De mi a ti solo un paso, se interpone.

Capítulo 18: ¿Qué tan fácil es fingir?

La distancia que nos separaba de Ikoru era algo no mayor a 500 metros, pero justo donde se supone que debía estar las cosas eran horribles; estaba repleto de habitantes de Saturno y absolutamente todos ellos estaban causando destrozos, tenían a varios rehenes encadenados caminando sin descanso y completamente descalzos, sus pies aunque estábamos algo lejos podían verse sangrantes y algunos más en el suelo a causa del cansancio extremo.
Hernán que estaba delante de todos volteó a mirar a Fabiola y a Genaro, quienes nuevamente con una simple mirada entendieron todo, después Fabiola se acercó a mí y me dijo:
- La única forma de pasar de aquí, es ser como ellos… Afortunadamente dudo que sepan que somos terrestres, pero seguramente tendrás que hacer cosas que no quieres; si deseas sacar con vida a esa chica, espero que estés listo para todo. – Su voz era seria y su mirada no pestañeaba, esto no era un juego…
No pude ni asentir con la cabeza porque lo que planeaban era algo realmente estúpido, ¿Mezclarnos entre ellos? Es evidente que se darán cuenta que no somos de Saturno… O eso pensé; Hernán le dio un golpe realmente fuerte en el rostro a Genaro sacándole sangre a lo que su chip automáticamente se tornó en alerta naranja, Genaro le regreso el golpe y Fabiola golpeo igual a Hernán, Genaro volteo a mirarme y se quedó quieto esperando que hiciera lo mismo, me negué por completo y Genaro empezó a insistir hasta el punto donde tuve que hacerlo, y después de ello aquellos 3 comenzaron a caminar con naturalidad mostrando las armas que habían tomado antes, Hernán incluso escupió a varios de los rehenes, mientras que Genaro se burlaba de absolutamente todos, en cambio Fabiola estaba seria y no parecía decir una sola palabra, y por curioso que parezca eran completamente invisibles para los Saturnianos, pasaban entre ellos y les trataban como si fueran parte de su grupo, lo único que hicieron fue golpearse entre sí y dejar que la alerta de chip hiciera todo el trabajo…
Un poco más confiado por ver eso, avance lentamente sacando el arma, pero yo no podía actuar como ellos… Apenas llegar a la mitad de la carretera y los Saturnianos mirarme uno de ellos se acercó a mí burlándose.
- Esos no son los ojos de un asesino. – Dijo mirándome a los ojos y acercándose a mi rostro, olfateándome. - ¿De dónde eres?
- Del mismo lugar que tú… - respondí intentando sostenerle la mirada, pero mis manos temblaban con fuerza e intente ocultarlas dentro de mis bolsillos.
- Tus manos. – Agregó el sujeto incitándome a sacarlas.
- ¿Qué tienen? – Repliqué irguiéndome un poco para superar su altura.
- No te hagas el estúpido. Muéstramelas, creo que veré algo muy divertido. – El sujeto se alejó un poco de mí y acerco su brazo para sacar mis manos.
Yo estaba seguro que en cuanto las viera temblando sabría que yo no soy como ellos, y segundos antes de que lo hiciera, Hernán apareció detrás de él, su estatura era más alta que la de él, considerablemente, y su rostro denotaba rápidamente que era alguien con quien no debes de jugar, simplemente lo miró con furia, posó su mano sobre el hombro de ese sujeto y lo apretó con mucha fuerza, aquel rápidamente se quejó por el dolor y grito: “De acuerdo, de acuerdo; ya entendí.” Y simplemente se fue, sin decir algo más o siquiera discutir sobre mi posible procedencia.
- Deja de ser tú. – La voz áspera y gruesa de Hernán resonó en toda mi cabeza y junto con eso su rostro serio y parcialmente molesto.
No dijo algo más y simplemente se adelantó, entendí perfectamente lo que quería decir, pero. ¿Cómo se supone que cambiare mi forma de ser en segundos? Es algo imposible, Fabiola quien vio todo a lo lejos regreso conmigo y me abrazo por el hombro.
- No le tomes importancia. – Dijo ella, mientras me ayudaba a avanzar. – No tienes que cambiar lo que eres, simplemente tienes que fingir que eres algo que no eres…
