Culpa tuya

Epílogo

Dos semanas después 

NOAH

El ruido de las máquinas, y ese intenso olor desagradable que 
acompañaba a todos los hospitales me obligó a levantarme y salir a la 
sala de esperas. Nunca me habían gustado los hospitales y su hubiese 
sido por mí habría estado en cualquier lugar menos en ese. 
Me senté en la silla y me rodeé las rodillas con las manos. 
Esa posición había sido mi preferida en los últimos días, e igual que 
cuando me metía bajo las mantas, cerré los ojos y dejé que mi mente 
divagara por lugares a los que hubiese preferido no volver jamás. 
Aún podía escuchar la voz de Jenna al otro lado de la línea, exigiéndome 
respuestas que no estaba preparada para dar y luego la de William, que 
furioso me avisaba de que su hijo había sido arrestado por agresión. 
No había tardado mucho en llegar al lugar de los hechos y creo que iba 
a tardar años en hacer que esa imagen de Nicholas desapareciera de mi 
mente. La ambulancia se había llevado a Michael, que presentaba 
magulladuras por todo el rostro y el torso. Nicholas le había roto dos 
costillas y le había causado un traumatismo en la cabeza. Aún podía ver 
como los policías se lo llevaban en el coche patrulla, y también podía 
ver como la sangre caía por sus nudillos y su labio partido. Michael se 
había defendido, estaba claro, pero no había bastado para defenderse 
de un Nick completamente desquiciado. 
Recuerdo que Jenna apareció detrás de mí y que también fue justo en el 
momento en el que mis piernas me fallaron; ella y Lion me llevaron 
hasta su coche y sin preguntar, me cuidaron durante toda la noche. Lion 
se marchó a la comisaría, fue quien llamó a William y mientras tanto, 
Jenna me abrazó en la cama mientras yo me deshacía de todas las 
lágrimas que quedaban en mi interior. 
Después de esa noche no había vuelto a llorar, porque estaba tan 
destrozada que ya nada, ni siquiera las lágrimas eran capaces de 
calmar mi dolor. 
Y ahí estaba yo, visitando al hombre que había prometido ayudarme 
pero el mismo que había ocasionado que terminase rota por los suelos. 
Suspiré en el mismo momento que mi móvil sonaba y vibraba sobre la 
silla de plástico en donde lo había colocado. 
Era Will.

-Acaba de salir, Noah-dijo y me puse de pié de inmediato. 
-He tenido que hacer uso de todos y cada uno de mis contactos para que 
no terminaran condenándolo a tres años de cárcel, pero al parecer 
O'Neil ha quitado los cargos... 
supongo que al final tenías razón y que hablases con él podía ser 
efectivo. 
Sentí un gran alivio recorrerme por entera. 
- ¿Se ha librado? -pregunté sin podérmelo creer. 
William respiró hondo al otro lado de la línea y casi pude imaginármelo, 
con el rostro cansado y lleno de preocupación, pero finalmente aliviado 
de que su hijo mayor no terminase en la cárcel por la culpa de su 
hijastra. 
-Sí, lo ha hecho pero por poco. 
Asentí llevándome la mano a la boca y me senté en la silla del hospital. 
La llamada se cortó y mis ojos se centraron en la pared que había en 
frente. 
Nunca me hubiese perdonado que Nicholas terminase en la cárcel por 
mi culpa, eso habría sido el último clavo en mi tumba porque si ya me 
costaba lo mío levantarme por las mañanas para venir aquí, no hubiese 
podido soportar otra culpa más sobre mis hombros. 
Jenna apareció por el pasillo, con dos cafés en la mano y una bolsa con 
algo dentro. 
-Te he traído algo para que comas, y no pienso seguir aguantando tus 
negativas ¿me oyes? Vas a comer y vas a hacerlo ahora. 
Sin prestarle mucha atención, cogí el café de sus manos y le di un leve 
trago. El líquido caliente no fue capaz de calentarme el cuerpo; ahora 
siempre parecía estar fría, congelada por dentro y por fuera, daba igual 
cuantas mantas me colocara por encima, me faltaba algo, me faltaba lo 
más importante. 
-Nick se ha librado-dije en un susurro. 
Jenna abrió los ojos con sorpresa para después suspirar profundamente, 
justo como lo había hecho yo al enterarme. 
-Joder... menos mal. 
Asentí desviando la mirada otra vez.

-Noah...-empezó Jenna con aquel tono alentador, pero no quería 
escucharla, simplemente necesitaba que nadie me hablase y que nadie 
intentase animarme, ahora mismo solo quería hundirme en mi miseria y 
evadirme del planeta. -Las cosas va a mejorar, ¿vale? Michel está bien, 
se está recuperando sin problemas, y ahora Nick se ha librado de la 
cárcel, y conociendo a William no tendrá ni antecedentes, por favor 
alegra esa cara. 
Mis ojos se desviaron a la mano que sostenía su café. Un precioso anillo 
de plata con un pequeño diamantito de color blanco adornaba su dedo 
anular. También había tenido que sentirme culpable por eso porque la 
noche en la que todo se fue al infierno Lion le había pedido matrimonio 
a Jenna, y ella había tenido que dejarlo todo para venir a buscarme y 
enfrentarse a lo que había pasado. 
A pesar de que yo estaba completamente ausente, no era capaz de 
ignorar el brillo que parecía esconderse detrás de sus ojos cuando 
miraba a Lion y sus ojos contemplaban su anillo de compromiso. Me 
alegraba por ella, de veras que lo hacía, pero también avivaba el dolor 
de mi corazón de una forma desgarradora. 
Yo ya nunca iba a tener eso, y mucho menos después de todo lo que 
había pasado. Ahora, al ver lo que había perdido era consciente de lo 
idiota que había sido. Mi miedo a que me hiciesen daño había impedido 
que me quisiesen de verdad, porque Nick me había querido con toda su 
alma y yo lo había apartado una y otra vez hasta terminar llevándomelo 
conmigo a la oscuridad que me caracterizaba. 
Eso era lo que más me dolía, porque yo estaba acostumbrada al dolor, 
aunque lo temiese, y lo evadiese como mejor podía, lo soportaba, pero 
para lo que no estaba preparada era para lidiar con el suyo. 
Todas esas veces que me había dicho que me quería, todas esas veces 
que habíamos discutido por tonterías, todos esos besos robados, esas 
caricias, ese amor que había conseguido sentir solo por mí, había 
terminado en convertirse en su propia pesadilla. 
Aquella tarde Jenna me llevó a casa. A Briar no la había vuelto a ver 
desde la noche de la gala, y sus cosas ya no estaban cuando llegué al 
apartamento. 
Mejor así, me dije para mí misma. Briar formaba parte de un pasado de 
Nick que yo no debería haber conocido nunca porque no tenía nada que 
ver conmigo. Ahora entendía como el pasado debía quedarse ahí, en el 
pasado, porque si lo dejábamos volver era capaz de consumir nuestro 
presente. 
Me quité los zapatos mientras Jenna trasteaba en la cocina, insistiendo 
en que comiera algo. No podía comer nada, el nudo en mi estómago era 
tan grande que no dejaba lugar a nada más. Me metí en la cama y al 
apoyar la cabeza en la almohada sentí el ruido de un papel arrugarse.



#3101 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, culpamia

Editado: 03.01.2024

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