Una cita, tendría una cita real con Ryan. Admitía que estaba muy emocionada como una niña pequeña, una adolescente. Este cosquilleo que sentía en el estómago no lo sentía desde hace años. Hasta ahora las citas era algo a lo que me había negado por completo, no tenía ni ganas ni tiempo para salir y tener que poner una cara agradable y charlar de cosas triviales con un sujeto que no conocía. Sin embargo, ahora me sentía emocionada, eufórica todo el cansancio del día se hace pequeño en comparación y eso que fue un día agotador.
Habíamos llegado a la casa nuevamente, me dirigí rápidamente a la cabaña a prepararme para esa noche, pero luego del baño no pude hacer otra cosa que sentarme frente al tocador mirando a la nada misma pensando en todos mis sentimientos que se agolpaban en mi sin parar. Necesitaba centrarme, retomar el control y la calma. No pude evitar y pedí ayuda a mis amigas quería su apoyo porque en estos momentos no era capaz ni de elegir la ropa que usaría. Era un desastre.
- Gracias chicas por venir – digo cuando las veo ingresar a mi habitación con una gran sonrisa en sus rostros.
- No puedo creer que mi amiga la demente del control esté desesperada porque no sabe que ponerme para una cita – exclama Ximena burlándose de mí.
- Bueno, no te preocupes estamos aquí. Pongámonos manos a la obra – dice Daniela queriendo desenrollar mi toalla - ¿Qué haces aún en toalla? Ni siquiera la ropa interior te has puesto ¿Qué estuviste haciendo?
- Es que, de verdad, me nublé. Hace tanto que no salgo a una cita.
- Y en España no salías a citas – pregunta Dani toda curiosa en plan cotilla.
- Tenía mis aventuras sí, pero eran eso. No necesitaba esforzarme tanto. Además, no tenía tiempo para esas cosas.
Mis amigas se quedaron sorprendidas, es que yo no era así en el pasado. Siempre había sido la enamoradiza, ¡Por Dios Santo! Estuve por casarme. Era chapada a la antigua, pero cuando Esteban me traicionó algo en mí murió y todo lo que me definía en gran parte murió.
Igualmente, estos cambios en personas que sufrían algún tipo de ruptura o engaño eran bastante normal, incluso era muy común que buscaran desahogar sus penas enrollándose con diferentes hombres todos los días. Mi forma de actuar era algo similar, pero al contrario de hombres había elegido mi trabajo, trabajaba horas y horas sin pensar en volver a casa y cuando lo hacía llevaba trabajo conmigo, el único momento que pensaba en hombres era cuando mis “amigos con derechos” llamaban o yo los llamaba y venían para lo que se esperaba que sucediera. Sin esperar nada de nadie, ningún tipo de compromiso.
Mientras las chicas estuvieron balbuceando viendo que vestido podría usar y hurgando entre mis cosas, me perdí en mis pensamientos. Sabía que las cosas con Ryan estaban yendo rápido, pero todo en nosotros no era normal. Fuimos algo así como amor a primera a vista. Lo triste es que nadie más lo sabía, sería solo un secreto suyo y mío.
Pensar que estaba insegura al venir, me encontraba confundida segundos antes de conocerlo, pero cuando posé mis ojos en los suyos todas esas inseguridades y dudas desaparecieron. En lo único que podía pensar era en lo hermoso que era, lo varonil que se veía y lo increíblemente sexy que olía. También cuando descubrimos que seríamos los padrinos en la misma boda, había pensado solo en que caminaríamos juntos hasta el altar acompañando a nuestros amigos.
Desde ese primer momento todo había desaparecido de mi mente y solo Ryan Ryder lo ocupaba. El hombre más bueno, caballeroso y sexy que pude haber conocido.
Cuando terminaron las chicas se volvieron a colocar a mi lado y me estaban observando muy detenidamente, estaba tan sumida en mis pensamientos que cuando regresé a la actualidad me sonreían de una manera tonta.
- Vaya que te tiene mal – me dice Ximena
Ambas mostraron las varias opciones que habían preparado sobre la cama, agradecía internamente haber metido varios vestidos hermosos para noche. Sabía que había tomado una decisión buena al llamar a mis amigas para que me dieran una mano esta noche ya que no recordaba ni la mitad de los vestidos que había traído.
Daniela con el secador en mano mencionó que se encargaría de mi pelo, lo estuvo admirando y no paraba de decirme lo valiente que había sido en teñirlo de gris. Debía admitir que lo amaba, el contraste que hacía con cualquier prenda me fascinaba.
Ximena mientras tanto había tomado la misión de maquillarme con la idea de un maquillaje bastante natural, pero que tapara algunas imperfecciones, de esas que molestan a una y que nadie más los ve. Por suerte ella era especialista en ese tipo de maquillaje ya que para las entrevistas en cámara siempre trataba de verse lo más natural posible sin que resalte kilos y kilos de maquillaje en su rostro, sabía que siempre había odiado a esas mujeres que exageraban con el maquillaje logrando cambiar por completo su apariencia.
Finalmente, cuando ambas habían terminado simplemente faltaba elegir el vestido y los zapatos. Como no estábamos segura de que color vestiría Ryan las tres optamos por un vestido sobrio de color negro, entallado al cuerpo y de mangas largas con un hermoso escote de estilo bote. Acompañando al vestido unas sandalias de verano no tan altas de color blanco y una cartera de mano del mismo color.
- No puedo creer lo que lograron, les agradezco mucho – digo emocionada viéndome en el espejo, mi reflejo no parecía ser yo. El trabajo de amabas había quedado perfecto.
- Eso si amiga - dice Dani picarona – Para mañana queremos los detalles más minuciosamente contados.
- ¡Daniela! - La regaña Ximena, pero yo sabía que ella también esperaba esos detalles.
Las chicas se habían marchado mientras yo me quedé dando vueltas en la habitación, estaba por hacer un maldito agujero en el maldito suelo esperando a que Ryan venga por mí. Habíamos quedado que vendría por a las 9.30 p.m. y eran las 9.00 pero mi ansiedad no me permitía quedarme quieta. Como ya no sabía que más hacer y aún faltaba algunos minutos decidí abrir mi mail para estar al tanto, sabía que tendría alguno de los clientes que no entendían de que me encontraba de vacaciones entonces vería cuales eran sus dudas, aunque resolverlas no creía poder.