Capítulo 32

Edward

La tenía aquí, entre mis brazos nuevamente. Pensé que jamás la volvería a tener así. Cuantas veces me arrepentí de todo el tiempo que dejé pasar cuando aún estábamos  juntos. Tantos episodios de idiotez, tantos enojos injustificados, tanta mierda que cargaba encima, si pudiera retroceder el tiempo, cambiaria todo. Absolutamente todo, no dejaria que se fuera de mi lado, e iría con ella hasta el fin del mundo, si la vida me brindo esta oportunidad la aprovechare al máximo. La perdí una vez y no pienso volver a perderla. Luchare todo lo que no luche antes, aún así ella no me ame, aún así ella no me quiera cerca, jamás volveré a dejarla. 
El silencio nos envuelve. La noto más relajada mientras apoya su espalda en mi pecho. Intento caminar con cuidado, no quiero espantarla, pero necesito respuesta, necesito saber qué sucedió ese día, pero temo la respuesta, temo todo lo que tuvo que padar. 
—Hmm ¿estás cómoda?—pregunto dudoso. Ella voltea a verme y asiente, pero se aleja un poco. Joder, no quería que se alejara. 
—¿Estas bien?—pregunta curiosa—Luces…nervioso..

—Si, estoy bien—respondo—Yo…no quiero arruinar este momento Linda, pero…necesito saber, necesito saber qué pasó ese día o que recuerdas de ese día. Por favor—ella me mira y aparta la vista enseguida. Me maldigo cuando se pone de pie y se queda mirando por la ventana cruzada de brazo—Lo siento, si no quieres hablar te entiendo y no te obligaré a nada…—ella me mira sin decir nada. Pensativa. 
—De ese día no recuerdo casi nada—confiesa volviendo la vista a la ventana—Los recuerdos llegaron tiempo después—dice y se voltea. La observo desde mi posición y ella se sienta en una silla frente mío. 

—¿Que fue lo que pensaste o creíste cuando despertast…?

—Que tenía 17 años y vivía en New York con mi mamá y mi papa—confiesa con una leve sonrisa que no le llega a los ojos—Estaba muy confundida y luego todo se arremolinó en forma de pesadilla. Horribles pesadillas.

Yo la miro rogando que me cuente más. Ella suspira y noto que le cuesta confesarme todo esto. 
—Estuve seis meses en coma—confiesa y siento que se me corta el aire—Las pesadillas aparecieron casi de inmediato. Al principio pensé que eran pesadillas únicamente, pero luego se volvió tormentoso. Mi psiquiatra me dijo que habia un trasfondo en esas pesadillas y que debía analizarlas. Luego me di cuenta que eran recuerdos...y así fueron apareciendo. Algunos lindos otros no tanto. Aún estoy en ese proceso de recordar a través de los sueños—dice con la mirada perdida. Quiero acercarme y abrazarla pero siento que ha vuelto a poner esa coraza en su pecho. 

—¿Sigues teniendo pesadillas?

—La ultima la tuve antes de viajar hacia aquí…desde entonces creo que no—dice y me mira. —Últimamente he teñido sueños muy confusos, a veces es difícil distinguir la realidad de la ficción. A veces no se que es real y que no. 
—¿Y que es eso que no logras distinguir?—ella me mira y duda si decirme o no, finalmente  niega.—¿Sabes quien te hizo esto?—pregunto. Ella me mira y todo rasgo de emoción abandona su rostro. De repente me arrepiento de haber preguntado eso. 
—Solo vagos recuerdos—se limita a decir—Pero si recuerdo a alguien…un hombre—confiesa con la mirada perdida. 

Mi corazón choca contra mi pecho imaginando lo peor. No quiero saber más, pero necesito saber. Necesito saber para dejar de tortjrarme eninventarme enseñarlos Ake solo me hacen daño y me carcomen la cabeza. Me acerco despacio a ella. 

—Puedes confiar en mí rizos..—susurro y ella me sonríe apenas mientras pasa una mano por mi cabello. 
—No se trata de confiar o no—dice y niega con una triste sonrisa—No son recuerdos felices Edward…son recuerdos que me atormentan cada que tienen oportunidad. Es un dolor infernal aquí—dice apuntando su pecho. Sus ojos se llena de lagrimas—Esa persona…esa especie de humano…me hizo el mayor daño de la vida, y aún después de 6 años sigue haciéndome daño—susurra y unas lagrimas se caen por sus ojos. Comienzo a sentir el pánico apoderándose de mi ser. Me imagino lo peor del mundo, y las nauseas se atascan en mi garganta.—Fui…abusada Edward—confiesa con la voz cortada. 

En ese momento sentí que algo se desprendió de mi alma. Me pongo de pie como puedo y llevo mis manos a mi cabello procesando sus palabras. Las lágrimas se atoran en mis ojos y siento la rabia quemarme vivo. Siento ganas de romper y golpear algo, siento las ganas de matar como nunca antes. No me doy cuenta que estoy llorando, hasta que ella me toca la espalda y volteo a verla. Me sonríe con lagrimas en sus ojos y no hago mas que abrazarla y soltarme a llorar con ella. Me desahogo todo lo que no lo he hecho en este tiempo. Caigo de bruces y la abrazo con fuerza de la cintura con miedo a que se vaya. Ella me acaricia el cabello en un modo de consolarme. 

—Perdón, perdón mi amor, perdoname por favor. Perdón—susurro una y otra vez imaginando a mi Linda de 19 años siendo torturada y abusada. La imagino esperando que llegue por ella, la imagino soñando con que alguien escuche sus gritos para salvarla. La imagino pensando en mi y yo tan lejos que no pude escuchar sus súplicas  y lamentos. 

—No fue tu culpa—dice y niego sin animarme a verla a los ojos. La culpa me mata, siento tanta rabia. 
—Debi protegerte. Jure que te protegería, jure que estaría siempre ahí…

—No sacamos nada con echarnos la culpa…—dice y me obligo a mirarla. —La persona que me secuestro y me hizo tanto daño debe estar por ahí…pero lo que no sabe es que con todo aquello no solo me lastimo sino también me hizo más fuerte—la determinación de su palabras y la firmeza de su voz me hizo dar cuenta que la Linda del pasado murió aquel día en que la perdí.—Así que no sientas culpa…no fue tu culpa—dice y acaricia mi pelo. Me pongo de pie y acuno su rostro en mis manos Temblorosas. 
—No dejare que nada ni nadie nos vuelva a separar. No me importa si me quieres o no, yo no me alejare de tu lado. Me tendras siempre Linda…te doy mi completa y absoluta fidelidad y te entrego todo de mi. Te prometo no exigirte nada…sólo te pido que me permitas estar a tu lado.