La
[Enith Mejia]
21 de Agosto del 2018.
07:30 AM.
—¡Ya llegó Christian!— grita mi madre desde la planta baja.
Que inicie esta farsa.
Antes de salir de mi habitación me miro por última vez en el espejo, mi cabello esta suelto como de costumbre, hoy me atreví a usar una falda que me regalo Bianca el año pasado, es blanca como suelo usarlas y se supone que de mi talla pero por alguna razón me queda un poco grande de la cintura, ¿por qué?, estoy segura que subí de peso.
Las mallas blancas hacen que mis piernas resaltan, el rosa pálido de mi chaqueta me hace ver más brillante que de costumbre pero por las dudas me pongo un poco de base y labial, mi cara se ve más pálida cada día.
Doy unos pasos fuera de la habitación y lo veo, al pie de las escaleras esta ese rostro tan conocido, Christian esta esperando con una sonrisa y un ramo de girasoles, hoy se cumplen dos años desde que somos novios.
—Ratita, felices dos años soportandome — es lindo escucharlo, luce tan emocionado, su sonrisa es radiante y parece que planeó su outfit toda la noche, tan tierno.
Acepto el ramo de girasoles con una sonrisa, me toma de la cintura con ambos manos para levantarme y dar vueltas conmigo, nuestras risas se escuchan por toda la casa cuando ambos nos caemos de culo, el menso se tropezó con la alfombra.
—¿Estás bien? —pregunta entre risas.
—¿Tú estás bien?, te voy a matar aplastado.
—Eres tan ligera que no me harías ningún rasguño —falso.
—Felicidades— dice mi mamá apenas sale de la cocina, tiene una pequeña sonrisa en los labios, sé que realmente le gusta que este con Christian, a ellos siempre les agradó. —Muy bien, es hora de ir a la escuela, no lleguen tarde.
Después de una corta conversación ambos salimos de casa para subirnos al auto de Chris, a penas avanzamos unos metros me entrega su mochila, no entendía hasta que la abrí y noté un libro diferente al resto, los de Chris están perfectamente protegidos con una especie de plástico transparente casi invisible pero uno de ellos esta lleno de decoraciones y papeles rosa, no es su libro, es mío.
—Lo olvidaste en mi casa, dijiste que te dejaron una actividad así que la hice por tí para que no tuvieras problemas — okey, lo quiero abrazar hasta dejarlo sin aliento, pudo traerme el libro pero sabe que odio calculo así que hizo la tarea por mí para que no muriera de estrés, ¿no es el mejor novio?.
Christian es el chico perfecto, no solo es guapo, también es muy atento, divertido, paciente, inteligente, amable y cariñoso, sería perfecto si estuviera enamorada de él, creí que en algún momento pasaría pero no fue así y él lo sabe.
—Tendré entrenamiento así que terminaré tarde, ¿quieres esperarme o le pido a Antonio que te lleve a casa?.
—Iré al parque a tomar algunas fotos así que pídele que pase por mí a las cuatro.
Todos dicen que parecemos un matrimonio de ancianos, no es "tóxica" y jamás hemos discutido, somos mejores amigos desde los diez años así que nuestra comunicación es casi perfecta además que confiamos plenamente en el otro, incluso con el tema de que creo que no estoy enamorada de él lo conversamos, ambos estuvimos de acuerdo en continuar la relación aún así, la única condición es que si alguno de los dos no se sentía cómodo podría terminar la relación cuando quisiera, sin rodeos o reclamos.
Por ello funcionamos bien.
(…)
—¡Enith! —me llama Karla emocionada, como todos los días mi grupo de amigos esta esperando en la entrada.
—¡Hola!— saludamos ambos al mismo tiempo.
—¿Cómo te fue en la competencia de este fin de semana?— pregunta Jeremiah orgulloso, sabe la respuesta.
El resto de los chicos me mira fijamente con una enorme expectativa marcada en sus ojos, ¿qué pasará cuando los decepcione?, me aterra que llegue ese día, por eso entreno, no puedo fallar.
—Es obvio que ganó— responde Christian orgulloso, todos me abrazan y felicitan con emoción, es la cuarta competencia que gano este mes y aún así lucen emocionados como si fuera la primera, ¿por qué?.
Soy bailarina de ballet, se podría decir qué estoy cumpliendo mí sueño, cuando era niña visitaba el teatro de la cuidad todos los días, no me perdía ninguna actuación, me volví fanática de lo que transmitían, parecían tan delicadas, brillaban, sus rostros estaban llenos de confianza y pasión, quería que todos me vieran también de esa manera, quería transmitir lo mismo.
—Las clases están por empezar, entren—ordena Alex el más responsable entre nosotros, desde hace dos años es el que se asegura que no bajemos nuestro promedio por ninguno motivo, este año es mi tutor, es más mandón que de costumbre conmigo. —En, tu profesor de filosofía me dijo que te sigues durmiendote en las clases, debes de prestar más atención o bajarás tu promedio.
—Sus clases son temprano, me quedo dormida por que he estado entrenando más de lo normal — me quejo por primera vez en voz alta, mierda. Alex me abraza y apreta una de mis mejillas, sé lo que significa.
—Mentirosa— todos ríen al ver que descubrió "mi mentira", saben que no diría eso normalmente, desde que me conocen jamás me he quejado con ellos, lo entiendo, ellos no tienen idea del entrenamiento que inicie. —Ya hay que entrar, hablo enserio —ordena de nuevo algo enojado lo que nos hace correr adentro, Alex enojado da miedo.
Para mi mala suerte no comparto ninguna clase con ellos, conozco a la mayoría de mi aula pero no soy amiga cercana de ninguno, mis clases se tratan de escuchar a los profesores y conversaciones superficiales con mis compañeros, bastante aburrido.
—Trabajarán con un compañero para el proyecto, serán asignados al azar así que no vengan con quejas— informa el profesor, odio cuando hace eso, siempre tengo la mala suerte que me tocan con las personas que no hacen nada y termino haciendo sola el proyecto a las tres de la madrugada en casa de Chris.
Al parecer no soy la única que odia que sea de ese modo, todos parecen tan decepcionados con sus compañeros, un momento, ¿y yo?, no sobra nadie, ¿lo haré sola?.
—Señor Rut, no me asignó compañero ¿lo haré sola?—pregunto al profesor rogando que la respuesta sea un "sí".
—Mejia su compañera será la señorita Jux— no la conozco.
—¿Quién?.
—Enora Jux, hoy no está presente así recuerde bien su nombre por favor —el profesor parece tan cansado hasta de respirar así que no hago más preguntas, no conozco a nadie que se llame así en el aula.
(…)
Me aburren las clases pero no las odio, lo que más odio es la hora del almuerzo, detesto tener que ir a la cafetería, todo huele tan delicioso.