Unas semanas después del incidente de New York, salieron las noticias de un terremoto que mato centenares de personas. Los magos manipulan la información para seguir en anonimato es una costumbre que llevan miles de años respetando. Eleta se encuentra en el patio, era una mañana fresca, ella vestía un bello vestido blanco de encajes, usaba guantes, el vestido no era ni largo ni corto, estaba hecho a la medida de Eleta casi tan blanca como su piel y cabello.
De momento todo se pone oscuro, se ve a Espina saliendo de la casa y aparecen lámparas hacen un camino hacia la puerta de la casa. Un muchacho vestido de traje oriental parecido al de los samuráis llega de momento, tenía orejas de zorro y una cola esponjosa resaltaba en el, tranquilamente caminan hacia Espina.
—Permíteme presentarme, soy Kenshin ayudante principal de su majestad, la Emperatriz Oriental — Kenshin hace una reverencia hacia Espina
— No hace falta presentaciones, sé quien eres, no es la primera vez que nos vemos — Espina
— Puede ser, pero veo personal nuevo — Kenshin dice mientras mira a Eleta le sonríe
— Ve al grano Kenshin, sabes qué odio esperar — Espina
— La Emperatriz está en grave peligro, su cola principal fue arrancada y robada, temo que no le queda mucho tiempo de vida — Kenshin su voz se escucha muy preocupado
— Si lo que dices es cierto tenemos que salir de inmediato, Angelo sal, voy a necesitarte — Espina avanza con rapidez hacia Kenshin
Angelo llega de la nada, es como si siempre estuviera alrededor de la casa protegiéndola.
— A sus órdenes maestro — Angelo se arrodilla
— El portal está listo — Kenshin dice mientras se abren unas puertas corredizas del tipo de cultura oriental
— Vamos Eli, una amiga tiene problemas — Espina le extiende la mano a Eleta
Eleta solo lo mira a aquel hombre tan oscuro, pero brillante a la vez, lo agarra de su mano y juntos se dirigen a aquella puerta, la atraviesan. ¿Ella no entendía como era que Espina le resultaba tan familiar, será por qué la salvo?? Eleta no lo tiene claro, pero algo la impulsa a confiar en él ciegamente.
Llegan a un castillo estilo Oriental, aquel lugar era muy radiante. Había pequeños espíritus rodeaban aquel lugar, Eleta leyó en un libro que le dio Espina que se llamaban Elementales, al contrario de los espectros, eran tiernos, parecían pequeños pájaros, son símbolos de supremacía y buena fortuna. Suben aquella largas escaleras hasta pasar por aquellas grandes puertas. Kenshin los llevo hasta un cuarto, Eleta tuvo un mal presentimiento sobre ese lugar.
— Majestad, con su permiso voy a pasar — Kenshin
Entran al cuarto y ven una anciana postrada en cama, se veía muy débil, no podía hablar, Eleta pudo fijarse que salían decenas de colas a lo mejor cien colas, eran como las de kenshin pero más largas.
— Nunca habías estado tan bella, su majestad — Espina sonríe mientras la observa
La anciana ni se mueve, era como si su alma no estuviera presente en su cuerpo, Espina hace un mal gesto, se dio cuenta de que a la emperatriz le queda poco tiempo de vida.
— No entiendo si tiene tantas colas, si le arrancan una muere? — Eleta
— No es tan así, nosotros los zorros nacemos con una cola, esa cola es nuestra alma, está ligada directamente con nosotros, es cierto que cada vez que pasamos cierto nivel nos crecen más colas, pero la principal es la que nacimos, es la única que no debe ser arrancada — Kenshin
— Cuanto tiempo lleva así, casi todo su poder ha sido drenado hacia el que posee la cola — Espina
— Casi un día entero, estamos en una condición crítica, las facciones antikitsune y sus aliados se encuentran a punto de una guerra, cada uno se echa la culpa al otro o simplemente quieren aprovechar la oportunidad para declarar un nuevo emperador, la guerra es casi segura — Kenshin
— Angelo te encargo el investigar a las facciones, recopila una información y repórtate en menos de dos horas — Espina
— A sus órdenes — Angelo se arrodilla y asiente la cabeza
— ¿Dónde fue que la Emperatriz perdió su cola? — Eleta
— Por alguna razón la Emperatriz, estaba en la ciudad de Kioto, sabes nosotros los Yokai(Es el término de monstruos Asiáticos) no convivimos con humanos, tenemos nuestras ciudades escondidas y no solemos mezclarnos. Ella le gustaba esa ciudad — Kenshin
Llega un guardia corriendo, se encontraba muy preocupado corriendo, en ese castillo todos parecían samuráis, la mayoría de los guardias tenían cabezas de perros y cuerpo humanos. La idea de Perros guardianes era más que ideal para describirlos.
— Lord Kenshin afuera están las facciones, se encuentran discutiendo, creo que el conflicto va a explotar — Guardia Canino
— Me lo suponía, con la emperatriz en ese estado no existe nadie capaz de detenerlos — Kenshin
Espina sonríe y camina se dirige a la salida.
— No mates a nadie Espín — Eleta
Espina solo la mira y continúa. Llega a la puerta y se encuentra con once Yokai, hacían un círculo y discutían.
— Nosotros los Tanuki creemos que la Emperatriz se recuperara, pero no confió en muchos aquí, estoy seguro de que la cola la tiene alguien de aquí, mi abuelo Hideyoshi y Hastu quien le habla está seguro de eso — Aquel Mapache con forma de hombre acompañaba a su líder que era un tanuki anciano, Hastu era su nombre
— Es cierto que no me gusta la forma de la Emperatriz, los yokai deberíamos gobernar Asia, los humanos solo son numerosos, pero débiles — Aquel Cuervo gigante con forma humana eran conocidos como Karasus su nombre es Kuro hijo de Kage próximo líder del clan, el habla mientras que el líder Kage observa a su espalda
— Nosotros los Oni debemos gobernar, no creo que nadie aquí nos acapare en fuerza — Dice un semi gigante Rojo con su cuerno en la frente, su nombre era Toki, a su lado un anciano obeso, su color era Gris, pero era más grande que él, era su líder y su padre el rey Oni Tokomi
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Editado: 11.05.2023