¡Es que lo odio tanto!
¡Es un ser bipolar totalmente idiota y repulsivo!
¡Lo que tiene de guapo lo tiene de idiota!
¿Querías insultarlo o alagarlo?
¡AGH!
Bueno ahora que tenemos bastante claro que Aarón me odia y que por ende he comenzado a odiarlo también, podemos aclarar que lo que sea que pase después sin duda alguna será muy bien justificado.
Estuve a punto de gritar a medio pasillo de todo el estrés y golpear a todo el que se me atravesara pero mi celular vibró repetidas veces, lo había puesto en vibrador para evitar que arruinaran mi momento pero ya no importa.
O seguramente es porque ya no le sirve la bocina, es un móvil viejo que encontré entre mis cosas, ahora que perdí el mío pues necesitaba alguna forma de mantenerme en contacto y fue lo mejor que encontré.
Miré la pantalla y respiré hondo tratando de sonar lo más calmada y respondí la llamada.
—Hola
—¡Hola! —dijo con mucho entusiasmo para el momento—¿Cómo te fue? Seguro que los dejaste con la boca abierta
—Me gustaría pensar eso—dije sin ganas.
—Bueno, te conozco, ¿Qué pasó? —a veces me estresa que mi hermana me conozca tanto.
—Nada...me retrasé cinco minutos y Kayla dio la presentación—traté de restarle importancia.
—¿Bromeas? Literalmente te desviviste por esa presentación.
—Sí, la vida no es justa.
—No, pero yo tampoco, así que voy a ir y golpearé a quien deba golpear.
Sonreí y le dije que la esperaba con los brazos abiertos. Después de que dejamos el tema me dijo que estaba estresada con proyectos y esas cosas, aunque se le escapó decirme que tenía una cita o algo por el estilo. Iba a emocionarme hasta que me dijo el nombre de la persona.
—¡Ja! Claro que no—dije de inmediato.
—No decides por mí, Blake
—No, pero soy la que te detiene de hacer cosas estúpidas.
—No veo el problema.
—Porque estás ciega, no vas a salir con él y punto.
—Ya le dije que sí, lo siento.
—Siempre se puede cancelar.
—Puedo, pero no quiero.
—No me hagas enojar más de lo que estoy.
—Dijiste que si pasaba algo malo te dijera, no ha pasado nada malo y juro que no pasará.
—¡Pero es que Daniel es un Jace joven!
—¡Claro que no!
—Bueno has lo que quieras—me rendí—me tengo que ir.
—No te enoje...
Le colgué antes de que terminará la frase. Guardé el móvil y me fui de regreso a mi escritorio, donde estaban Morgan y otras personas que no conozco alrededor de Kayla, quien se notaba bastante alegre.
Cuando me senté, literalmente todos me ignoraron, incluyendo Chris y en eso caí en cuenta de que estaban felicitando a Kayla cuando básicamente todos odiaron su presentación.
Morgan parecía bastante sorprendida pero eso no quitaba que no la felicitaba, solo estaba de pie sonriendo, escuchando lo que todos le estaban diciendo y a decir verdad era demasiada adulación para solo haber hablado sin sentido.
—¡Lograste tanto en solo unos meses! —exclamó una chica.
—Sabíamos que lo lograrías—dijo otro.
—No es para tanto...
—¿En serio lo lograste? —preguntó Morgan por primera vez.
Kayla la miró como buscando las palabras correctas y en cierto punto encontró mi mirada, sin duda en su mirada podías notar el desprecios, ego y culpa, todo en uno, irradiando con fuerza.
—Sí—respondió finalmente.
Morgan estuvo a punto de responder cuando alguien, supuse su asistente, llegó detrás, llamando su atención y se la llevó. Al irse ella todos los demás igual lo hicieron y Kayla sonrió triunfalmente, se abrazó con Chris como las chicas presumidas de esas películas de Disney, con todo y los grititos ahogados.
Pasaron unas horas después de eso, Kayla y Christian habían ido a tomar algo para celebrar y ya se habían tardado bastante, fue bueno para mí, así controlé un poco mi enojo y tristeza.
De pronto llegaron pero se quedaron hablando de pie unos minutos, como si estuvieran contando la parte final del chisme o hablando mal de alguien, cualquiera de las dos no me importaba en estos momentos.
Preferí no decir nada para controlar mi temperamento y no explotar. Abrí mi portátil y comencé a hacer lo que sea que tuviese pendiente para al menos dejar de pensar en mi rotundo fail, claro que no fue así de sencillo.
En cuanto Kayla y Chris se sentaron me miraron como esperando a que explicara algo.
