- ¿Ele?- Miro hacia una esquina, si cuando vi a Darcel hace unos minutos enfrente de la puerta me llevé una sorpresa, no sé como llamarle a esto.
- Diego- Un grito sale de mis labios, le doy el recipiente a Darcel y salgo corriendo hasta donde está mi mejor amigo. Él me envuelve entre sus brazos y ahí me doy cuenta de lo mucho que lo extrañaba.
- Yo también me alegro de verte mi princesa.- Me habla mientras sus manos rodean mi cintura. ¿Ya les dije lo feliz que estoy? .
- ¿Cuándo llegaste? .- Le pregunto soltándolo por fin.
- Hace media hora, un pajarito me contó que tenías un trabajo muy grande entre manos y me necesitabas.
- Bueno, ese pajarito tenía mucha razón.- Diego me sonríe, pero esa preciosa sonrisa desaparece cuando su mirada se centra en algo detrás mío, algo de un metro ochenta, pelo oscuro, una piel trigueña y unos ojos dorados, también conocido como Darcel Dasch.
- Eleena, ¿no nos presentas? .- En tres pasos tengo a Darcel a mi lado, esperando que conteste su pregunta.
- Darcel, él es Diego, mi mejor amigo; Diego, él es…
- Darcel, su amigo, por ahora.- Termina él repitiendo las palabras que le dije hace menos de cinco minutos.
- Qué casualidad, nunca te había mencionado.- Dice mi mejor amigo clavándole sus ojos azules a Darcel como si fueran dagas.
Yo solo ruego porque Darcel no le diga nada y hablemos como personas civilizadas.
- Por lo general siempre se habla del chico sexi con la amiga, no con el amigo.- adiós a mis esperanzas de que se lleven bien, veo a Diego abrir la boca para contestarle y decido intervenir.
- Basta, ¿tenemos tres años? . ¿Cuál va a ser la próxima?, ¿decir quién liga más chicas? .- Alzo la voz dando por terminada la estúpida discusión. Darcel me mira haciendo un puchero, mientras que Diego sigue mirando a Darcel intensamente, seguro está haciendo un plan mental de como matarlo y no quedar como sospechoso.
- Me voy, ¿puedes mañana cuidar a mi hermana? .- Me pregunta Darcel serio.
- Sí, tendría que venir para acá conmigo.
- Está bien. Adiós.
- Adiós.- Respondo y Darcel desaparece tan rápido como siempre. Me giro a ver a Diego y lo encuentro mirando hacia el piso distraído.
- ¿Nos vamos? .- Mi pregunta hace que su atención regrese a mí. Caminamos hacia la casa riéndonos y recordando tantos momentos juntos desde que nos conocimos.
Resulta que mi abuela habló con mi mamá y mi mamá con Diego, y así fue como este se enteró de que tenía que pintar el salón de baile para el festival. Alison va a llegar mañana, aprovechando que todavía falta una semana para que empiecen la Universidad, no puedo evitar la emoción de saber que vamos a estar los tres juntos, probablemente será el último viaje por un largo tiempo, si hubiera sabido todo lo que se vendría habría aprovechando aún más estos días.
Salgo del cuarto de baño con una toalla en la cabeza, me visto con un pijama que consiste en un short ancho y una camiseta, lo sé, menos presentable imposible. Me quito la toalla del pelo y cojo un peine para desenredarlo.
Tocan la puerta deteniendo mi acción.
- Adelante- La puerta se abre dejando ver a Diego en un pantalón de pijama y un pulover con mickey mouse delante, su pelo rubio está mojado y desorganizado, lo tiene más largo que de costumbre, haciendo que un mechón le caiga en medio de la frente.
- ¿Puedo? .- Me pregunta señalando el peine que había empezado a pasar por una parte de mi cabello.
- Claro.- Le contesto y me siento en la esquina de la cama dejando que él se siente detrás mío, divide mi cabello en cuatro partes y cuando le entrego el peine empieza a desenredarlo. Sus movimientos son lentos, como si le diera miedo hacerme daño. A pesar de que nos conocemos hace mucho tiempo y que hemos dormido hasta en la misma habitación, nunca habíamos hecho esto, se siente bien, tanto que siento como los ojos se me van cerrando.
- ¿Tienes sueño? .
- Sí- Digo con la voz medio adormilada.
- No debiste exigirte tanto, si era un trabajo grande debías haber dicho que no.
- Diego, sabes que yo…
- No sé decir que no.- Me interrumpe imitando mi voz.
- No es que no sepa, es que si puedo, ¿por qué no ayudar? .
- Princesa, el problema no es que ayudes, es que no puedes poner a todos por encima de ti, si tu no te cuidas, ¿quién lo va a hacer? .- Me dice con una voz bastante suave, pero aún así puedo sentir la reprimenda en el fondo de esta.
- Tú- Contesto como toda una niña mimada.
- ¿Eh?
- Si yo no me cuido, tú lo vas a hacer.
- Es verdad, siempre te voy a cuidar Ele.- Siento como deja un beso en mi cabeza y sus manos aprietan ligeramente mis hombros, lo suficiente para reafirmar sus palabras, para saber que nunca me va a abandonar, que me va cuidar.-Mejor vamos a ayudar en la cocina, tengo hambre.- Me da el peine y se baja de la cama para salir por la puerta, yo lo sigo y voy hasta la cocina, donde mi abuela está sacando la lasaña del horno.
- Dios, amo a Gemita.- Diego habla haciendo que todos nos riamos. Hace unos seis años él y Alison conocieron a mis abuelos en unas navidades, desde el primer momento Diego empezó a llamar a mi abuela así y hasta día de hoy lo mantiene.
Nota de la autora:
Holaa, sé que deben pensar que soy una mala persona al no actualizar en toda la semana, pero es que he tenido un millón de cosas que hacer. La escuela me tiene demasiado ocupada ya que voy a empezar las pruebas dentro de unas semanas.
Bueno, estoy ansiosa por saber que opinan de este capítulo, sobre todo de la amistad de Diego y Eleena.
Confieso que me enamoré un poquito de la ternura de Diego en este capítulo, por fin lo conocemos un poco más.
El otro día me puse a pensar en el final que le voy a dar a la historia y tengo dos ideas que me están dejando sin dormir de tanto darle vueltas, pero no se preocupen todavía falta para ese momento.