CAPITULO XI
El paisaje de penetración agraria por donde Agustín llevó el recado, estaba seco y sin viento y, en la doble vía que divide los caminos, se abrían los nuevos, por donde andaba Damary que se apartaba por instantes de los de la hacienda y de los charcos de cuando niña y dejaba atrás los pies en la greda, la montaña encantada, el canto de las aves, el contacto con los árboles, la voz de las plantas y en ese rumbo, iba al lado del amigo, en silencio, y en ese antes y en este ahora, la misma ruta comprendía un mensaje.
.-No puedo negar que amo lo que desde niña decidí hacer Raúl y cómo cuesta llegar hasta el final, mirar para atrás sin que afloren recuerdos buenos y malos, dijo Damary.
.-Son lecciones de vida, tus caminos y tu lucha te hacen especial, por eso te amo muchachita hermosa, y después de una pausa y de manera sutil preguntaría:
.-¿Tú me amas?
.-¿Qué broma lo de Gustavo, verdad? Y en el disimulo al no poder dar respuesta a la interrogante, acotar.
.-Eres un príncipe azul.
.-¿Cómo en los cuentos de hadas? y sin dar tiempo a más preguntas Damary buscaba sintonizar una estación en la radio del vehículo Toyota highlander vino tinto, en espera de noticias, en ruta a Santa Fe, la capital, y mientras estaban a la expectativa de información se escuchaba la metálica de Gustav Taboch que transmitían los medios.
.-Como hemos venido informando, el famoso músico Gustav Taboch sufrió un aparatoso accidente de tráfico en la moto que conducía después de un concierto cuando se dirigía por la carretera de San Pablo a Costa Brava. Según el parte de las autoridades, el exceso de velocidad y los posibles efectos del consumo de alcohol incidirían en el lamentable suceso.
.-¿Qué crees tú que pase?
.- No lo sé, y temo lo peor. No había tiempo para más preguntas; por su mente pasaban episodios que le tocaban el corazón y aparecían los trágicos y los alegres de cuando niños, en la vecindad de la casa, los paseos en familia, las tardes de futbol y en la escuela integral La Hebraica, cuando aquella vez, a la hora de recreo y entre la algarabía del juego y la merienda, Gustavo, al escuchar sonidos de flauta que provenían del salón musical, inspirado por la melodía que llegaba a sus oídos abriría el estuche donde guardaba su violonchelo y ejecutaría un improvisado movimiento harmonioso que los compañeros aplaudirían con desenfreno. Nacía el músico Gustavo Taborga, y entre amigos y hermanos transcurrían los años de la preparatoria y el estudio para la ejecución del instrumento; al final se decidiría por la guitarra clásica con los maestros Andrés Segovia y Raimundo Amador, en España, hasta llegar a la gitanería española con Francisco de Lucía y en sus viajes y búsqueda musical propia se allegaría a la de Iñaki Anton, conocido como Uoho para, de esta manera, crear La Metálica de Gustav Taboch.
.-¿Gustav consumía alcohol o drogas?
.-No lo sé Damary, no lo sé.
Las aéreas de la unidad de cuidados intensivos estaban bajo custodia de médicos y familiares de Gustav Taboch y en las afueras de la clínica, los medios de comunicación se enfrentaban unos a otros por obtener en exclusiva, la información sobre el estado de salud del músico; los agentes del orden colocaban barreras de seguridad para evitar el tránsito de vehículos y la aglomeración de los fans del artista.
.-Está complicado y le hemos inducido un coma, es decir, sedado para reducir el consumo de oxígeno y energía y poner el cerebro a dormir mientras se monitorea su actividad, diría el médico a la prensa.
.-Doctor, según tengo entendido no fue solamente el golpe que recibió al estrellar su moto contra el camión en la vía, aunado a que no llevaba casco de protección, sino un repentino accidente cerebro vascular que le sobrevino, cuando le prestaron los primeros auxilios. ¿Qué dice al respecto? preguntó el periodista de televisión.
.-No tengo información sobre el particular, respondió el galeno.
había dejado a Damary en casa de María Inés Vicky Slander, una joven arquitecto que se había hecho su amiga y socia del proyecto "Fundación Centro de Medicina Natural Quebrada Azul". A pesar de la insistencia de allegarse a la clínica donde se encontraba el paciente, entre ambos la convencerían para que desistiera, no era conveniente su presencia en el lugar, más aún cuando los fanáticos del artista se encontraban merodeando por la clínica y era preferible evitar un enfrentamiento crítico sobre Gustav, con el supuesto consumo de sustancias prohibidas.
.-Es mejor así Damary, es mejor así, yo te mantendré informada y cuando las cosas se calmen veremos ¿te parece? le diría María Inés y en un punto y aparte, antes de irse Raúl se devolvería para decir:
.-No te preocupes, Gustavo va a estar bien y eso me anima.
En la clínica el corre y corre de médicos y enfermeras encontraba a Raúl abrazado a la madre de Gustavo mientras escuchaba el parte médico que la familia recibía de los especialistas que él, cómo estudioso de la medicina comprendía.