Capitulo 9

El mundo entero se estremece debajo de mí en el momento en el que me atrevo a poner un pie dentro de su lujosa y enorme habitación. La alfombra es hermosa, tiene un estampado elegante y las paredes blancas son adornadas por cuadros de arte abstracto.

— Por favor... pasa.

Todas las alarmas se accionan dentro de mí, despertando al pánico, cuando percibo cómo la puerta de entrada se cierra a mis espaldas. No hago nada a pesar de los siguientes movimientos que detecto, no hago más que sólo mirar sin intención de indagar, a la gran estancia que ahora se encuentra frente a mí. Los sillones que la componen son de almohadillas blancas y finas. Sobre la sala se encuentra un enorme candelabro que ahora brilla por la luz del sol que aún se cuela por el enorme ventanal que yace dentro de esta.

Trago grueso y después me animo a avanzar hasta ahí.  Todo luce impecable y me recuerdo a mí misma que nadie de las chicas ha venido a hacer el aseo. Tal vez Lion se volvió a encargar de eso. No sabía que podía ser tan ordenado, sin embargo en el tiempo que pasé con él pude darme cuenta de su pequeña obsesión con el desorden. No toleraba que quedara ni la más mínima migaja sobre la mesa.

— ¿No gustas tomar asiento?— lo escucho decir, nervioso. Niego, aún sin atreverme a encararlo —. Debes estar muy cansada... Has estado trabajando todo el día, ¿no es así?

— Estoy bien, Lion. — sueno un poco cortante pero igual no me importa afectarlo con eso. No estoy de humor para esto, lo último que quería este día era tener que enfrentarlo de nuevo. Ahora no entiendo lo que quiere pero el sospechar su intención ya me ha puesto nerviosa. Suelto un suspiro después —. Lion... por favor dime qué es lo que necesitas, tengo que volver a trabajar y...—

— S-sí, lo siento. Es que yo...— lo escucho bufar y mi cuerpo se tensa al percibir que entra a la  estancia. Sigo sin enfrentarlo sin embargo. Ahora me siento más cobarde que antes.

Está detrás de mí...

Lion está ahora ahí pero al parecer le da miedo acercarse más porque no percibo otro movimiento de él.

<<Que no lo haga, por Dios...>>

Quiero huir, quiero ahora mismo estar muy lejos de aquí, pero haciendo caso a la voz de la razón que hay dentro de mi cabeza, me obligo a quedarme y mantenerme firme en mi lugar, cómo una estatua. No puedo escapar, no puedo ser tan gallina, pues yo misma he decidido meterme en esto. Yo misma he sido la que no ha puesto mayor resistencia para evitarlo, no sé por qué no he podido, supongo que ha sido su súplica la que me ha convencido de enfrentarlo... de nuevo.

¿Para qué? No tengo idea, y ahora me da miedo imaginarlo. Me da miedo sospechar que el ya sabe algo al respecto de él.

De Edward.

De su hijo.

<<No seas tonta, Lilo. Él no actuaría tan despreocupado si ya lo supiera. En su lugar lo hubieras enfrentado de inmediato y sin contenerte con las emociones que despiertan el saber una verdad de esa magnitud.

Tienes que tranquilizarte. Tal vez te ha pedido que te quedes por otra razón. >>

¿Pero qué será lo que buscará ahora? ¿Qué se traerá en manos? No importa lo que sea, no quiero saberlo. No cuando ha decidido aparecer en mi vida de esta manera.

La tensión crece dentro del silencio que se ha creado en el lugar. Trago grueso y después me cruzo de brazos, manteniendo mis ojos aún alejados de él. Estoy comenzando a impacientarme, pues él aún sigue estando muy callado. No sé qué expresión luce ahora, no quiero girar para averiguar, pero, aún así, soy capaz de sospechar de que se encuentra cabizbajo en este momento. Algo en su silencio me hace suponerlo.

— Te juro que trato de encontrar una manera para empezar con lo que quiero decir... pero no logro encontrar una ahora que no me haga lucir cómo un jodido hipócrita y maldito. — de pronto suelta en un susurro torturado, que de inmediato logra llamar mi atención, sin embargo me mantengo renuente a mirarlo —. No pretendo... suplicar un perdón que no merezco, Lilian. No de ti... No después de todo lo que te he hecho pasar — hace una pausa y es ahí cuando siento cómo un nudo empieza a tomar forma dentro de mi garganta —, pero, por favor, necesito que me creas cuando te digo que si decidí hacerlo de esta manera... fue porque así lo creí más seguro para todos. Para ti...

— El problema no radica sólo en que hayas decidido ocultarte de mí, Lion. — me atrevo a soltar porque sus palabras me han llenado de un extraño valor para sacar lo que me ha venido atormentando desde el momento en el que lo creí... muerto. Inspiro profundo y después me animo a enfrentarlo, el ver su rostro luciendo así... sigue causándome una gran impresión, pero aún así la trato de mantener al margen para continuar:— El problema radica... en que hayas preferido volver a lo mismo aún sabiendo las jodidas consecuencias que se crea uno al involucrarse en ese mundo de mierda. — niego y noto cómo mis palabras logran afectarle, pues ahora luce cómo si le hubiesen dado una fuerte bofetada en el rostro —. No me hubiese importado cómo lo hizo... si me hubiesen dicho que decidiste fingirte muerto para rehacer tu vida de otra manera. No me hubiese importado que hayas aparecido para decirme que habías preferido hacerme creer que de verdad estabas muerto... porque querías hacer tu vida lejos de mí.  No me hubiese importado que hubieses utilizado una excusa tan cruel para explicar que necesitabas tiempo para ti y para meditar todo lo que había pasado. Lo iba a aceptar, lo iba a entender por completo, pero esto..., lo que has hecho con la segunda oportunidad que se te dió para vivir... ha sido el colmo.

Niega y después lo veo acercarse a mí pero se detiene justo cuando está a un paso de cortar la distancia conmigo. Sus ojos me estudian y se vuelven más brillosos en el proceso. No quiero que me afecte, no quiero que me importe verlo así ahora, pero ya he reconocido el anhelo con el que lo hace. Este evoca un viejo recuerdo, uno en donde un viejo Lion me pedía que no le dijera nada a Jannine acerca del trabajo que realmente hacía para Arthur Watters.