Conforme me acercaba a aquella zona, los rugidos de la guerra se hacían cada vez más presentes, con la cabeza un poco más calmada con la situación, pensé mejor las cosas y en vez de volar baje hasta el suelo y caminé, sabía que el tiempo era crucial pero también estaba consciente de que las cosas ahora no estaban como para tomarlas a la ligera.
Cada calle que cruzaba era una posibilidad de encontrarme a alguna persona de Saturno esperando justo a la vuelta con un arma apuntándome directo a la frente, al llegar a las esquinas me detenía e intentaba asomarme para ver qué es lo que se encontraba al otro lado, esperando que solo estuviera la nada. Siempre he dicho que mi suerte no es la mejor de todas y en este momento iba a descubrirlo… Justo al asomarme por una de las esquinas mire al otro lado a varias personas que sin lugar a dudas eran de Saturno; estaban pisando las cabezas de varias personas más y a los lados se veían varias más.
- Dos y dos son cuatro. – Cantaba una de las 5 personas que estaban ahí mientras señalaba con los dedos a los que estaban en el suelo.
- ¡Cállate! – Dijo fuertemente uno de ellos. - ¿Huelen eso? – Termino de decir mientras olfateaba.
- Huele a… ¿Miedo? – Dijo otro, y apenas concluir de hablar volteo a mirar exactamente a la esquina donde yo estaba. – Te vi.
Al decir esas palabras pude sentir como toda mi piel se puso completamente pálida, comencé a hiperventilar y sin dudarlo corrí tan rápido como pude, lamentablemente no tuve tiempo de pensar y en vez de correr hacia atrás para que no me vieran, avance por la calle para cruzarla e ir del otro lado, evidentemente aquellas personas me tenían a completa vista, uno de ellos alzo su arma y la disparó acertando exactamente en mi pie y traspasando mi zapato, curiosamente no me dolió tanto como hubiera esperado y al ver mi herida vi que un dardo tranquilizante estaba completamente incrustado en mi pie, a causa del narcótico caí en un profundo sueño.
No sé si habrá sido por las ganas que tenía de encontrar a Ikoru, por la droga o por ambas situaciones que comencé a soñar con la vida que estaba empezando a tener en este sitio; podía verme a mí mismo en tercera persona acarreando cajas, canastas y bolsas de pan recién hecho dentro de la vagoneta, despedirme de aquellos 3 rufianes y comenzar a avanzar por este hermoso planeta entregando todos y cada uno de los pedidos, al terminar de hacerlo, ir al trabajo de Ikoru, pues ella también pedía uno siempre; entregárselo y comenzar a platicar sobre lo que queríamos para el futuro, ella siempre dijo que su sueño era tener un jardín repleto de girasoles y yo le dije que el mío era justamente vivir en paz en este planeta, conduciendo. Cosa que ya había logrado básicamente. En mi sueño hubo un momento que me hizo sentir muy triste, pues Kolhun estaba en el departamento jugando videojuegos, comienzo pizza y rascándose su pantorrilla con sus pies como solía hacer cuando iba perdiendo, y me hizo sentir mal pues este sueño quizás sea la última vez que lo vería, tras haber sido asesinado…
El sueño tenía que acabar en algún momento, pero cuando lo hizo parecía que yo había entrado en otro; abrí los ojos y Fabiola estaba justo frente de mi golpeando mi frente con su dedo índice, no podía escucharla pero mire claramente como sus labios se movieron y su rostro lo volteo hacia la derecha, seguí su mirada algo desorientado y mire en aquel sitio a Hernán y Genaro encima de todos aquellos sujetos, los habían derrotado y lo que es peor no habían sufrido un solo rasguño. Hernán me miro y se acercó a mí, Genaro simplemente me saludo a lo lejos y continuó observando a aquellos maleantes.
- ¿Estás bien? – Preguntó con esa, seria, atemorizante y horrible voz que tiene, Hernán.
- … - No respondí y en cambio intente asentir con la cabeza, pues aún me encontraba algo desorientado.
- Menos mal que se activó el chip nuevamente por unos minutos y pudimos verlo… - Decía Fabiola a Hernán con mucha tranquilidad.
- ¿Qué haremos con estos? – Preguntó Genaro a lo lejos.
