Issac Lahey
—¡No dejaré que hables así de mi esposa!
Dejo salir un suspiro y continuo jugando con el bolígrafo que tengo sobre mis dedos.
—¿Hablas de la ramera que me llama por las noches para que la folle?— pregunto irónico.
Bel parecía perder la paciencia, se levanto abruptamente de la silla golpeando la mesa con sus manos. No emiti ningún movimiento.
—¡Cierra la puta boca, bastardo!— exclamó, creando que la vena de su frente fuera notable.
Sonreí.
Me levanté de la silla tranquilamente, no quería ensuciar mi traje y mucho menos con una escoria como Bel. Rodee la mesa colocandome detrás del castaño, estando ahí, lleve mi mano suavemente hasta su cabello.
—No tenía deseos de matarte— mencioné clavando el bolígrafo en su cuello—. Pero tal vez así, me vuelvan las ganas de vivir.
Clave el bolígrafo una y otra vez en su cuello, él dejó salir un gemido de dolor pero rápidamente llevé mi mano izquierda a su boca para ahogar el grito. Sentía como la sangre bajaba por mi mano, Bel trataba de defenderse pero su esfuerzo fue inútil.
—Gracias, Bel. Gracias por recordarme el maravilloso arte de matar.
Dicho eso, el cuerpo se Bel cayó en el suelo de la oficina dejando un charco de sangre. Tome el pañuelo rojo que siempre llevo conmigo y limpie la sangre de mis manos y rostro. Coloque el bolígrafo sobre la mesa y me pare frente al gran ventanal de la oficina.
Rápidamente la puerta se abrió dejando ver a Eithan.
—¡No me jodas, Lexx!— Exclamó dejando caer sus brazos—. Creí que ya había pasado el tiempo de ejecutar en la oficina.
—Limpia y cállate.
—Hay alguien que quiere verte, ¿Deseas que lo pase a tu oficina?— pregunta lo último con un tono sarcástico.
Le regalo una mirada de pocos amigos y salgo de la oficina empujándolo con mi hombro. Llego a la recepción y al observar de quien se trataba quede pasmado.
—¿Luke?
—¡Lexx!— grita emocionado corriendo hacia mi para elevarme como si fuera una marioneta. A decir verdad, cualquier persona podría levantar mi escuálido cuerpo con facilidad.
—Bajame, idiota.
—Joder, creí que tendrías mejor actitud al recibir a tu amigo del alma.
—¿Que te trae por aquí?— Pregunto sin rodeos.
—Me he mudado aquí, supe lo de tu esposa y....
—No es necesario las disculpas— digo con un nudo en la garganta—. Esta muerta, y no hay nada que se pueda hacer.
—Se que tienes que buscar una esposa cuanto antes, si no quieres renunciar a la presidencia de Lexmarks.
—¿Que estás tramando, Luke?
Él quedó callado y tan solo con el brillo de sus ojos sospeche lo que planeaba.
—Tu nesecitas una esposa, y Stella nesecita dinero para su tratamiento, así que...
—Estas demente si crees que me casare con tu hermana, Luke.
—No me jodas, Issac. Se perfectamente que no tienes otra opción—. Comenta, y tal vez, solo tal vez. Tenía razón.
—Solo busco una ramera en cualquier esquina.
—No sería tan creíble, pero si te casas con la hermana de tu mejor amigo, a lo mejor las personas piensen que te gustaba desde antes.
No encontraba fallas en su lógica, pero casarme con Stella solo sería un gran dolor de cabeza. De eso estaba completamente seguro, pero.... ¿Acaso tenía otra opción?
No voy a perder la presidencia de mi empresa por que a mi esposa se le ocurrió quitarse la vida. Estaba entre las cuerdas, y solo tenía dos días para presentar a la nueva señora Lahey.
¿Stella de Lahey?
Patético.