Llega el día del examen y como el maestro prometió, no me dejó presentarlo, ni siquiera me dejó entrar al salón y sólo me quede como idiota mientras todos trataban de contestar sus preguntas de opción múltiple. Sólo faltaba que me orinara un perro, pero mejor me callo porque no quiero seguirle dando ideas a la vida para seguir flagelándome.
Al día siguiente llegué derrotada y cansada de pensar como haré para pasar esa materia del señor Vidal. Entré al salón totalmente distraída y sin notar que mi lugar estaba ocupado, pero no sólo ocupado por cualquier persona. Entorné los ojos, pues no estaba segura de si me estaban fallando, pues quien estaba en mi lugar era el adonis de mis sueños... Erick.
Titubeé, pues no supe si esperar a que se levantara o pedirle permiso. Según mis nervios era mejor acercarme, pues era una gran oportunidad para cruzar una que otra palabrilla con él. Así que estaba decidida.
-Hola, creo que estás en mi lugar- Le dije muy tonta, como si no se hubiera enterado que estaba en un lugar ajeno- Me darías permiso para sentarme.
Ah!- Fue lo único que atinó a decir el muy cretino ¿Pero qué esperaba que dijera? ¿Por su puesto mi amor permíteme me arrodillo a tu lado para estar a tu servicio?
Por lo que a Erick respecta se levantó de mi banca y se dirigió al asiento contiguo que es donde estaba sentada la zorra que me lo había quitado. Y la cosa no paró aquí. Se inclinó para besarla y sentarse en sus piernas. Nunca pensé que esas piernas tan delgadas y estilizadas iban a aguantar a los 200 kilos que seguramente pesaba Erick. Me sentía como la peor imbécil de la tierra, no sólo había corrido al tipo más bueno de mi clase, sino que lo había lanzado a los brazos de aquella que no quería ni pronunciar su nombre.
-Maca ¿Qué te pasa? ¿Estás rara desde que llegaste?
-Maca ¿Qué te pasa? ¿Estás rara desde que llegaste?- Arremedé a Irlanda fingiendo voz chillona, pues parecía tonta haciéndome preguntas idiotas que no necesitaba responder en este momento.
-Yo sólo quería saber qué te pasa, no es para que te pongas así de agresiva.
-Perdona, estoy nerviosa, no me hagas caso ¿Sabes qué? No me siento bien, creo que me voy a mi casa, si el maestro pregunta por mi, dile que no me sentí bien del estómago- Lo pensé mejor pues no quería que nadie más escuchara esa excusa y me imaginaran en sus mentes cochambrosas toda diarreica en el baño- Mejor dile que me dolía la muela- No sé si la excusa de la muela era mejor opción pues, iba a quedar como una cochina que no se lava los dientes y por lo mismo le salió caries. Pero no importa, lo que sea con tal de salir de este martirio que me estaban haciendo pasar esa parejita de tórtolos junto a mi.
-Pero cómo te vas a ir, sabes que no andas muy bien en calificaciones y estos ya son finales, no te puedes ir así como así.- Trataba de convencerme.
-Me tengo que ir, luego nos vemos- Salí disparada como de rayo, pues creo que me estaba saliendo una lágrima del estúpido ojo ¿En qué momento me convertí en una imbécil romántica chica enamorada de un descerebrado como Erick?