Aquel día, el escritor al no tener inspiración decidió ir al ático de su casa y buscar antiguos escritos olvidados. Al estar acomodando el desorden del lugar, en un rincón encontró un viejo oso de peluche. Al mirarlo descubrió en sus desvencijados ojos la ternura de una infancia lejana. Se acercó lentamente y con sus manos lo tomó. El oso al ver a su viejo amigo preguntó - ¿por qué?- sin más el escritor lo abrazó llorando desconsoladamente le respondió - Tenía que volverme adulto, pero he vuelto -