El Castillo Real
El día de ayer fue el peor de mi vida. Y este se encaminaba a ser el segundo peor.
Habíamos empezado el viaje hacia mi nueva vida y abandonamos definitivamente nuestro hogar. En una caravana normalmente se tardaría dos semanas en llegar a la Capital desde mi pueblo. Pero cómo el importante Rey no podía demorar tanto tiempo fuera de su castillo (al parecer nadie sabía que había venido a buscar a su "prometida") nos adelantamos en un carruaje. Nuestras pertenencias llegarían después.
Entonces estábamos mi madre, el Rey y yo sentados en un espacio pequeño por cinco días. Por lo menos era un lindo carruaje, hecho de álamo negro con sencillos pero hermosos detalles que gritaban lujo por todas partes.
El interior era cubierto con finas cortinas, ocultando a sus pasajeros y suaves cojines para comodidad de los mismos. Los caballos eran majestuosos, fuertes y veloces y estaba segura que había guardias reales siguiéndonos sigilosamente. Mi madre y compañía se sentaban al frente mío.
Mi madre lucía uno de sus sencillos pero bellos vestidos suyos, color melocotón, que resaltaba su figura, estaba encantadora, con un lindo arreglo florar en su cabellera clara. Mientras que la compañía pues... hemos viajado ya tres horas y el Rey se las ha arreglado para no mirarme en todo este tiempo. Ni que lo fuera a comer.
Aproveché la oportunidad para observarlo bien. El Rey era bien parecido, supongo, con su cabello rubio perfectamente recortado y peinado hacia atrás. Aunque se podía apreciar unas cuantas canas solo le aumentaba madurez y presencia a su persona. Ojos de un profundo plateado miraban con desinterés hacia el paisaje que mostraba un espacio de la ventana. Quijada cuadrada y pómulos suaves. Vestía una lujosa pero discreta prenda.
Era curioso como parecía que nada le molestara, ni el traqueteo del carruaje por el camino, o la humedad que impregnaba el ambiente. Y aún sin corona se apreciaba la nobleza en su porte y perfil.
A su lado mi madre parecía encajar perfectamente con su gracia y bondad dando una imagen de... reyes. De vez en cuando se susurraban cosas que no me interesaba escuchar.
Y al parecer se estaban agarrando de las manos. Ugh ¿Cuántos años creen que tienen?
De repente tuve migrañas.
Me recosté en el asiento con cansancio, después de regresar de mi hermoso encuentro con Ronald traté de dormir, aunque sea unas horas, resultando en un fracaso absoluto. Me lamentaba cómo habían acabado las cosas con él. Tuve una tonta esperanza de verlo antes de irnos, que me buscara para una última charla, pero no fue así.
Me pregunto que pensarán los demás de nuestra repentina salida ¿Ronald les dirá la verdad? ¿Les creerían siquiera?
No importa. Me recordé. Ya no era mi vida, debía enfocarme en lo que venía.
El Castillo Real. ¿Qué se supone que debía pensar de eso? No conocía realmente nada del lugar al que voy. Realmente jamás me interesó salir de mi pequeño mundo, dónde tenía todo lo que quería. Una sensación fantasma apareció en mis labios.
Suspiré, no servía de nada estar lamentándose en silencio. Tomé una decisión y andar deprimida en la vida no me iba a ayudar. Piensa en algo productivo. Después de todo algo sabía de mi país. Vi una vez un dibujo del Castillo, no sé que tan apegado a la realidad sea pero era mejor empezar con algo.
Según ese dibujo el Castillo Real era una enorme construcción de cuatro torres y grandes murallas hechas de piedra loza, con espaciosos jardines llenos de flores exóticas y una gran reja que protege la puerta principal. La primera impresión que me dio fue que era un lugar... exuberante, pero vacío. Antes de todo, cuando éramos niños, jugábamos a cómo era la vida para aquellos que vivían ahí.
Sus habitantes.
Uno de ellos era la persona sentada frente mío. El Rey Lissandro Astley. Edad: 43 años. Ascendió al trono a la edad de 33 años de edad. Se casó a los 25 años con la fallecida Reina Elina de 24 años de edad. Dos años después nacieron los mellizos Hadrian Astley y Amery Astley. Ambos de ojos azules y cabellera rubia.
En el retrato que vi tenían como 9 o 10 años de edad. Su madre ya había fallecido, había una especie de soledad en sus ojos o tal vez fue mi impresión.
Actualmente deberían tener 16 años de edad.
Me preguntaba si los mellizos sabían de esta unión, o si se los ocultaron cómo a mí. ¿Cómo se sentirán al ver otra persona ocupar el lugar de su madre? ¿Al ver a dos completas extrañas llegar a su gran casa? ¿Se enfadarán? ¿Me darán problemas? Definitivamente no estaba lista para lidiar con dos príncipes.
Sé que al menos un centenar de personas servían en el Castillo, y me imaginaba que Nobles y demás personas distinguidas llegaban al lugar para "importantes" reuniones. Pero realmente la Familia que vive ahí solo son ellos tres. Bueno supongo que ahora serán... ¿5? La verdad me pegó. ¿Cómo fui tan tonta? Íbamos camino hacia la Capital, para que mi madre se case con el Rey de esta nación. Y yo estaba metida en esto. Por algo acepté este nuevo camino. Y cuándo mi madre se case con el Rey ella se convertirá en Reina y yo... su hija... me volveré...
Adiós, princesa.
Jódete.