Tenía una conmoción cerebral. Los pitidos de las máquinas del
hospital a mi alrededor estaban impidiendo que mi corazón volviese
a latir con normalidad. Sentí como la sangre bombeaba por mi
cuerpo con una rapidez infinita, como todo mi cuerpo se encontraba
en tensión, a la espera de que Noah volviese a abrir los ojos.
Me habían dicho que necesitaba descansar, que cuando
despertase hablarían con ella para que explicase porque sufría,
aparte de la conmoción cerebral, una deshidratación intensa. Le
habían tenido que suministrar líquidos por una vía intravenosa, y
todo era por mi culpa.
Noah llevaba dos días sin comer absolutamente nada, la caída
en la bolera seguramente había sido por eso mismo, solo que
ninguno de los idiotas que iban con ella se le ocurrió que debían
llevarla al hospital de inmediato.
Por lo menos Lion me contó lo que había ocurrido, si no ni
siquiera habría ido al bar a recogerla al ver que se retrasaba más de
la cuenta, no habría podido estar ahí para defenderla de Ronnie,
aunque tampoco habría estado ahí para volver a cagarla, y volver a
meterme en una pelea por ella. Los médicos habían dicho que
estaba bien, que no era nada grave, pero que la caída, el apenas
haber comido y bebido en horas y el esfuerzo que había estado
haciendo al trabajar más horas de la cuenta habían terminado por
hacerla perder el conocimiento. De todas formas yo seguía
preocupado. Estaba sumida en un profundo sueño, pero no se la
veía tranquila, no tenía esa tranquilidad que yo había visto en ella
cuando estaba dormida... algo no iba bien.
—¡¿Dónde está?!—escuché cómo una voz exclamaba fuera de
la habitación y me apresuré en salir.
—¡Nicholas!—dijo Rafaella que venía con mi padre a su lado,
ambos con el semblante preocupado—¿Qué ha pasado?
—Tranquila, Ella, está bien, se golpeó la cabeza jugando a los
bolos, pero los médicos me han dicho que en cuanto se despierte
podrá ir a casa, solo necesita comer y descansar.
—¿Qué se golpeó...?—dijo la madre de Noah entrando en la
habitación sin terminar la frase. Me habría gustado detenerla, o
advertirle de que Noah estaba dormida pero decidí no intervenir.
Entré tras ellos y justo entonces Noah empezó a despertarse.
—¿Mamá?—dijo ella extrañada, como si no le cuadrara ver a su
madre junto a ella en la habitación de un hospital, sus ojos
recorrieron la habitación con inquietud hasta que se posaron en mí.
—¿Noah, como te encuentras?—dijo Rafaella sentándose junto
a ella y obserbandola preocupada.
¿Era yo el único que se había dado cuenta que los latidos de
Noah se habían disparado?
Me abstuve de acercarme, me picaban las manos de las ganas
que tenía de abrazarla, de volver a pedirle perdón por lo que había
hecho, por haber vuelto a decepcionarla...
—Estoy bien mamá—dijo liberándome de su mirada.
Entonces entró la médica que la había tratado.
—Veo que ya estás despierta, señorita—dijo mirándonos a todos
con el ceño fruncido.—¿Cómo te encuentras?—dijo chequeando el
historial.
—Estoy bien—dijo ella incorporándose en la cama. Le habían
quitado la ropa cuando la había traído inconsciente, y ahora solo la
cubría un camisón de hospital.
—Tienes una leve conmoción cerebral—le dijo la médica para
después cruzarse de brazos y mirarla fijamente—Eso no es lo que
me preocupa, sino que estabas deshidratada cuando te trajeron
aquí, la conmoción no ha sido la culpable de que te desmayases
sino la falta de glucosa en tu cuerpo, ¿Hay algo que quieras
contarnos?.
Me maldije interiormente pero no había nada que yo pudiese
hacer para ayudarla.
Le mantuve la mirada cuando sus ojos volvieron a desviarse
hacia mí.
—Simplemente...he estado distraída, nada más, se me olvidó
comer— dijo volviendo a mirar a la médica. Esta no parecía en
absoluto convencida.
—Te dije que debías comer Noah, no se que te ocurre
últimamente pero esto no es normal en ti, creo que estás deprimida,
o hay algo que no quieres contarnos...
La médica observaba a la madre y a la hija con atención a la vez
que anotaba algo en el historial de Noah.
Noah parecía estar a punto de echarse a llorar. Tuve que
controlarme para no acercarme y estrecharla entre mis brazos,
besarla hasta que se le borrase aquella tristeza de la mirada, echar
a todos los allí presentes y acariciarla hasta que se volviese a
dormir, jurarle que podía confiar en mí, que no iba a volver a
decepcionarla.
—Creo que deberías dejarla descansar—dije de forma
demasiado brusca. Todos me observaron sorprendidos.
—Estoy de acuerdo—dijo la médica un momento después—
Puedes irte a casa Noah, pero necesito que me prometas que
comerás, que beberás muchos líquidos y que te tomarás las
pastillas que te mande. Hay que tener cuidado con la conmoción,
así que si vuelves a marearte o si se te nubla vista, vuelve de
inmediato al hospital, ¿me has entendido?—dijo con seriedad.
Noah asintió lentamente, y cuando su madre salió con la médica
y mi padre fuera de la habitación sus ojos miraron a cualquier sitio
menos a mí.
—Me está volviendo loco verte así, Noah—le dije acercándome a
los pies de su cama.
Ella respiró hondo varias veces.
—Lo mejor será que te vayas Nicholas, mi madre me llevará a
casa.
Y con esa simple frase sentí que me ahogaba en mi
culpabilidad... Tenía que recuperarla como fuera... pero no tenía ni
idea de cómo hacerlo.