Dana

PARTE INICIAL DEL CAPÍTULO 2 - EL SR. VÍCTOR INTERFIERE EN EL AMOR DE SU HIJA

Dana dejó de ir a realizar labores en la empresa, pese a tomar esta decisión, su salud mostraba claros signos de decaimiento.

Alexander, que amaba a Dana, al verla resquebrajarse, tras la desaparición de su madre se acercó en cierto modo para llenar el vacío que había dejado. Dana no mencionó a Alexander acerca del juramento que había hecho, pensaba que tenía que resolverlo sola, porque lo había hecho no con la finalidad de cumplirlo, sino por complacerla.

Lo que ella sentía por Alexander debía de resolverlo en decisión conjunta con él.

Tampoco lo dio a conocer a su papá, a nadie realmente, ella cargaría en su alma con el juramento realizado.

Alexander entendía que Dana lo necesitaba, su amor por ella...

Líneas arriba es la parte inicial del capítulo 2, en el cual se encuentra la siguiente reflexión.

El Perdón que Dios Ofrece

El perdón en circunstancias como estas cuesta mucho hallar, sin duda fue Dios quien actuó para que ella pueda tener la sobriedad en perdonar y tratar de reconciliarse con su papá y su esposo, estaba dispuesta a reencaminar su matrimonio.

Mateo 18, 21 – 35

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.



#13608 en Novela romántica
#1897 en Novela contemporánea

En el texto hay: realismo, romance, amor

Editado: 31.05.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.