Capitulo 42. El hada.
JADE.
Todo parece estar perdido para mi, estoy rodeada de bestias que gruñen y chillan ansiosos por devorarme, Yrena está de pie enfrente de mi mirándome con rabia, la he engañado y eso la ha enfurecido.
— Estás perdida.—murmura caminando lentamente hacia mi—. Tú podrás tener todos los poderes que quieras, pero hay algo que se te olvida, niña tonta. Yo tengo a la diosa más poderosa de mi lado.
— ¿Ah, si? ¿y dónde está tu diosa?.—gruño—. ¿Por qué no está aquí? ¿me tiene miedo a caso? ¡¿qué está esperando?!.
Yrena suelta una bulliciosa carcajada que solo hace que mi enojo crezca más, la odio, está chiflada.
— Nastia está esperando el momento perfecto para venir.—susurra con la mirada brillante, perdida en la locura—. Nadie se puede imaginar lo que viene, nadie. Cuando el ciclo de Luna se cierre y comience uno nuevo; ¡TODOS VAN A ADORAR DE RODILLAS A SU DIOSA!.
Su grito hace eco en todo el salón, las bestias chillan e intentan atacarme pero Yrena los detiene con una seña, la vieja se ríe como la maniática que es.
— Ella no quiere que te mate.—susurra—. Ella te quiere viva, pero no dijo nada acerca de no lastimarte un poco.
Suelta una enorme carcajada, y entonces hace una nueva señal y las bestias se me echan encima.
Cierro mis ojos con fuerza y entonces suelto un grito, las bestias son lanzadas a unos pocos metros de mi, la bruja vuelve a reírse de mi, respiro agitada y confundida pues mi grito ya no tiene la misma fuerza de antes, las horribles criaturas se levantan del suelo como si nada y vuelven a correr hacia mi, pero cuando espero el golpe la manada Blood Moon hace su aparición.
Al rededor de cincuenta lobos interceptan la casa y atacan a las bestias enterrándoles sus garras y colmillos con furia.
El chillido de una bestia enfrente de mi me saca de balance y de pronto soy lanzada contra una estantería de libros detrás de mi. La bestia no me da tiempo de hacer nada cuando vuelve a atacarme, sus garras rasguñan mis brazos, gruño furiosa y ruedo sobre el suelo evitando así que sus garras toquen mi rostro.
Mis ojos se agrandan cuando observan a la bestia intentar enterrarme sus garras pero antes de que me toque un enorme lobo negro se lanza sobre él enterrándole sus colmillos en el cuello, no tardo en darme cuenta de que es Aren.
Aren acaba con la bestia en cuestión se segundos, sus ojos azules conectan con los mios, puedo notar la pregunta en sus ojos azules.
— Estoy bien.—respondo entrecortadamente.
El lobo asiente brevemente y comienza a luchar contra bestias que intentan acercarse a mi, los gruñidos salvajes se escuchan por todo el salón, los lobos guñen mientras atacan mortalmente y las bestias chillan de agonía. De reojo veo a Yrena intentando salir de la casa, aprovechando que tengo la ayuda de la manada me echo a correr tras ella.
— ¡¿Ahora huyes, maldita cobarde?!.—exclamo saliendo de la casa, la vieja da media vuelta para enfrentarme.
El miedo en sus ojos es evidente. ¿Por qué tanto miedo de repente? ¿qué es lo que le ha causado terror?
— Apartate de mi camino, niña estúpida.—gruñe alzando sus manos, unos extraños rayos amarillos rodean sus dedos.
— ¿Cuál es tu miedo ahora?—le pregunto desafiante—. Viste a Reece y saliste corriendo, ¿le temes a los lobos negros?.
Ella rechina los dientes y sin que me lo espere ella me lanza una descarga de energía que me hace volar por los aires hasta caer sobre las escaleras de la entrada de la casa.
Un fuerte dolor en mi muñeca me hace soltar un grito, me levanto con furia justo a tiempo para ver como Yrena intenta abrir un portal lista para huir, alzo mi mano y tal como me lo enseñó Sasha concentro toda mi energía en mis palmas y cuando estoy lista la dejo ir en contra del portal luminoso que ha creado provocando que estalle en mil pedazos. La bruja suelta un grito desquiciado y furioso, sonrío orgullosa de lo que he hecho. Pero la vieja solo enfurece más, sus ojos amarillos brillan con maldad y una psicópata sonrisa adorna su rostro.
— Hasta aquí has llegado, destruiste el único portal temporal que podía crear, y eso te va a salir muy caro.
En un movimiento brusco alza su mano en mi dirección, al instante siento una presión insoportable en mi cuello, el aire deja de entrar a mi cuerpo y comienzo a asfixiarme, ella eleva su brazo ocasionando que mis pies dejen de tocar el suelo, me llevo ambas manos a mi cuello intentando inútilmente de volver a respirar.
La loca comienza a caminar nuevamente hacia la casa la cual sigue con los lobos y las bestias luchando en su interior, pataleo, jadeo y chillo intentando soltarme de su magia oscura pero todo es inútil. No sé ni siquiera porqué sigo viva después de tantos minutos sin respirar. Yrena me introduce a la casa junto con ella y los lobos se quedan quietos al verme siendo asfixiada en el aire por la vieja.
— Quizá matarte no sea tan mala idea...—susurra—... Le diré a Nastia que fue un accidente, le diré que tú misma provocaste una explocion, la misma que acabó con tu miserable vida. No hay mejor forma de morir que hacerlo enfrente de tu amor eterno, ¿no crees, niñita?.
De reojo veo a Reece acercarse rápidamente a Yrena pero ella lo frena con la mano libre. Aunque lo observa con cierto temor.
— Un paso más lobo estúpido y le torceré el cuello a tu amada hadita.—se burla con la voz temblorosa.
Está asustada de él.
Mis ojos se tornan borrosos de pronto, la falta de aire comienza a hacer efecto en mi, estoy perdiendo la vida. Puedo sentirlo, estoy yendome, mis ojos se cierran finalmente.
Entonces escucho el aullido de dolor que suelta Reece, y la risa desenfrenada de Yrena, pero a través de eso también puedo escuchar una voz dulce a lo lejos. Esa voz comienza a escucharse cada vez más cerca y entonces la puedo escuchar con claridad.