Daniela Embarazada De Un Famoso [corrigiendo]

3. No Te Quitó Nada.

Me senté en una silla de la mesa ocupada por Calvin en una cafetería, vestía con una sudadera negra y llevaba gafas de sol y una gorra en la cabeza, supongo, para ocultarse de las fans. 

 

— Daniela. — Me llamó al momento, pero lo interrumpí. 

 

— He aplazado una reunión importante para venir hasta aquí. — Le dije mirándolo y Calvin se quitó las gafas de sol, echándome una mirada de enterado, de chulo. 

 

— Estás embarazada. 

 

— Vaya, gracias por decírmelo, no lo sabía. — Respondí con sarcasmo y Calvin soltó sobre la mesa las gafas, cogiendo la taza de café que tenía frente a él. — ¿Qué es lo que quieres? — Le pregunté viendo como tomaba del café. 

 

— Quiero ser mejor que Hian. — Sonrió dejando la taza sobre la mesa. — Y estando contigo ya obtuve una gran recompensa. 

 

— Imbécil. — Mascullé queriendo golpear su rostro. 

 

— Diría que Hian ha soñado tantas veces con estar contigo, que ahora me da pena. 

 

— Pena das tú. — Le respondí levantándome para irme pero, le deje claro antes. — Tú y yo no tenemos nada más de lo que hablar. — Caminé entonces decidida hacia la salida de la cafetería. 

 

— Daniela. — Calvin me llamó siguiéndome y me agarró del brazo haciendo que me parara. — No olvides que estás embarazada de mí. — Habló con seriedad y observé que todos los presentes pusieron su atención en nosotros. 

 

— Nos miran. — Dije soltándome de él. Calvin se me quedó mirando y agarrándome, en aquella ocasión de la mano, tiró de mí. 

 

 

— Me das asco. — Le gruñí más tarde soltando mi mano de la suya. 

Calvin se me acercó más, obligándome a retroceder un paso sin esperar que colocara su chaqueta vaquera sobre mis hombros. 

 

— Tú a mí no me das asco, Daniela. — Me respondió y me sentí incómoda al sentirme presa de él con aquellas simples palabras. — Tenemos que hablar del embarazo. — Calvin me sonrió, ajustando la chaqueta antes de dejarla. 

 

— Es mi responsabilidad, no la tuya. — Lo libré de todo lo que tuviera que ver con el embarazo y el bebé, y retrocedí un paso. — No quiero nada que venga de ti. 

 

— ¿Tampoco a él? — Me preguntó, colocando su mano en mi vientre y dando otro paso hacia mí. Golpeé su mano con la mía para hacerlo parar, y quitándome su chaqueta se la lancé a la cara, cosa que Calvin evitó antes de que sucediera. 

 

— Lo que pasó entre nosotros fue solo una noche, nos sentíamos mal y sucedió, pero solo fue eso. Así que por favor, déjanos. 

 

— Ya sé lo que pasó. — Me respondió con gracia y algo de ironía, mientras se acercó de nuevo para volver a colocar su chaqueta sobre mis hombros. — Yo también estaba allí.

 

— Idiota. — Gruñí y él se alejó de mí. Esa noche tomamos más de la cuenta. Calvin lo hizo por Alejandra y yo, yo lo hice por Hian... — ¿Crees qué por tener un hijo conmigo te sacarás a Alejandra de la cabeza?

 

— Podría decirte lo mismo. — Me contestó y miré entonces para la calle, dándome cuenta de que estaba empezando a chispear. 

 

— Dijiste cosas feas. — Le recriminé. 

 

— ¿Qué te quería follar? — Me preguntó sin inmutarse y me agarré las manos. — ¿Qué querías que dejaras el trabajo con él? 

 

— Sí. — Respondí mirándolo. — No puedes dejarte llevar solamente porqué Hian esté teniendo citas con Alejandra. 

 

— Alejandra se ha enamorado de él y Hian hará lo mismo con ella. —Declaró, y por alguna estúpida razón lo sentí como un ataque, como si quisiera hacerme daño. 

 

— Eso lo sé. — Contesté con una amarga sonrisa y encogí sutilmente un hombro, negando. — Pero no soy como tú, no voy haciendo daño. — Me quité la chaqueta dándosela y Calvin la agarró sin más. — Piensa las cosas. Hian no está quitándote nada, ni el trabajo, ni a Alejandra. 

 

— Daniela. — Me llamó y le negué. 

 

— En otro momento habláremos del embarazo, ahora no es el momento. — Le dije y me apresuré a caminar hacia el taxi que estaba esperándome, mojándome con las pocas gotas de lluvia que caían. 

 

 

En el estudio de fotografía observaba como Hian posaba con Alejandra para las fotos promocionales del nuevo drama. 

El escenario era un dormitorio, se veían lindos posando y sonreí a Hian cuando me miró. 

 

— Hacéis una magnífica pareja. — Los alentó el fotógrafo mientras hacía su trabajo. 

Alejandra sonrió agarrándose al cuello de Hian, siendo rodeada de la cintura por los brazos de él al tiempo que pegaron sus frentes. El fotógrafo realmente tenía razón y los dos hacían una magnífica pareja. 

 

— Toma, Daniela. — Me sorprendió Mía extendiéndome una barrita energética. — Hoy no has comido todavía nada. — Se preocupó y le acepté la barrita. 

 

— Gracias. — Agradecí dedicándole una sonrisa. 

 

— No deberías pasar todo el día sin comer nada. — Me regañó Mía y tenía razón, no debía de hacerlo y no debía hacerle eso al bebé que esperaba. Lo que menos quería era hacerle daño a ese niño que no tenía culpa alguna de lo que su padre y yo hicimos. 

 

— No volverá a pasar. — Respondí a Mía y me miró sonriéndome. 

 

— No te creo. — Fue sincera mientras cogió su maletín de sobre una mesa y me volvió a dedicar una sonrisa antes de caminar hacia Hian. 

 

— Ahora sacaremos unas fotografías algo más íntimas. — Anunció el fotógrafo indicándoles a sus ayudantes que abrieran la cama. 

 

— Mi madre planeó un almuerzo no solo con ella, también con Alejandra. — Me informó Hian que se acercó malhumorado, cuando iba a quitarle el envoltorio a la barrita. 

 

— Los dos os veis bien juntos. — Le dije dejando la barrita energética sobre una mesa. — Solo se amable y dale la oportunidad. 



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En el texto hay: familia, romance, amor

Editado: 06.06.2021

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