¿cupido o Destino?

Capítulo dos

La cabeza me duele como un centellar de caballos trotando, el incesante palpitar me hizo despertar de lo que podría llamarse un sueño para despertar en una pesadilla. La luz me molesta, me estremecí entre las sábanas, el olor a alcohol está impregnado en toda la habitación. Me senté intentando ver algo con claridad. 


Observé mi alrededor y nada de ahí era conocido, no estoy en mi casa… trate de recordar y vagos recuerdos se proyectan en mi mente. Nicole, debe ser su casa, estaba con ella… quería segir creyendolo hasta que en una división frente de la cama vi una fotografía, me levanté casi cayendo al suelo así que me detuve de la orilla de la cama. Siento que el suelo se mueve y creo que tengo que vomitar. Levanto la cabeza y trato de observar bien la fotografia en ella no está mi amiga, y descubrí que no era su casa sino la de un chico, pero no cualquier chico, tenia que ser el. Ahí fueron fugaces los recuerdos que regresaron a mi mente, estoy en el departamento del mentiroso.


—    No…. ¿Qué hice? — fui hacia la puerta y la asegure — esto, es una locura…. Mi celular — comencé a buscar por todos lados.


Debajo de una almohada que esta tirada en el suelo lo encontré, me senté apoyando la espalda en la cama que podría ser de ese tipo del cual ni siquiera puedo recordar su nombre. Temo haber hecho algo de lo cual arrepentirme luego, soy una tonta. Intente encender mi celular pero este está sin descargado. 


—    Maldición — golpee el suelo con mis manos pero el dolor de cabeza me hizo quedarme quieta — ¡Nicole.! — refunfuñe molesta, ella me metió en esto.


Se me ocurrió salir de la desconocida habitación y saber dónde demonios estoy, me levanté sosteniendome de la pared y lo que encontraba a mi paso. Agarre el picaporte y respire ondo, esto es lo más arriesgado que he hecho en mi vida. Abrí la puerta despacio, lo primero que vi fue la sala y para mi sorpresa una sala demasiado ordenada y muy linda. No hay nadie, así que di los primeros pasos fuera de la habitación, escuche ruido del otro lado de la sala y entendí que no estaba sola y pedía a gritos (dentro de mi mente) que ese alguien fuese Nicole.


Es una completa estupidez esperar no esté él aquí, pero a estas alturas es lo que más deseo. No tengo la cara para verlo, una, no lo conozco, dos, que demonios hago aquí y tres, soy un desastre. Golpee mi celular una vez más intentando diera señales de encender. Frente a la puerta de lo que me imagino es la cocina me resigno para enfrentar el lío en el que estoy metida.

Esto es lo que siempre quise evitar, no saber de que arrepentirme. Planeó todo, hasta el último detalle de mi día, precisamente para no arrepentirme de nada, para no cometer un solo error. Y ahora estoy en una situación como de una película de terror, sin saber que encontraré detrás de esta puerta. Perfección, esa palabra ahora me falló.


No debí tomar esa tarjeta, no debí beber tanto y mucho menos debí llamar… no sé de qué más arrepentirme.


Empuje la puerta y efectivamente encontré a un chico sin camisa sentado a la mesa comiendo. Es como si esperará que yo llegará, pues sonreía como un verdadero psicópata viéndome parada en la puerta. Dejó su desayuno y se acomodó en la silla, sus codos sobre la mesa y sentía que esperaba yo hablara.


—    Buenos días, es lo mínimo no… — limpio su labio con su pulgar.


Su voz trajo a mi mente un vago recuerdo de la llamada. 


—   ¡ Yo te pedí venir..! — ni siquiera yo me creo lo que acabo de decir.


—    Sí… lo pediste mucho — lamio un poco de miel — ya sé, el típico cuento de "no recuerdo nada."


—    No, no, no, no…. Yo no soy así — rasque mi cabeza.


—    Preciosa 


—    No me digas así — lo interrumpi.


—    Esta bien, siéntate y te sirvo algo de comer


—    No tengo hambre… lo que quiero es saber dónde estoy, donde está Nicole y poder cargar mi celular


—    Tu amiga, bueno… ella vino contigo, siguieron tomando y luego un chico vino por ella y se fueron a tu apartamento


—    ¿Que…? A mi… un momento, porque me quedé yo aquí…


Su sonrisa no me dio nada de confianza. Creo que no hice la pregunta correcta desde el inicio. Estoy en su casa, sola con él, esto no es normal… al meno no para mi.


Me aleje y busque algo con que defenderme. Sobre la mesa está una tostadora, no era lo más útil pero fue lo único que pude tomar en ese momento. 


—    ¿Que me hiciste? — amenace con lanzarla


—    Yo… 


—    Habla, que me hiciste…


—    Nada - el contesta a mis preguntas tan tranquilo, que cada vez me asusto mas.


—    Entonces que hago aquí


—    Viniste por tu cuenta


—    No te creo… cómo… ni siquiera sé donde estoy, no conocía tu casa debiste traerme tú


—    A ver, no quieras echarme la culpa. Tu quisiste venir, llegaste, tocaste la puerta… 


—    No te creeo


—    Esta bien — paso a mi lado y pensé me tocaría, casi le lanzo la tostadora


Caminó hasta la ventana y me llama con suma tranquilidad. No solté ni un momento mi arma, si él intentaba hacer algo, yo me defendería.


—    Mira, así entenderás — señaló la calle


No me acercaría más hasta que él se alejara, dio algunos pasos hacia atrás y ahora pude asomarme. Estaba loca, puede que sí, estoy… en mi edificio, esta es mi calle, esta el mismo puesto de fruta. No, esto es… 


—    Somos vecinos - dijo con una sonrisa entre dulce y picara.



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En el texto hay: juvenil, vidas cruzadas, amor

Editado: 17.07.2019

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