- Eso tiene, aun menos sentido. – Respondí golpeándome las mejillas. – Yo no soy como todos ellos, y creo que nunca lo seré, para ellos matar puede ser algo cotidiano, para mí no es ni siquiera la última opción… Además de que no quiero ser así, y si puedo fingir que lo soy eso quizás signifique que de alguna manera puedo serlo, y no es esa la clase de persona que me enseñaron a ser.
- ¿Quieres salvarla? – Contesto Fabiola mirándome con tranquilidad y abrazándome un poco más fuerte.
- Claro que sí, ¿Por qué no querría? Al igual que querría salvarlos a ustedes… - Me entristecí un poco por recordar a Kolhun y como no pude salvarlo a él, y es algo que definitivamente no repetiría.
- Entonces, ¿Qué prefieres?, ¿fingir ser algo que no eres o volver a perder a alguien querido? – Al terminar de decirlo toco con su dedo índice mi nariz, me soltó y camino delante de todos.
Mi semblante cambio un poco; era claro que no quería perder a alguien más… Específicamente a ellos e Ikoru, que eran básicamente los únicos amigos que he tenido en mi vida, pude sentir como mi rostro frunció el ceño sin siquiera intentarlo y mi forma de caminar se hizo más tosca y errada, avance empujando a las personas y mirando con odio a todos los que me veían; podía ser uno de ellos, pero… “No tienes los ojos se un asesino”, fue algo que estuvo presente en mi mente.
- ¡Por allá! – Grité rápidamente, a Fabiola, Hernán y Genaro
Cuando voltearon a verme yo señale hacia una estructura completamente calcinada, y ese era el último sitio que Ikoru me mando por imágenes mentales, y verlo completamente destruido y derrumbado me hizo pensar inmediatamente lo peor, sin esperar a aquellos 3 comencé a correr esperando encontrar solo cenizas de la estructura y no de ella; al llegar al punto el olor era terrible, accedí a mi chip para ver exactamente el sitio de donde Ikoru me había mostrado lo que ocurrió antes, y al verlo hubiera preferido jamás hacerlo. El sitio estaba completamente aplastado por pedazos de concreto y metal del edificio que había colapsado, inútilmente corrí gritando su nombre e intente mover los escombros, Genaro se colocó a mi lado e intento ayudarme a levantar todo mientras que Hernán y Fabiola permanecían detrás cubriéndonos.
Cada estructura que sacábamos era una posibilidad más de verla ahí inerte, o de no verla ahí y tener esperanza de que hubiera escapado, pero como siempre he dicho: Mi suerte no es tan buena… En una de las estructuras que quitamos alcance a ver una mano muy dañada, al verla mi instinto me hizo querer aplicar más fuerza para mover los escombros y grité con más cadencia el su nombre, al menos hasta que vi en la parte de su muñeca una pulsera, pero no cualquier pulsera. Era un adorno que ella siempre cargó y que en varias ocasiones me dijo que era realmente importante para ella, una pulsera que su padre le había dado el día que se graduó de la universidad y que mantenía con ella, pues dado el trabajo de su padre todos los días era una probabilidad de no escuchar su voz nuevamente, completamente con el corazón roto por haber perdido a otra persona importante en mi vida intente quitar esa pulsera, pues nos era imposible retirar aún más escombros… La tome y me la coloque en mi muñeca levantando el puño hacia el cielo.
- Esto no se quedara así. – Dije fuertemente, Fabiola y Genaro bajaron sus cabezas a forma de respeto por la muerte de Ikoru y Hernán permaneció serio.
Caminé para irnos de ese sitio, y apenas dar unos pasos por todo lo que habíamos movido la estructura termino por debilitarse y caer nuevamente cubriendo por completo a Ikoru, esto es un adiós, pero estoy seguro que nos volveremos a ver en el más allá… O eso espero, pues lo que tengo en mente en este momento, es un boleto directo a otro sitio lleno de oscuridad después de la muerte.




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