y tampoco se me
escapó que Nick estaba justo en el otro. Aquello era de lo más
incómodo.
—Dime Noah, ¿hace cuanto que juegas al voleibol?, nunca he
visto una chica que jugase también como tú; ¡pero si has podido
derrotar a casi todo mi equipo!—me dijo Jess emocionado y
tendiéndome una copa con algún liquido dentro. Fruncí un momento
el ceño antes de llevármela a la boca.
Desde lo que había ocurrido con Nick la primera noche que le
conocí no me fiaba de lo que me dieran para beber.
—No tienen nada, le he estado mirando cuando te lo servía—me
dijo una voz al oído. Sentí un escalofrió pero en cuanto me giré para
darle las gracias una chica alta y tremendamente guapa se acercó
hacía él y se sentó a su lado.
Nicholas me dio la espalda y se puso a hablar con ella. Sentí que
la rabia me consumía.
—¿Quieres bailar, Jess?—le pregunté justo cuando Jenna se
llevaba a rastras a su novio a la pista.
—Claro—me contestó este emocionado. Ni siquiera me fijé en
Nicholas cuando me aferré a su mano y dejé que me llevara hacia
donde todos bailaban con frenesí al ritmo de la música.