<< No puede ser, ¿Él también? Es que tenía un letrero en la puta frente que decía "Háganme una cornuda">>
En definitiva, lo debía de tener. Porque el idiota supremo lo había hecho y a tan solo metros de mí. Mi ira iba escalando segundo a segundo, dije que no iba a tolerarlo y en estos momentos lo único en lo que pensaba era en dañar a alguien.
Comencé a gritar y tirar cosas por toda la habitación por completo iracunda con la intención de levantarlos, la mujer que estaba desnuda en su cama iba despabilándose, pero el maldito embustero seguía durmiendo como un tronco. Sin embargo, había alertado a todos en la cabaña que fueron llegando corriendo a medio vestir, Jesse directamente en calzoncillos, Dani con la bata a medio cerrar, Mason y Xime con unos pijamas puestos. Todos frotándose los ojos queriendo saber el motivo de mis escandalosos gritos hasta que se encontraron a mi alrededor dentro de la habitación, exclamaciones y ojos sorprendidos por doquier y la maldita mujer ya estaba despierta.
- ¿Qué? ¿Quiénes son ustedes y qué hacen en la habitación?
- ¡Es un maldito chiste! ¿Quién diablos eres tú? - grito yo frustrada por esa pregunta tam absurda, temblaba de la sola idea de estrangularla, ¡Maldita zorra!
- No, dime tú quién se supone que eres que entras y gritas en una habitación que no es tuya – dice descaradamente y sin pudor alguno, sin importarle que estuviéramos viéndola comienza a buscar ya que estaba en... nada.
- La voy a matar – susurro y me abalanzo sobre ella, pero unos brazos fuertes me sostienen, cuando mi mirada furiosa se posa en un Jesse sorprendido y con unos ojos cautelosos escucho el débil susurro de Dani queriendo calmarme.
- Escúchame zorra de cuarta – comienza Xime dando un paso al frente – Ella es la novia del muerto este que está en la cama, ahora dime quién carajos eres tú para venir a invadir mi casa ¿Cómo hiciste para entrar?
- Me llamaron quisieron mis servicios y aquí estoy – confiesa encogiéndose de hombros como si tal cosa fuera la cosa más normal del mundo.
Eso era todo lo que podía escuchar y ver, mi tranquilidad se había ido al maldito infierno desde que vi esta imagen y me encontraba en un punto donde ni el más fuerte me podría parar, me deshice de Jesse y dando unas zancadas rápidas aprovechando de su descuido le di el más fuerte golpe que pude haber dado en mi vida y fue directo en su estúpida cara de zorra barata. La había tomado desprevenida que había encajado justo entre el ojo y el pómulo del lado derecho, eso se inflamaría como la santa mierda por unos largos días.
¡Dios bendito! Agradecía esos momentos de desquite en el gym con la bolsa de boxeo, debía recordar agradecerle a mi entrenador cuando volviera de estas vacaciones. Ese golpe fue una verdadera cosa magnífica.
Aunque no era suficiente para mí, aún no estaba contenta.
Con ayuda de mis amigas quienes, sorprendidas, pero muy contentas al ver como había descargado mi furia con la maldita me ayudaron cuando decidí echarla fuera como la perra callejera que era, no había dejado que ni vistiera sus asquerosos pantalones. La Lanzamos a la calle en ropa interior y con todas sus porquerías regadas por ahí.
Cuando regresamos a la habitación ya que el verdadero culpable aún no había despertado, no después de semejante escándalo. Los gritos míos y luego los de esa mujer por el golpe tan fuerte que le había dado, sin importar todo eso el seguía durmiendo, pero al parecer mientras nos encargábamos del paquete los chicos se encargaron de revivir al bastardo idiota.
El sujeto estaba perdido por completo, a pesar de tener los ojos abiertos su mente estaba claro que viajaba en otro planeta. Su esclerótica se encontraba de un rojo sangre ¿Qué diablos había hecho anoche? Tenía unas ganas de matarlo o tan siquiera golpearlo hasta cansarme.
Pero esta vez, esta vez no sería yo la que corriera tras un engaño. Si alguien debía marcharse, ese debía ser él. Sufrí por años, he visto distintos tipos de casos de engaños, había elegido a la equivocada con quien experimentar si su intención era, “cuanto tiempo después de estar en una relación sería con alguien es necesario para abandonarlo o dejarlo botado por ahí como basura”.
- Julia, mierda mira esto - me dice Dani mostrándome un típico paquetito de cocaína.
<< ¿Se estuvo drogando? No puede ser, de todas formas, debí adivinarlo. Los ojos estaban muy rojos.>>
Lo miré a su hermoso rostro que en estos momentos se encontraba obnubilado por solo él sabrá qué, miraba la pared, el techo y luego a nadie en especial. Su estado logró frustrarme que no quise esperar, cargué una fuente con agua helada y se la arrojé a la cara logrando de esa forma que despabilara por completo en cuestión de segundos.
Había comenzado a hablar incoherencias, hasta que los chicos viendo el estado tan deplorable en el que se encontraba, nos pidieron que nos retiremos y que los dejáramos que ambos se encargarían del ebrio drogado. Luego podríamos tener tiempo para hablar y aclarar cosas, el problema era que mi frustración, rabia, enojo y muchas cosas más, no tenían ganas de manejar.
Cuando las cosas fueron calmándose más y Ryan ya no estaba en mi campo de visión el peso de toda la situación cayó sobre mí. Mis amigas hablaban, pero yo no podía escuchar. Lo único en lo que pensaba era en lo ridícula que me veía, otro hombre que me engañaba y este lo hizo sin remordimientos bajo el mismo techo donde nos encontrábamos.
Yo estaba aquí a unos pasos de él, nuestros amigos incluso mis padres se encontraban a metros de nosotros, lo peor es que estábamos a días de un casamiento. Maldito sea. No logro entender por qué lo hizo, horas antes me había estado besando diciéndome que me quería y que lo nuestro, era real. Entiendo que no lo conozco, existen unas infinidades de cosas que desconozco, pero veía sinceridad en sus palabras. Fui una ingenua.