Damnare Vultus

Capitulo 25

- ¿Abaddona? -pregunta Ana-. Es imposible, él desapareció hace años -le dice a Christian en español.

- Eso es obvio tenía que buscar al ángel gemelo -dice Laila como si ya todos los supiesen.

- Pues yo si creo que sea él -asegura Christian mientras apoya una de sus manos en el cabello de su sobrina y le quita el molesto velo-. Lo que no entiendo es por qué ha ido tras ella.

- Ustedes lo saben -señala Laila a sus hermanos, padres de Laana-. Será mejor que habrán lo boca ahora.

- ¿Qué? No, no sabíamos que Abaddona iría tras... -Hotson deja de hablar y mira a su esposa la cual está que se come las uñas por los nervios.

Después de dos décadas cuidado a su hija del rapto de los ángeles se han de enterar que también hay un demonio tras ella.

- ¡Hablen ahora! -grita Laila, completamente molesta-. Ya es suficiente, solo mienten, engañan y se alejan de la familia, ¿cuándo empezarán a confiar en nosotros?

- Ustedes nunca lo entenderán -reclama Alegra en un tono tembloroso-. Solo tratamos de proteger a nuestra hija, algo en lo que ustedes nunca estuvieron de acuerdo.

- Esos fueron otros tiempos, Alegra -comenta Ana-. Sé que nunca debimos siquiera considerar en decirte que dejarás que se llevarán a Laana, pero debes entender que en ese momento estábamos más preocupados por la salud emocional de ustedes, ni siquiera dormían cuidado de una bebé que no pertenecía a este mundo.

- De todos modos no es que nos haya quedado opciones para estar contra ustedes, le arrancaron las alas, no tenían modo alguno o razón para que los ángeles se la llevarán -habla el padre de los hermanos, en un español demasiado acentuado-. Dejaron a la niña sin opciones, a los ángeles sin razones y nosotros... a nosotros nos olvidaron y alejaron.

- Por más que hayan tratado de hacerlo por el bien de quien sea, consideraron como una opción el entregarles a mi hija y eso es algo que nunca va a cambiar -habla Alegra mientras se sienta en una de las sillas.

- Lo que no entiendo es porque Abaddona ha hecho esto -responde Hotson quitándose el chaleco-. Igual nunca confié en él, es tan extraño que mamá lo adoptara -su madre, la señora Milikan no se encontraba presente ese día, pues dijo que no pensaba ir ahí si la invitación no la escuchaba directamente de Laana, lo cual no paso, porque Abaddona o bien; Samuel, no se lo permitió, no le convenía que ella estuviese presente.

- Su madre creía que Abaddona era un ser incomprendido, asustado y solo, eso posiblemente no este incorrecto pero ha confiado muy ciegamente en él, aunque si tiene razones para hacerlo, de todos modos él jamás había hecho nada contra la familia hasta ahora -las palabras del señor mayor tenían bastante sentido para los hijos pero no para la pareja que veía a su hija casi inconsciente.

- Si mamá estuviera aquí él daría explicaciones -dice Ana.

- ¡Laana! Detén a tus hermanos -ella al escuchar a Samuel se levanta del hombro de su tío como si despertase y se acerca a ellos-. Vamos preciosa, debemos irnos de aquí, tu familia no quiere vernos juntos.

- Laana, no le creas, este idiota ni siquiera... -Dante pierde la consciencia cuando su hermana lo mira fijamente y Amadeo retrocede.

Es verdad, su mirada podía dormirlo inmediatamente pero lo malo era despertar, era como si tuviese púas en todo el cuerpo.

- Bien hecho, vayámonos -la agarra de la mano y camina hacia la salida.

- Oh no, no vas a ir a ninguna parte, Abaddona -Hotson habla y se para en el centro.

- ¡Cállate! Me llamo Samuel, ¡Samuel! -grita totalmente enfurecido y limpia el hilo de sangre negra en su boca que aún seguía saliendo.

- Ya es hora de irnos -dice Laana, viendo a su padre con un gesto inexpresivo-. Se hará tarde.

- Tenemos cosas que hacer, ¿verdad? -pregunta hacia Laana y ella solo hace un gesto de afirmación.

- Ya has pisado mucho terreno que no debías tocar... -dice una voz extra, todos voltean a ver a Egún, se encuentran con la imágen de un ángel, con una de sus alas totalmente negra-. Te has cabado tu tumba solo -su comentario sale en un tono de burla mientras agarra su espada de alfanje-. Acabaré contigo como debí hacerlo hace tiempo... demasiado tiempo...

Arael ha llegado detrás de ella, pero sin intención de atacar, esa fue la orden de Egún, solo vigilar.

Él corre hacía Laana y la abraza feliz de saber que esta viva, aún.

- ¿Cómo piensas hacer eso tan débil? -su tono era indescriptible, no estaba amenazante o molesto, podría decirse que estaba preocupado.

- Quien eres para hablar, si esto es tu culpa, ¿tienes miedo? -ella sonríe y mueve su cuello para soltar la tensión-. Ya no te necesito, ¿listo para desaparecer?

- ¿Segura? -pregunta engreído y no tarda en recibir un golpe de Egún.

- Tengo prioridades, puede que alguna vez lo fuiste -asegura levantando sus hombros para quitarle importancia-. Pero eso no volverá a pasar, fue un error de nada -Abaddona se destransforma con el segundo golpe de Egún-. Listo, la basura ya no tiene envoltura.

La familia miraba confundidos la situación, por el parecido de la ángel con Laana, eso quería decir que ella era si hermana gemela, había vuelto, pero no sabían la razón.



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En el texto hay: angeles, demonios, cadena

Editado: 06.03.2019

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