—¿Y? —dijo Kayla.
—¿Qué?
—¿No vas a felicitarme?
¿Really dude?
Reprimí una sonrisa y me limité a bufar, es que en verdad creí que Kayla era mejor y no solo una falsa e hipócrita.
—No tengo por qué
—Que hayas llegado tarde no fue mi culpa, al menos deberías alegrarte por tu amiga—estoy a otra palabra suya de elegir el rumbo de los golpes.
—Blake, ella tiene razón—añadió Christian.
Bueno que conste que queríamos tomar la ruta amable y pacífica.
—Es que ni siquiera fuiste tú la que cerró el trato—dije—cuando comenzaron a preguntarte ni siquiera sabías responder.
—Eso no es verdad.
—¿No? —bufé—No puedo alegrarme por mi "amiga" cuando no hizo nada y quiere llevarse el crédito.
Tensó la mandíbula y al parecer Christian en verdad le creyó porque lo dejé descolocado, como si necesitara el contexto para sobrevivir de ese corto circuito que acaba de tener.
—No tienes que mentir. Admite que te arde que yo lo lograra y tú no—agregó, muy segura de sí misma.
Bueno me han perdido.
Me levanté de golpe y me acerqué a ella, hizo un ademán de ponerse de pie pero la empuje para que se quedara dónde estaba. Apreté la mandíbula y la asesiné con la mirada.
—No vuelvas a hacerte la graciosa conmigo—advertí—no me hables de mentiras cuando tienes la boca llena de ellas así que cierra la maldita boca, pega tu culo en esa estúpida silla y trabaja para que tu siguiente presentación no sea un asco como tú.
Se quedó boquiabierta y no me di cuenta de la escena hasta que me enderecé y vi como todos nos miraban. Cerré mi laptop y tomé mis cosas para largarme de ahí lo más rápido posible.
Cuando abandoné esa sala y pasé por los pasillos me di cuenta de todo el enojo que llevo encima, lo exhausta que estoy de todo y cuanto necesito golpear algo o alguien. Caminé a paso furioso por los pasillos y cuando quedé frente a la oficina de Morgan y escuché sollozos, detuve mi enojo que cambió por curiosidad.
No me di el lujo de tocar, así que solo entré, al momento de que la puerta se abrió vi a la mujer secarse las lágrimas rápidamente. Tenía una caja en frente a ella donde estaba metiendo sus cosas de la oficina y todo tuvo sentido.
—¿Te despidieron? —cerré la puerta detrás.
—Sí...parece que no soy tan importante como creí—confesó con la voz quebradiza.
—Fue porque estuve en la junta, ¿cierto?
Asintió pero no parecía tenerme algún rencor y eso por alguna razón me enfureció más porque yo sabía que su trabajo estaba en juego y aun así me puse a parlotear en esa sala. Empezó a guardar más cosas pero la detuve.
—No—hablé—yo te metí en esto y yo lo resolveré. No vas a perder tu trabajo por mi culpa.
—No te preocupes, cariño, tal vez sea lo mejor—se encogió de hombros.
Pero no me convenció. Esa mujer tiene una hija que mantener y no seré la culpable de que esa niña sufra por falta de dinero.
—Ahora vuelvo—señalé la caja—más te vale no guardar nada más—advertí.
No me esperé a que respondiera, a pasos decididos me dirigí al elevador, subí a uno de los pisos más altos, ahí donde fui el primer día que vine aquí, esa vez que metí mis narices a donde no debía. Cuando las puertas se abrieron, ante mí vi la puerta de su oficina, me acerqué y toqué la puerta, no muy gentil y escuché su arrogante y despreciable voz diciendo adelante.
Entré furiosa y cuando lo vi no me lo pude aguantar, con mano firme le di una fuerte cachetada, plasmé mi mano en su mejilla, dejando un color rojizo y una mirada sorprendida en su rostro. Suspiré de alivio y alejé mi mano, tocó su mejilla con dolor y ladeó su cabeza, mirándome más confundido que molesto.
Cuando me di cuenta de lo que había hecho, cubrí mi boca con la palma de mi mano pero no retrocedí, planté mis pies firmemente en mi lugar y tomé una posición firme y decidida.
—¿Pero qué carajo? —habló por fin
—¿Tú en serio te crees que soy estúpida?
—No sé de...
—Cállate—dije—Responde
—Obvio que creo que eres estúpida—admitió sin filtro.
—¡Era retórica la pregunta!
—¡Me dijiste que respondiera!
—Aguanté tus cambios de humor por casi dos meses—comencé—que literalmente son más de los que alguna vez pude imaginar.
