Seguridad, esa palabra puede resumir como me sentí cuando Darcel tomó mi mano y caminamos hacia la entrada. Al entrar pude ver como la gente miraba las paredes que tanto me costaron pintar, pero por muy extraño que pueda resultar, no me encontraba ansiosa por lo que podrían pensar los demás. Solo había una persona en
l agarraba mi mano aumentaba ligeramente, como si quisiera asegurarse de que todavía seguía a su lado. Me coloqué enfrente de él, no quería perderme ni un milímetro de su expresión.
Darcel recorrió con los ojos la habitación, que solamente estuvieran los concursantes en la sala, lo dejaba ver todo los alrededores del salón sin problemas. Los segundos en lo que se detuvo viendo cada girasol, que tanto me costó pintar, y las adelfas, en las que tanto esmero puse, fueron una tortura para mi corazón, que latía frenético por escucharlo decir cualquier cosa.
- Esto...esto es el lugar...- Su voz se oía tan bajo que solamente yo podía escucharlo.
- Es el lugar que tu me mostraste-Terminé por él- Pero es mucho más, es la historia de Aura.- Quería que entendiera que era lo que quería reflejar en estas paredes.
- Dios, Eleena eres increíble. Este lugar es mágico.- Su mirada dejó de observar el salón para fijarse en mí, esos ojos dorados me pedía que creyera en cada una de las palabras que me estaba diciendo y no dudé en creer.
Unos minutos después empezaron a llegar el resto de las personas del pueblo, entre ellos mis amigos y abuelos. Alison estaba preciosa con un vestido verde, combinaba con sus preciosos ojos y su pelo color fuego estaba recogido en una linda trenza. Diego la acompañaba, cualquiera que los mirara desde afuera pensarían que son pareja, realmente eran de esos amigos que cuando los mirabas piensas que combinan perfectamente, eso sí, solo como luces juntos, porque son extremadamente diferentes, tanto que nadie entiende cómo pueden ser tan buenos amigos. Se preguntarán cómo entro yo en ese dúo tan perfecto, pues, yo soy la tercera, la que tiene un poco de los dos, aunque son mayores las similitudes con Diego. Mi amistad con Alison es muy fuerte, sencillamente somos inseparables, no logro imaginar mi futuro si no es con ellos a mi lado.
- ¿En qué piensas?- Me giro para ver a Diego con una sonrisa y dos copas en las manos, me ofrece una.
- En cuanto los quiero.- Respondo con una sonrisa y tomo un trago de la bebida que tengo en una de mis manos. Diego se muy bien con esa camisa azul, idéntica a sus ojos, no soy ciega, sé que mi amigo es un bombón.
- Nosotros también te queremos mucho. Por cierto, te ves preciosa.
- Gracias, ya pensaba que se te había olvidado.- Digo bromeando.
- ¿Elogiarte?- Levanta la mano libre y acaricia mi mejilla unos segundos.- ¿Cómo se me va a olvidar?, pero si tienes dudas, recuerda que para mí siempre te ves bella.
- ¿Interrumpo? .- Darcel se acerca a nosotros haciéndo que de un pequeño salto de sorpresa.
- No, solo estábamos hablando.- Hablo sin pensar, ¿por qué razón estoy dándole explicaciones? .
- ¿Cómo estás Diego?. - La pregunta de Darcel me sorprende, con los dos encuentros que han tenido, no esperaba para nada que se saludaran. Todavía hay esperanzas de que se lleven bien, ¿verdad? .
- Hasta que llegaste perfecto, ahora ya no tanto.- La respuesta de Diego me enfada y más con la calma que lo dice, como si le estuviera en todo su derecho de ser hostil.
Creo que quedó bastante claro que no pueden ser amigos.
- No te imaginas como me entristece saber eso.- Darcel utiliza todo su sarcasmo.- Llegó la hora del baile.- Me mira con una sonrisa mientras habla y me ofrece su brazo, yo lo tomo y caminamos a donde nos esperan.
Cuando la música empieza a sonar, Darcel coloca una mano firme en mi cintura y con la otra sostiene mi mano en alto, tenerlo tan cerca me deja por un momento aturdida, el olor que desprende la camisa blanca me hace inhalar tratando de memorizarlo.
- ¿Te sientes bien? .
- Sí
- Qué bueno, no te me vayas a desmayar ahora.- Suelta una risa mientras toma mi mano y la deja en lo alto de su hombro.
- Espero que bailes bien.- Le digo medio en broma, sí, medio, porque no me haría muchas gracia que pasáramos la pena de nuestras vidas delante de toda estas personas.
- Cuando termine este baile me rogarás que te enseñe.- Dicho esto empezamos a movernos como el resto de las parejas y solo tengo algo que decir, Darcel no mentía. En todo lo que dura el baile estoy concentrada en no pisarlo o enredarme con el vestido, porque sin duda la que nos podría hacer pasar una pena en estos momentos soy yo.
- La ganadora es...- La esposa del alcalde hace una pausa para decir el nombre, pareciera que va a anunciar el próximo presidente en vez de la ganadora de un sencillo concurso de belleza.- Eleena Díaz.
Todos empiezan a aplaudir, muchas de las chicas que también concursaban me miran con malas caras, al parecer se toman muy enserio este concurso. Me acerco al alcalde y este me coloca una sencilla corona con el nombre de Aura, la misma que entregan todos los años.
- Muchas felicidades.- La esposa del alcalde, que todavía no sé como se llama, me felicita y me entrega un ramo inmenso de rosas.
Me llaman para que me tome una foto la cual acepto por educación, ya que no soy muy fanática a que me tomen fotos.
- Quedaste preciosa.- El hombre que me tomó la foto me habla y yo trato de sonreír, dudo mucho haber quedado preciosa, como dice él.
- Deberían tomarse una foto juntos para que la tengan de recuerdo.- Mi abuela habla mientras me mira a mí y a alguien detrás mío, al principio pensé que serían Alison o Diego, por lo que me doy la vuelta para mirarlos. Pero a quién descubro es a Darcel apoyado en una columna, nuestros ojos se encuentran y camina los pocos pasos que nos separan.
Miro al fotógrafo y me preparo para posar al lado de Darcel, pero me sorprende cuando siento una mano en la cintura pegándome a él, provocando que una sensación extraña aparezca en mi estómago y mi corazón empiece a latir agitado.