Dangerous Desire

Capítulo 2

Llevaba dos días sin poder sacarme esos ojos verdes de la cabeza y no entendía por qué. Podría perderme en ellos, me intrigaban. Todo en él me intrigaba y ni siquiera sabía su nombre. Pero luego recordaba cómo me había mirado y lo grosero que fue y la bronca crecía en mi interior; había sido un accidente, nada grave como para que tenga esa mirada de odio, como si estuviera enojado con el mundo.

Tenía que despejarme, era estúpido que eso fuera en lo único que pensara. Todo lo que había hecho estos últimos días era tomar sol y ver películas, como la mayoría de los días. Soy una persona bastante tranquila, muchos dirían incluso que mi vida era aburrida, pero también sabía divertirme cuando salía con mis amigos. Quedaban solo unos pocos días más de vacaciones y ya estaba harta de estar en mi casa así que decidí llamar a Nick, mi mejor amigo desde que teníamos cinco años. Habíamos crecido juntos, era como mi hermano y aún seguíamos juntos en la universidad. Él me conoce como nadie, sabe todo de mí y yo sé todo de él.

Cuando éramos niños nos dimos nuestro primer beso juntos, siempre fuimos muy unidos pero nunca llegamos a nada más. Lo quería como un hermano por lo que nunca me había fijado en él como algo más. Sin embargo, hace años que sospechaba que él sí tenía sentimientos hacia mí, siempre era muy protector conmigo.

Acordamos vernos en el centro comercial y una hora después nos encontramos allí. Me recibió con un gran abrazo como siempre, levantándome del suelo al ser más alto que yo; su cabello es castaño claro y sus ojos de un color miel, como los míos.

- Buen día solecito –dijo con una sonrisa provocando que ambos riéramos por cómo me había llamado; pero luego se puso serio, mirándome preocupado. - ¿Cómo estás? ¿Sigues teniendo problemas para dormir? Tienes unas ojeras de muerte mujer.

- ¡Ey! –exclame dándole un puñetazo no muy fuerte en el hombro. – Estoy bien, los sueños siguen pero estoy un poco más tranquila. Además mi padre hizo que empezara a ir al psicólogo.

- Me parece bien la verdad, tienes que poder superar lo que pasó Lu. ¿Y, cómo te fue? ¿Has podido hablarlo?

Todavía recuerdo cuando le conté todo lo ocurrido. Nick siempre había creído que había algo raro en Marcos, nunca le agradó que lo tuviera cerca, pero él no era de las personas que decían "te lo dije" así que cuando lo supo se quedó toda la noche acariciando mi cabello mientras lloraba destrozada hasta quedarme dormida.

- No, no pude –admití bajando la mirada para no ver la pena en su mirada. – Pero te prometo que lo haré, cuando esté lista, no te preocupes.

- Yo siempre me preocupo por ti, Lu –dijo acariciándome la mejilla. – Cambiando de tema, ¿estas lista para volver a las clases? Porque yo no; ojalá las vacaciones fueran eternas, no quiero que acaben jamás.

Hablamos durante mucho tiempo en el que entrabamos a algunas tiendas y yo me probaba todo lo que me gustaba haciendo un desfile para él. Agradecía que nunca faltaran las risas cuando estábamos juntos. Nick siempre tenía algún chisme que contar o sacaba algún tema de conversación que hacía que me olvide de todo lo demás.

- ¿Quieres ir a tomar un helado? –propuse, ya que ambos éramos unos adictos amantes de este.

- ¿Tienes que preguntar? Me extraña Lucy... Nunca diría que no a un helado.

Entramos a nuestra heladería favorita y pedimos los mismos gustos que pedíamos desde que tengo memoria, Nick pedía chocolate con almendras y frutilla; y yo dulce de leche granizado y chocolate amargo.

Nos sentamos en unas mesitas en la vereda y de un momento a otro volvieron a cruzarse por mi mente esos ojos verdes y los brazos tatuados, pero rápidamente alejé esos pensamientos. Aparte lo más probable era que no lo volviera a ver.

Cuando ya empezaba a atardecer nos despedimos con un abrazo. Nick se ofreció a acompañarme pero le dije que prefería ir caminando sola, total vivía a tan solo unas cuadras de allí.

A mitad del camino empecé a sentirme extraña, como si alguien me estuviera mirando, pero al darme vuelta comprobé que no había nadie. Le resté importancia y seguí caminando, sólo estaba siendo paranoica.

Una vez en casa, subí a mi habitación y sentí el celular en mi bolsillo vibrar con un mensaje. Luego de leerlo un escalofrío me recorrió el cuerpo. No pude evitar preocuparme, pero una parte de mí quería creer que no era nada, probablemente un error o una broma de mal gusto porque no reconocía el número, era anónimo:

             "No lo olvides, estoy cerca, observando."



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En el texto hay: deseo, secretos, trauma

Editado: 08.08.2021

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