—¿Qué?
—¡No me interrumpas!
Cerró la boca tensando la mandíbula y mirándome con desprecio pero yo lo estaba mirando mucho peor.
—Aguanté que me acosaras como todo un loco por quien sabe cuánto tiempo—agregué.
—Espera... ¿qué?
—Aguanté esas llamadas, notas y fotos donde me dices que me estás observando-lo ignoré por completo.
—Yo no...
—¡Que te calles! —grité—Aguanté que usaras a Amanda para conseguir información
Esta vez no dijo nada.
—Aguanté que usaras tus métodos raros para saber si soy fácil.
¬—Mhm...
—Y no sé cuántas cosas más aguanté pero esto...que me quites de un proyecto que, gané justamente, que me quites la oportunidad de poder hacer algo por mí misma, eso no te lo voy a permitir.
Sin embargo en ningún momento se vio amenazado o algo así, siempre mantuvo su postura segura y creída. Solo sonrió y negó con la cabeza.
—¿Y de dónde sacaste todas esas teorías? —preguntó con su rasposa voz.
—¡Me diste y quitaste el trabajo! —reclamé—querías hacerme sentir importante para después solo aplastarme.
—No todo gira a tu alrededor.
—No sé qué rayos te hice para que me odiaras tanto. ¡Pero eso no te da derecho a tratarme así! —volví a gritar—¿Morgan tiene familia sabes? No sé cómo le hiciste pero ahora la echaron y esa familia tal vez no tenga para comer en un mes, ¿sabes lo difícil que es conseguir trabajo?
No dijo nada.
—¡Ni siquiera fue culpa suya! —exclamé—Ella no me dejó presentar, fui yo la que se metió y ¿sabes? ¡Si no lo hubiera hecho ese trato ahorita estaría muy ido a la mierda!
De nuevo no dijo nada.
—No sabes cuánto arruinaste mi vida quitándome esa oportunidad—ahora mi voz comenzaba a quebrarse—y lo peor es que ni siquiera sé si hay una buena razón para hacerlo, al menos podría decir que tienes una razón pero, no, solo puedo verte como un monstruo.
Podías ver como cada músculo de su cuerpo se tensaba. Por un segundo atisbé dolor al pronunciar la palabra monstruo. Sin embargo, desapareció enseguida.
—No sabes cuánto necesitaba el dinero—dije—pero ni siquiera te importó, solo querías arruinarlo sin importar qué.
La lágrima rodó por mi mejilla y me odié por permitirle verme vulnerable, por dejar que las emociones ganaran pero ya había salido y no importaba ya.
—No me importa que me odies, solo si hay algo bueno en ti al menos devuélvele el empleo a Morgan—pedí—al fin y al cabo el mío ya lo arruinaste, ¿no? Espero que estés satisfecho.
—¿Por qué crees que fui yo? —habló.
—¿Qué?
—No dudaste en venir a decir todo eso sobre mí, soltaste toda esa información con tanta seguridad—dio un paso hacia mi—¿Cómo estás tan segura de que fui yo?
—Porque eres el único que siempre me da indicios de que me odia—sequé la lágrima de mi mejilla.
—No—dio otro pasó hacia mí e inconscientemente retrocedí—no eres tan estúpida como para soltar todo eso si no estuvieras segura.
—No sé qué insinúas—para mi sorpresa soné bastante segura.
Sonrió de lado—¿Qué escondes princesa?
No pude responder porque mi celular comenzó a vibrar y lo tomé ignorando al chico. Vi la pantalla y vi las tres llamadas perdidas. Maldito celular viejo. Llamé de nuevo el número y contestó casi al instante.
—¿Alo?
—Blake... —escuché la voz quebradiza de mi hermana.
—¿Char? ¿Qué pasa? —pregunté.
—¿P-puedes pasar por mí? —dijo entre sollozos.
—¿Dónde estás? Tú te llevaste el auto ¿recuerdas?
El chico se apartó, recargándose en su escritorio, esperando a que terminara o incitándome a que me fuera, pero cuando hice un ademán de salir me hizo un gesto de que me quedara.
—D-después t-te explico—murmuró—por favor ven por mí.
—Charlotte, no sé dónde estás y no tengo auto—comencé a preocuparme—dime que estás bien y a dónde ir, buscaré un taxi.
—E-estoy bien—afirmó—te mandaré l-la dirección.
Solo dijo eso y colgó. Me metí a los mensajes, olvidando por completo donde estaba, no suelo entrar en pánico fácilmente pero cuando se trata de Charlotte solo basta con oírla llorar para preocuparme.
