Capitulo 16

Dante.

Trato de detener a Laana, tomo su mano pero mis labios no se mueven, porque sé que la volverán a encerrar en ese lugar y yo no quiero que mi pequeña hermana sufra, ya ha sido suficiente.

Sé que mis padres quieren protegerla, yo también quiero hacerlo, pero no puedo hacerlo del modo en que ellos lo desean, la dañan y no le dan respuestas, sé que hay situaciones que no se le pueden explicar, pero jamás, jamás me agradó la idea de que la culparan de ese modo cuando mato a ese maldito. La hicieron verse como un monstruo para que tuviera miedo y no deseará hacer más preguntas de sí misma.

Al final lo que intentaron les salió al revés porque al no darle respuestas ella se hizo preguntas.

Respiro hondo y decido dejarla libre.

- Prométeme que vas a cuidarte -digo suplicante, ella no me ve pero si noto como su vista esta sobre mi hombro, supongo que para observar a nuestros padres.

Me promete hacerlo y me abraza, me pide cuidar a nuestros padres porque sabe como les afectará que desaparezca y es verdad, se volvieron locos cuando vieron que no estaba en el cuarto, por un momento pensaron que la habían raptado pero luego revisaron su e-mail así que supieron que se había ido a Costa Rica.

- ¿A dónde iras? -pregunto antes de que se vaya, ni siquiera tiene un lugar donde quedarse.

Escucho como mi padre se mueve y apenas me giro a verlo, Laana se alarma.

- No lo sé -sin darme tiempo a nada sale corriendo del lugar.

- ¿Porqué la has dejado irse? -pregunta mi padre furioso.

- No puedo creer que realmente me lo cuestiones, pudieron matarla -reclamó, cuando íbamos en el vuelo a buscarla le pidieron específicamente a Amadeo agarrar a Laana.

Aunque no lo dijeron realmente sentí que las letras pequeñas eran tipo: "por  si trata de escapar, no podrá hacerlo porque ya estará herida".

Amadeo no estaba feliz con la idea pero nunca ha desobedecido a mis padres así que no cuestionó nada.  Mi padre me mira con un gesto que no puedo describir por mi último comentario, luego suspira y frota su rostro hasta hacer su cabello hacía atrás.

- Ve a ver a tu madre -dice sin más y sale del edificio en busca de mi hermana.

Mamá esta en el suelo, duerme con una paz increíble al igual que Amadeo, realmente me asuste cuando lo vi caer, creí que Laana no se había podido controlar, si, realmente creí que lo había matado.

Acomodo a Amadeo y mamá en un sillón desastroso que hay en el lugar, ya ha pasado como media hora, decido salir en busca de mi padre, en este momento Laana ya debe estar lo suficiente lejos de él.

Apenas salgo del lugar veo un chico saliendo de un callejón, no es algo que me importe realmente pero antes de poder desviar la mirada veo como salen unas alas de su espalda y la sangre me hierve.

Estos malditos ángeles. Corro antes de que pueda tomar vuelo y tomo una de sus alas hasta tirarlo al suelo.

- ¡Arg! -se queja mientras respira con fuerza, me voltea a ver molesto-. ¡Estas loco! ¿Cómo se supone que me ves?

Su tono de enojo me suena solo como una ratita atrapada.

- Adivina que... los tuyos me dieron algo de algo en la sangre -sin más le planto un puñetazo en la cara y me lanzo sobre él antes de que decida huir-. Dile a los de tu especie que dejen a mi familia, a mis padres y a mi hermana en paz -me mira confundido.

- No, no, yo no vengo a raptarla, tengo que protegerla -mi cara de incredulidad no se hace esperar y vuelvo a levantar mi puño-. Niño, hablo en serio.

- ¿Niño? -mi momento de confusión lo hace liberarse.

- Jodida fuerza sobre humana -dice acomodando su abrigo.

- Tal vez debieron pensar en no otorgar castigos que le pueden afectar también a ustedes -digo cerrando mi puño.

- No me incluyas, no soy parte de esos ángeles -me asegura y saca sus alas, sin dejarme tiempo a nada y toma vuelo con rapidez, desprevenido como Laana lo hizo, con la palabras en la boa.

- ¿Niño? -repito de nuevo para mi mismo-. Un momento... -no puedo evitar soltar una leve risa de incredulidad mientras niego con la cabeza-. Diablos...