Querida Amelia,
No era mi intención preocuparte expresando mis sentimientos. Ahora, me arrepiento de haberlo hecho.
Todo este tiempo no me detuve a pensar en nuestro futuro, puesto que hacerlo implicaría pensar en muchas cosas más que esta noche no me siento con las fuerzas necesarias para mencionar. Aun así, me gustaría contarte algo.
Hoy pasé un rato con Padre en su oficina, hacía mucho que no lo hacía. Me habló un poco sobre la historia de este lugar, de nuestros antepasados, étcetera.
Tranquila, esta carta no se volverá una tediosa clase de Historia, puesto que tampoco le puse mucha atención, ya que solo podía pensar en una sola cosa.
Somos ajenas a lo que sucederá en el futuro, pero estas palabras permanecerán grabadas a través del tiempo. Alguien las encontrará y seremos inmortales en mentes de terceros.
Iris