- Sácalos de aquí. – respondió Fabiola, fue hacia donde estaban y les dio una fuerte patada. - ¡No se metan con los nuestros! – Decía furia a lo que Hernán fue donde ella, la tomo de los brazos y la llevo a otro lado, pues se estaba descontrolando.
Yo me quede ahí solo un momento e intente levantarme, pero aún estaba en mal estado, pues la droga que me habían inyectado con el dardo parecía ser realmente fuerte; me puse de pie y camine hacia donde yo pensé que estaba el baño, pues los señalamientos del almacén donde estábamos eso indicaban. Apenas abrir la puerta mi propio peso me venció y caí al suelo, sentí como unas manos me tomaron de la cintura y la voz de Fabiola dijo:
- Tranquilo, Javier. Lo que te pusieron en el cuerpo debió haberte matado… Seguramente te sentirás débil por varias horas más.
- I… - Intente decir pero no podía pronunciar palabra. – I…k…
- Tranquilo, la buscaremos cuando te sientas mejor. – Respondió ella colocando su dedo sobre mi boca, y dándome a entender que sabía perfectamente de quien hablaba yo.
Me quedé dormido y a diferencia de la vez anterior, ahora no soñé algo, pero pude descansar mucho más tranquilo, pues al menos ahora no estaba solo. Cuando desperté vi a aquellos 3 sentados en un semicírculo rodeándome, Genaro que me miraba penetrantemente fue el primero en hablar.
- ¿Estás mejor? – Preguntó con una voz relajada.
- Si. ¿Cómo dieron conmigo? – Cuestioné con curiosidad pues cuando firme el contrato, no leí que dijera algo sobre poder acceder a mi chip.
- Ella te rastreó. – Respondió Genaro señalando a Fabiola, quien agito su mano.
- Gracias, no sé qué hicieron para lograr rescatarme, pero la verdad es que tampoco quiero preguntar… Pero gracias.
- Tranquilo, siempre ayudaremos a los nuestros. – Agregó Fabiola. – ¿Y tu amigo?
- … - No pude responder, pues al mencionarlo se me cortó la voz y simplemente agite mi cabeza de lado a lado, negando.
- Entiendo. – Comentó por última vez Fabiola, se levantó y se fue, Genaro me dio una palmada en los hombros y siguió a Fabiola dejándome solo con Hernán, quien no decía una sola palabra.
El silencio a pesar de lo que se puede pensar, no era incómodo, en cambio era como si él estuviera intentando apoyarme por mi perdida, pero a su manera, y aceptando eso, me quede ahí solamente con su rara compañía. Media hora después Hernán dijo.
- Contáctala. – Su voz era seria, como si no supiera que la comunicación del chip no sirve.
- No puedo… - Repliqué con fuerza. – Los chips parecen tener una interferencia que imposibilita la comunicación.
- No en este momento, tendrás quizás 3 minutos para hablar con ella, hazlo. – Al terminar de decirlo, se levantó y mirándome asintió con la cabeza y se fue hacia donde estaban los otros dos.
Yo ya había intentado contactar con ella antes y me parecería extraño que simplemente porque él lo dijo funcionara… Pero decidiendo confiar en ese sujeto mal encarado, intente acceder a mi chip para llamarle a Ikoru.
- ¿Javier? – Respondió su voz tras unos segundos de intentar la llamada.
- ¡Ikoru!, Me da demasiada tranquilidad poder escuchar que estas a salvo… Lo estas, ¿Verdad? – Tenía que hacer esta pregunta pero a la vez, me moría de miedo por la respuesta que podría escuchar.
- De momento si… - Respondió ella mostrándome una imagen de todo lo que veía, las llamas lo cubrían absolutamente todo, cerca de ella pasaban habitantes de Saturno pero por alguna razón la ignoraban. – He estado con un grupo de personas, y gracias a ello he podido sobrevivir pero hoy nos encontraron, no me vieron y eso me permitió ocultarme, pero nos están cazando… Espero que mi suerte nos permita vernos pro…
- ¡Ikoru!, ¡Ikoru! – Repetía con fuerza, al haberse terminado la comunicación, el chip dejó de funcionar, y esto me hizo preocuparme poco más, estoy contra el tiempo…
Afortunadamente pude tener una actualización sobre el estado de ella y saber que sigue estando con vida, y ahora con estos 3 de mi lado, estoy bastante seguro que somos parcialmente imparables.