De Jenny, Con Amor

3. JENNY

3

JENNY

Las primeras fechorías de la nueva habitante de Villa Gris…

 

Con la llegada de Jenny se armó un disturbio bastante similar al de la llegada de los dos agentes. El mismo alcalde estuvo ahí para saludar a los recién llegados frente a las cámaras de electrovisión, y lo que parecía ser un improvisado comité de bienvenida con aspiraciones a convertirse en festejo local.

–¡Vaya!– exclamó jovialmente el gobernador –¡Años sin recibir un solo visitante, y ahora tenemos a toda una comarca de amigos del mundo exterior! ¡Es un gusto!

La primera reacción del señor Flowers, que no entendía una sola palabra en farlandiano, era suponer que se trataba de un lugar muy amigable y excelente para vivir. Por dentro, yo me preguntaba cuánto pasaría antes de que cambiara de opinión.

Su encuentro con mi padre fue más efusivo de lo que esperaba.

–¡Al fin nos vemos de nuevo, Ignacio!– dijo secamente.

El señor Flowers lo contempló, como si tratara de convencerse de que no se trataba de un sueño.

–Viejo amigo, ¿por qué?…

Si mi padre hubiese tenido algún corazón, estaba seguro de que la manera en que Flowers lo dijo le habría conmovido, pero con mi padre era muy difícil estar seguro de cualquier cosa. Jenny, por otra parte, parecía muy feliz.

–Llevo sólo quince minutos de conocerte Jaime– dijo ella –Pero me has causado una muy buena impresión.

Esa era la manera más sutil en la que se le podía llamar a un rescate de un avión hundiéndose en el fondo del mar.

Dirigí mi vista a mi padre, que seguía hablando con el señor Flowers, cada vez más fastidiado, mientras este le contaba sus penurias y travesías, utilizando cada centavo ganado para seguirle la pista a mi padre, y pedirle que cumpliera con su compromiso. A unos metros de ellos, el alcalde trataba de comunicarse con Burke y Porter, que hacían señas en un intento de traducir todo lo que estaba ocurriendo. Se les veía felices, como si nunca hubieran creído que podrían llegar a ser el centro de atención en algún evento, y mucho menos aparecer en las noticias.

Todos eran felices, en realidad. Todos, excepto el hombre que los había acompañado, el cual me miraba fijamente mientras a su alrededor todos los farlandianos celebraban.

Finalmente se acercó a mí, con cara de pocos amigos.

–Necesitamos hablar, Jaime Platas.

No supe exactamente por qué acepté, pero permití que me condujera a un rincón aislado a la orilla de un edificio y se presentó.

–Mi nombre es Seth Raven, y como seguramente sabes, los Flowers me contrataron para venir a esta isla a rastrearte.

–No estaba al tanto de eso– admití, encogiéndome de hombros –pero gracias por dejarlo en claro.

–Durante años– prosiguió –He sido un caza recompensas sin escrúpulos, Jaime. Nunca me ha importado atrapar a mis objetivos, ayudar a la gente pudiente y entregar a las personas que buscan, aún si son inocentes de lo que se les acusa. También soy un explorador de renombre, y he estado en lugares donde la gente apenas puede imaginar. Es por esto que soy un experto detectando cosas que nadie más ve, y eso me ha obligado a advertirte del peligro que corres.

–¿Peligro? ¿De qué habla?– le pregunté, intrigado.

–Durante tres días conviví con esa chica, Jennifer Flowers, y hay algo que debes de saber por tu propio bien.

–¿Y de qué se trata?

–¡Jenny está completamente loca!– soltó, y al ver que mi mirada indicaba confusión, se ocupó de contrariarme más –Ella es una criatura de caos puro, es agresiva, impulsiva, ambiciosa, egocéntrica y en ocasiones, puede llegar a ser muy cruel.

–Como cualquier adolescente. Eso es normal.

–Bueno, Jaime Platas. Si insistes en tomar mi advertencia como un juego, estás en tu derecho de hacerlo, pero créeme que pasé suficiente tiempo en esta isla, como para darme cuenta de que no están preparados para las cosas que el señor Flowers y su hija son capaces de hacer.

Después de decir esto, se perdió entre los arbustos, y no volvimos a saber de él.

–¡Jaime!– exclamó mi padre, al encontrarme del otro lado de la calle –¿Qué haces escondido por allá? Ve a platicar con tu prometida, y a conocerla bien.

Asentí y me di prisa en cruzar la calle, para encontrar a Jenny hablando con mis amigos Abraham y JL.

–¡Cielos!– exclamó este último –¡Qué cabello tan raro! Nunca había visto a una chica con el cabello amarillo.

–Entonces no sales mucho, ¿Verdad?– dijo Jenny con curiosidad.

–Escuché que es un color común afuera de la isla– dijo Abraham –Pero nunca pensé ver a alguien así. Es fascinante esto de los colores del pelo. Mi familia siempre ha sido de cabello verde. Mi padre lo tenía verde olivo, mi mamá lo tenía verde neón, y mi abuelo también, pero yo nací con el cabello azul.

–Dicen que si tu madre no toma suficiente clorofila durante la gestación, naces con el cabello azul– comentó JL.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.