Seguro que mi preocupación se notó porque de repente Aarón me estaba mirando confundido, mientras yo luchaba contra el estúpido celular.
—¿O no sabes usar un celular o está demasiado viejo?—se burló
—No tengo tiempo para bromas, debo irme—dije e intenté irme de su oficina pero me detuvo tomándome del brazo.
—Creo que estábamos hablando, ¿no crees?
—Ya dije todo lo que quería decir—musité.
—Pero no lo que yo quería que dijeras—mantuvo su agarre en mi brazo y aunque pude haberme asustado, la fuerza con la que lo sostenía no lastimaba.
—En serio debo irme—esta vez en verdad soné asustada—yo sé que me odias y todo eso pero ¿podrías al menos pretender que te importa un poco y dejarme ir a buscar a mi asustada hermana?
—¿Le ocurre algo?—preguntó
—No sé y no te importa, solo debo irme—insistí.
—No vas a encontrar un taxi a estas horas aquí—dijo y de repente me soltó y abrió las puertas de su oficina—No te quedes ahí parada, ¿no ibas a por tu hermana?
—¿Ah?
—Louis tuvo un crush con tu hermana, si sabe que por mí no llegaste con ella me va a joder y prefiero evitarme eso—fruncí el ceño—Ya sé que lo sabes no te hagas la que no, me lo acabas de confirmar hace unos minutos, anda.
De pronto estábamos sobre su auto en camino a la dirección que me envió Charlotte, básicamente Aarón me acaba de confirmar que sabe que estuve en esa fiesta, seguramente siempre lo supo y me hizo creer que no. Sin embargo, ahora mis preocupaciones estaban en mi hermana y en la manera que su voz se quebraba al hablar.
Un millón de escenarios distintos cruzaron por mi mente, ninguno bonito a decir verdad, y creo que ahora entiendo las veces que mi mamá se preocupaba cuando no respondía el móvil. No sabes que pasa y tu subconsciente te crea un montón de ideas de las que seguramente ninguna es real.
Ninguno de los dos habló en todo el camino, tampoco es como si quisiera hablar con él. Cuando se estacionó, bajé apresurada del auto buscándola por todos lados, el clima estaba horrible, había un viento fuertísimo y estaba todo oscuro. Aun así, logré distinguir su silueta sentada sobre una banca, tenía todo el cabello desordenado, el vestido rasgado, sus zapatillas estaban en su mano y en la otra reposaba su móvil.
Sentí como mi pecho se achicó al ver su estado, corrí hasta ella, poniéndome en frente tomé su rostro entre mis manos y vi que apenas estaba consciente. Tenía todo el maquillaje corrido por la cara, cuando reaccionó y me vio, sus ojos se humedecieron, me atrapó en un abrazo y se lo devolví.
—¿Qué pasó?
—Tenías razón...—murmuró.
—¿De qué hablas? Char...
—Daniel...No es...—comenzó a llorar.
—Cuéntame que te hizo¬—la obligué a mirarme.
—E-estábamos en el bar y...de pronto me llevó al baño y me acorraló contra la pared—su voz se quebraba—me tomó del cuello con fuerza...yo me asusté y quise defenderme pero n-no pude...después comenzó a decirme muchas cosas y...me dio esto.
Me dio un sobre que tenía mi nombre escrito. Aarón lo vio y por alguna razón lo tomó de mis manos para abrirlo. No protesté, toda mi atención estaba en ella, reposó su cabeza sobre mi hombro y no dejó de llorar. Miré al chico, quien estaba mirando a todos lados como si buscara a alguien en específico, en eso se acercó a mi para susurrarme algo al oído.
—Debemos irnos. Ahora—me tomó del brazo levantándome de la banca y ayudó a Charlotte a ponerse de pie.
Decidí no preguntar cuando me entregó el sobre y vi lo que venía dentro. Demonios. Ahora no solo es en casa de mi madre si no también con Charlotte. Le pasó esto por mi culpa.
Subimos al auto y Charlotte se quedó dormida en la parte trasera mientras yo me perdí en mis pensamientos.
—¿Por eso dijiste que aguantaste que te acosara? ¿Creíste que era yo quien te mandaba esto?—preguntó sin despegar los ojos de la carretera.
—Creí que eras tú...
—Ya ves que no—dijo—aunque creo que estás en un lío.
—Vaya, no me había dado cuenta—ironicé—¿cómo te diste cuenta? ¿Fue el estado de mi hermana o el sobre?
—No estoy bromeando.
—Lo sé.
—Vas a tener que explicar muchas cosas Blake.
Editado: 01.03.2022