La insistencia de Ariadna por sacarnos del departamento, junto con la complicidad engañosa que parecía tener Logan con Axel y la extraña alegría difundida que nos rodeaba el ambiente lúgubre que yo quería crear; nos llevó a comer pizza al restaurante al que salimos la primera vez.
Los recuerdos me embargaron como un golpe contra la realidad. Era tan diferente todo a principio del semestre y apenas acabábamos el segundo pero, parecía haber transcurrido una eternidad para todo lo que me había visto hacer.
Axel entrelazó sus dedos con los míos y sentí su calidez explayarse sobre mi piel como un hormigueo. Me dedicó una sonrisa de aliento, tal vez, sintiéndome ajena a la situación. No podía esperar realmente nada más de mí esa noche.
Los temas de conversación iban y venían cambiantes mientras más pizzas llegaban a nuestra mesa. El ambiente era tan alegre y festivo que no podía sentirme a gusto completamente, como si aquello no pudiese pertenecerme.
― ¿Estás bien? ―Escuché de Axel y sólo pude asentir, necesitando un poco de aire.
Afuera del restaurante las temperaturas eran bajas y casi no quedaban ciudadanos a la vista. Me senté sobre una banca no muy lejos del lugar, sintiéndome extraña y débil; realmente no podía encontrar una explicación razonable, sólo me sentía diferente en esos momentos.
El miedo comenzaba a apoderarse de mí, finalmente volvía a encontrarme en el punto de inicio, en el que quería huir nuevamente y desaparecer del rastro de todos ellos. Pero tenía la impresión de que Ariadna ya no seguiría mis pasos.
La conocida sensación veraniega me llegó desde mi espalda y sentí a mis músculos rogando por un poco más de la esencia. Supe al instante quién era, sin embargo, me sorprendí cuando sus brazos me rodearon por detrás permitiendo que esa sensación se colara dentro de mí brindándome comodidad.
―Creí que necesitarías esto ―susurró cerca de mi oído. Suspiré tranquilamente y entonces se acomodó a mi lado en la banca, su brazo aun rodeándome―. ¿Quieres contarme?
Recordé la amenaza de Viola esa mañana y pensé en lo que Axel y ella compartían, y en la extraña razón por la que ella se había vuelto posesiva de ambos.
―Cuéntame de ti y Viola ―pedí y sentí su sorpresa tensar su cuerpo.
Finalmente resopló y cedió su palabra.
―Ella era como tú cuando la conocí, una descendiente asustada pero intrigada por este mundo ―suspiró pesadamente―. Cuando la abordé apenas estaba entrando el semestre y lucía tan tímida y despistada, como si no le interesase nadie más a su alrededor. No ha cambiado eso.
Axel esbozó un asomo de sonrisa evocando el recuerdo.
»Al principio cuando lo supo ella se negó rotundamente a pertenecer, pero cuando comenzó a sentirse diferente simplemente no le quedó opción. Su esencia es muy poderosa, una de las más intrigantes que he visto en mis milenios. Estar cerca suyo siempre me resultó útil para entender un poco más sobre la energía de los nephilims.
»Estuve con ella en cada etapa que atravesó para evolucionar su energía, mientras le enseñaba a controlarse en otros aspectos. En ese tiempo nos llevábamos bien.
― ¿Fue ahí cuando te enamoraste de ella? ―Inquirí. Axel se alejó de mí para observarme y sentí la lejanía pesadamente.
Sus ojos almendrados eran oscuros y penetrantes, casi tanto como el rictus de su semblante aún sorprendido.
―Estar entre los humanos es realmente difícil, pero acompañar a los nephilims en su ascenso es una tortura. Una intrigante y aventurada tortura. Los humanos no pueden cambiarnos, pero ustedes sí, y de una forma completamente drástica; pueden hacernos sentir cosas que en nosotros no existen y remover nuestra energía nerviosamente.
Axel acarició mi mejilla con atrevimiento, acostumbrado a esos roces con mi piel y simplemente no pude negarme a sentirlo. Llevábamos mucho tiempo separados por mi maldita energía demonio.
»Aunque no todos pueden, tú lo hiciste conmigo. Es por ello que no muchos de mi clase son enviados para ayudarlos.
― ¿Qué pasó con ella?
―Cuando comencé a sentirme diferente con ella tuve que alejarme ―respondió, su mano ya no estaba en mi mejilla pero se entrelazaba con mis dedos en la banca―. Toda esa energía cambiante estaba alterándome y no podía simplemente estar cerca, ella me controlaba.
»Lo supe entonces luego. Ella no nos pertenecía.
―Y Seth apareció entonces.
―Así es ―resopló―. Llevaba años sin verlo pero cuando Viola transformó esa energía él resurgió para confrontarla. Los nephilims que descienden de los demonios son muy difíciles de controlar al principio, su sed es insaciable y al apenas desprenderse de las emociones humanas cuesta trabajo manejarla.
―Por eso Seth siempre está cerca de ella ―carraspeé―, los shows son para estar compartiendo su energía con ella.
―Exactamente.
―Y con ella...
―Todo acabó cuando intentó sabotearme.
―Pero aún te interesas por ella, y ella se interesa por tu seguridad.
―Repentinamente, ¿por qué estás preguntándome estas cosas? ―Él se volvió hacia mí con intriga. Me encogí de hombros y me dejé envolver por sus brazos―. Cometí muchos errores y confíe demasiado en ella.
― ¿Y conmigo no hiciste lo mismo? ―Me aparté de él enfrentando sus ojos.
―Tú no eres como ellos, roja, puedo sentirte también, puedo... casi puedo tocar toda la energía que irradias y cada vez estoy más convencido de que no puedes pertenecer a ellos. Es algo como más intenso.