Culpa tuya

Capítulo 2

NICK 
Joder, como la había echado de menos. Los días se me habían hecho 
interminables y ni qué decir de las semanas. 
Había tenido que trabajar el doble de horas para que me dejasen 
volverme antes pero había merecido la pena solo por esto. 
- ¿Estás bien?-le dije con la respiración acelerada. Nunca lo habíamos 
hecho así, nunca. Con Noah me controlaba, la trataba como se merecía, 
la quería, joder, no era una chica más, no era una cualquiera, pero no 
había podido controlarme. En cuanto la vi había querido hacerla mía, 
porque lo era, era mía, y de nadie más. El capullo del camarero que 
había estado tonteando con ella me había puesto en ese estado de celos 
irracionales. Tenía que controlar mi manera de ser con Noah, no quería 
asustarla, no quería que tuviese miedo de estar conmigo. 
Nuestros ojos se encontraron y una sonrisa increíble apareció en su 
boca. 
-Ha sido...-dijo pero la callé con un beso. Temía lo que pudiese decir, le 
había hablado como a las otras, pero no me había dado cuenta, me 
había perdido en el deseo del momento. Aquella noche estaba 
espectacular, más que nunca, ese vestidito virginal que le habían puesto 
me volvía loco y quería hacerle de todo. 
-Te quiero con locura, ¿lo sabes verdad?-le dije apartándome de ella. 
-Yo te quiero más-me contestó y cuando lo hizo me fijé en que tenía un 
poco de sangre en el labio. 
-Te he hecho daño-dije acariciándole el labio inferior con mi dedo y 
limpiando la pequeña gota de sangre que había salido. 
Mierda, era un bruto gilipollas-Lo siento, pecas. 
Ella se chupó el labio distraída...mirándome. 
-Esto ha sido diferente-me soltó un segundo después. Y tanto que lo 
había sido. 
Me aparté de ella y me abroché los pantalones. Me sentía culpable por 
como la había tratado, joder, estábamos al aire libre, Noah se merecía 
hacerlo en una cama no contra una pared, aquí te pillo aquí te mato.

-¿Qué te pasa?-me dijo ella mirándome preocupada. 
Me acerqué otra vez y le cogí el rostro con mis manos. 
-Nada, perdona-dije besándola otra vez. Le bajé el vestido por sus 
caderas conteniendo las ganas de empezar donde lo habíamos dejado. - 
Feliz cumpleaños-dije sonriendo y sacando una cajita blanca de mi 
bolsillo. 
- ¿Me has traído un regalo?-me preguntó emocionada. Era tan joven y 
tan perfecta. Solo con verla me ponía de buen humor, solo con tocarla 
me ponía como una moto. 
-No sé si te gustará... a lo mejor es demasiado cursi...-dije poniéndome 
nervioso de repente. Nunca le había regalado nada a una chica antes y 
temía no tener buen gusto para ello. 
Sus ojos se abrieron solo con mirar la cajita de fuera. 
- ¿Cartier? -Sus ojos volaron a los míos- ¿Te has vuelto loco? 
Negué con el ceño fruncido esperando a que lo abriera. 
Cuando lo hizo el pequeño corazón de plata refulgió en la oscuridad. 
Una sonrisa apareció en su rostro y suspiré aliviado. 
-Es precioso-me dijo tocándolo con los dedos. 
-Así llevaras mi corazón a donde quiera que vayas-le dije posando un 
beso en su mejilla. Esto era lo más cursi que había dicho en mi vida pero 
ella conseguía eso de mí, me convertía en un completo idiota 
enamorado. 
Sus ojos me miraron y vi que se humedecían. 
-Te quiero, me encanta-me dijo dándome un beso en los labios. 
Sonreí bajó su beso y la obligué a girarse para poder colocarle el 
colgante. Su cuello quedaba al descubierto con ese vestido y tuve que 
besarla en la nuca. Se estremeció y tuve que respiran hondo para no 
obligarla a venirse conmigo de inmediato y en ese instante. Le pasé el 
colgante por el cuello y la observe cuando se giró sonriente. 
- ¿Cómo me queda?-me preguntó mirando hacia abajo. 
-Estas, perfecta, como siempre-le dije. 
Sabía que teníamos que regresar y era lo último que me apetecía hacer 
en aquel instante. Quería estar con ella a solas, bueno, la verdad es que siempre quería estar con ella a solas, pero sobre todo en ese momento, 
cuando llevábamos tanto tiempo sin vernos. 
- ¿Estoy presentable?-me preguntó con inocencia. 
Sonreí. 
-Claro que sí-dije mientras me abrochaba los botones de la camisa y 
cogía la corbata que estaba en el suelo. 
-Déjame a mí-me pidió y solté una carcajada. 
- ¿Desde cuándo sabes hacer el nudo de la corbata?-le pregunté a 
sabiendas que nunca había sabido hacerlo, es más, era yo quien se lo 
hacía cuando vivía en esa casa. 
-Tuve que aprender porque mi hermoso novio me dejó a cambio de un 
piso de soltero-me dijo mientras terminaba de hacer el nudo. 
- ¿Hermoso, eh? 
Ella puso los ojos en blanco. 
-Regresemos o todo el mundo sabrá lo que hemos estado haciendo. 
Me hubiese gustado que todo el mundo lo supiera, así los niñatos se 
mantendrían alejados de mi novia, pero me callé el comentario. 
Dejé que ella volviese primero y me fumé un cigarro mientras tanto. 
Sabía que a Noah no le gustaba que fumara pero si no lo hacía me 
volvería loco. 
Antes de regresar algo captó mi atención. Su ropa interior estaba tirada 
bajo mis pies. 
¡¿Se había ido sin nada debajo?! 
Cuando regresé, con los nervios a flor de piel, la vi hablando con un 
grupo de sus amigos. Había dos chicos en ese grupo y uno de ellos tenía 
la mano puesta en su espalda. Respiré para tranquilizarme y me 
acerqué a ellos. Por poco no empujo a ese idiota, pero Noah en cuanto 
me vio pasó su brazo por mi espalda y apoyo el rostro en mi pecho. 
Me calmé. Ese gesto había sido suficiente, aunque mis ojos se clavaron 
fríamente en los del idiota ese. Me miró, se asustó y se giró para hablar 
con otra chica. 
- ¿Has visto a Lion?-me pregunto ella unos minutos después.



#3094 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, culpamia

Editado: 03.01.2024

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