—Bueno, ahora la pregunta que te voy a hacer seguro que no será e fruto de tu devoción (ni el mí tampoco, que lo sepas), pero te la tengo que hacer—sabía que ahora tocaba el tema de mis numerosas relaciones fallidas. Tocaba, como comúnmente se decía, el salseo.
—Pregúntame lo que quieras—le di toda la libertad a Hunter, más que nada para poder limpiar un poco mi imagen pública aunque tenga que contar cosas muy privadas que no sabe nadie.
Estaba nerviosa. Muy nerviosa. Las manos me sudaban y mi boca se secó, mi lengua se convirtió en un estropajo tirado en medio de un desierto alejado de la mano de Dios. Nunca hubiera pensado que llegaría este momento. El momento de abrirme por dentro, de hablar de cosas que me dolían y me siguen doliendo a día de hoy.
No me gustaba tener que hacerlo, pero era la única manera de que me entendieran y dejasen de especular falsamente sobre mi vida y sobre mi personalidad. Bebí un poco de agua, intentando liberar tensiones. No funcionó.
—¿Por qué crees que a los medios les importa tanto todas tus relaciones?
Lo miré sorprendida. No me esperaba eso, me esperaba que fuera directamente al grano con un ‹‹¿por qué has fallado tanto en el amor?››
—No lo sé. Les importará más los ex-novios que he tenido que la música que hago para mi grupo. Venderá más, supongo—no estaba muy segura de mi respuesta pero pareció que para él era suficiente.
—¿Te molesta? —preguntó.
Solté una risa algo sarcástica.
—Sí te contara todo lo que me molesta, tendrían que hacer cincuenta programas por lo menos. Y creo que eso a la gente le aburriría.
—O sea, que sí te molesta—afirmó.
Asentí obviamente con la cabeza.
—Más que molestarme, me entristece—dije. —Hombre, me molesta que hablen sobre mí con tanta libertad, pero con eso no puedo hacer nada—me toqué la nariz, señal de que iba a echarme a llorar en cualquier momento. Tragué el nudo de mi garganta y mantuve las lágrimas en su sitio.
—Pero puedes demandar ¿no?
—Entonces tendría que demandar a todas las cadenas de televisión, a todas las revistas… —dije con cansancio. —No, creo que no. Al fin y al cabo es lo que tiene ser un personaje público… Estás todo el tiempo expuesto… Tienes que aguantarlo todo.
—¿Qué aguantas Hannah?
Levanté mi mirada y por un momento, me olvidé de que estaba en una entrevista con muchas cámaras apuntando a mi rostro, al mirar a Hunter. Sus ojos estaban fijos en los míos y eso me estremeció, me puse nerviosa y las ganas de llorar aumentaron por momentos. Aun así, me controlé de nuevo.
—Todo—dije, con un nudo en mi garganta. —Mentiras, rumores absurdos e incluso que me llegasen a insultar por todos lados poniéndome de histérica para arriba. Sinceramente, ya me da igual, estoy acostumbrada y la mayoría de veces paso del tema que sea.
—¿Y las otras veces?
—Pongo indirectas por Twiter—solté una risa, soltando todo el peso que tenía sobre mis hombros. Él sonrió.
De repente, me sentí mucho más relajada. Obviamente tenía nervios por la entrevista, pero empecé a pensar menos las respuestas y a decir lo que verdaderamente sentía por primera vez en mi vida. Nunca me había abierto así a nadie, ni siquiera a mis padres que han intentado innumerables de veces conectar conmigo y sacarme de ese estado de aislamiento en el que me encontraba la mayor parte de los días. Y me di cuenta de que la razón de que yo me sintiera así, era él, Hunter. Él hacía que me sintiera así de cómoda y de relajada. Y no sabía cómo, pero lo hacía.
—¿Por qué no han funcionado tus relaciones amorosas? —preguntó, interesado con su ceño levemente fruncido. —¿Es verdad lo que dicen de ti?
—Sé a quién te refieres—dije, refiriéndome a Austin—, y te digo que me da igual lo que diga ese señor de mí, como sí quiere llamarme ‘puta’, que por cierto ya lo ha hecho por redes y tal… Y no sé la razón exacta del porque mis relaciones no funcionan. No sé si el problema soy yo o es que solo me han querido por dinero y la fama, y yo he metido la pata en darme cuenta de ello y de no querer estar más con esas personas… De verdad que no lo sé.
≪El caso es que todos hablan de cosas que no saben (suele pasar), sin conocer las dos versiones (qué es completamente imposible saberlas a cien por cien, pero la intención es lo que cuenta). A mí me pintan como la ex-novia psicópata, celosa compulsiva, agresiva… —enumeré con mis dedos mientras hablaba. —Y ellos son muy buenos, nunca han roto un plato en su vida.
—¿Y cómo te lo tomas?
—Yo intento tomármelo con humor todo, porque al fin y al cabo, estoy dando de comer a mucha gente—reí mientras hacía referencia a las numerosas veces que han ido a platós de televisión y las que han salido en portadas de revistas. Hunter sonrió mientras me escuchaba. —Pero, hay veces que dicen cosas, barbaridades la mayoría, sobre algo que ha pasado y que no tienen ni idea y… Me duele—suspiré. —Me duele que especulen y digan mentiras sobre mí sin ningún argumento válido.