—Gracias por acompañarme—le digo a Ethan en cuanto nos subimos al avión.
—¿Es una broma? ¡Deseaba que lo hicieras! —me dice y dejo salir una pequeña carcajada antes de abrochar mi cinturón.
Seattle, allá voy.
Una hora después nos encontramos bajandonos del avión junto al profesor Rusher y un par de alumnos más. Como el instituto cubre con todos los gastos, no debimos pagar nada, aunque de igual manera mi madre, mi padre y Will me dieron dinero para comprarme algo aquí si es que necesitaba. Quizás el hecho de tener dos padres no sea tan malo.
Rusher nos entrega las llaves de nuestra habitación una vez que llegamos al hotel y con Ethan hacemos una carrera para ver quién llega primero al ascensor. Claro que gané yo, por ende yo elijo la cama en la que dormire. Elijo la cama que está en el lado de la pared mientras que mi amigo me maldice y fulmina. Yo solo me regodeo en mi triunfo. Mientras él se da una ducha aprovecho a llamar a mi mamá para avisarle que llegue bien, converso un poco con ella y cuando Ethan al fin decide salir de la ducha, corto la llamada y me meto yo.
—Eres peor que una mujer—le digo cuando lo veo salir en una bata de baño y una toalla envuelta en la cabeza. Él finge ofenderse y me lanza con su ropa interior sucia en la cara—¡Iugh! ¡Ethan!—grito y éste no hace más que salir corriendo—¡Eres un cobarde!—le grito y me meto a la ducha.
Después de arreglarnos debidamente decidimos bajar y juntarnos con los demás que esperan en el lobby del hotel. Vienen estudiantes de muchos institutos, por lo que será una buena oportunidad para conocer gente nueva. Por otra parte, buscamos a Rusher con la mirada entre toda la gente que está reunida, sabía que habían más estudiantes pero nunca pensé que tantos. Por otro lado, Ethan está emocionado como un niño chico, mira cada rincón con felicidad y da pequeños brincos dejando en claro su entusiasmo. Engancho mi brazo en el suyo y nos ponemos a buscar a nuestro profesor, o ex profesor entre el gentío. Puesto que, no me gustaría perderme en el primer día.
—Oh mierda—oigo a Ethan maldecir. Lo miro enarcando una ceja con gracia y él me mira fingiendo una sonrisa.
—Ok...¿Y ahora que?—pregunto y río.
—Joder...Lin...—alzo mis cejas incentivandolo a hablar, pero él más bien apunta con su dedo al frente.
Mierda. Edward viene caminando junto a Rusher justo frente nuestro. ¿Que demonios hace él acá? Miro a Ethan quién se encoje de hombros y vuelvo mi vista hacia él. No me pasa desapercibido como un par de chicas se codean mirando a Edward y un poco más lo devoran con los ojos. ¿Que se creen que son? Siento la ira comenzar hacer su efecto en mi. Hacia mucho tiempo que no me sentía de esta manera, detesto que él vuelva a causar todas esas sensaciones en mi. No es justo, no es que busque sentir esto, simplemente ocurre en su presencia y no me gusta.
¿Por qué ahora? ¿Por qué no pudo quedarse donde sea que estuvo unos cuatro meses más? Estoy segura que de ser así, podría haberlo sacado casi por completo de mi cabeza. Él se da cuenta que lo estoy viendo y me sonríe mostrando todos sus dientes mientras agita su mano como saludo.
¿Que bicho le picó?
Ethan desaparece de mi lado a propósito porque Edward decide mover sus piernas en mi dirección. Me cruzo de brazos fastidiada y espero que se cuenta cuando no hago más que fulminarlo.
—Auch—bromea al llegar a mi lado—Si tu idea es incomodarme con esa mirada, déjame decirte que me encanta—frunzo el ceño y lo miro sin comprender.
—¿Que haces aquí?—pregunto con voz cansina. Él guarda sus manos en sus bolsillos y se encoge de hombros.
—Rusher nos invitó ¿Recuerdas?—dice y me mofo de su respuesta. Le lanzo una mirada severa al par de chicas que nos miran de reojo, o más bien lo miran a él.
—Tu dijiste que no era lo tuyo—digo cruzando mis brazos sobre mi pecho. Él hace lo mismo y se posiciona frente mío.
—Tu tampoco habías aceptado—contrataca acercadonse un poco más a mi—Ademas...voy admitir que no quería pasar cinco días alejado de ti—susurra en mi oido. Coloco mi mano en su pecho y lo alejo.
—Pues...te acordaste muy tarde de eso—le digo—Cuatro malditos meses tarde Scott—le digo mirándolo fijamente. Él retroce un paso y yo aprovecho a huir de aquí. Tal vez, Seattle no sea tan genial como crei.
Edward no ha vuelto a molestarme en los siguientes tres días. Apenas lo he visto un rato, pero luego desaparece. He tratado de ignorar todas las veces que esas dos chicas se han acercado a él, de todas maneras, él ni siquiera les dirige la palabra. Pero aun así, no cambia el hecho de que esto es incómodo. Él se fue cuatro meses. Me abandonó después de haber pasado por lo más horrendo y posiblemente traumante que haya vivido jamás, y ahora ¿regresa diciendo que me extraña y me quiere?
Él no tiene ni la más maldita idea de lo que he vivido y como he hecho para no hundirme en la miseria. No tiene idea de las pesadillas que me atormentaban en las noches por la muerte de Ty. No tiene idea de cuánto he llorando al pensar en Henry salvando su vida. No sabe cuánto me cuesta mirarme al espejo desnuda después de recordar a Peat tratar de abusarme. Él no sabe nada. Y aquello me hace odiarlo más. Es un maldito egoista.
—¿Pensando en él?—pregunta Ethan cuando aparece por la puerta de entrada.
—¿Donde estabas? Ya es tarde—lo reprendo y el enarca una ceja.
—Te recuerdo que soy mayor de edad y....no has respondido mi pregunta.
—Y no lo haré. —le digo cuando me pongo de pie y salgo por la puerta. Quiero estar sola.
Camino por el lobby del hotel y le pregunto a un conserje si hay alguna piscina. Él me dice que hay una en la terraza y decido ir hacia allá. Tal vez, nadar un poco me haga bien. La piscina está bajo un techo y sonrío cuando noto que es climatizada. Pese al calor que hace, en las noches siempre refresca por lo que será ideal nadar en agua tibia. Me quito el vestido que tenía puesto y me meto al agua con mi ropa interior, total nadie me está viendo. Así que, nado y disfruto de mi soledad que me ayuda mucho para pensar.